viernes, 14 de noviembre de 2025

LO QUE DIOS QUIERA

TIRO A GOL 







Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Con Thomas Christiansen, Panamá consiguió cambiar la historia en El Salvador y Guatemala, en donde no se había podido ganar en partidos de las eliminatorias mundialistas. En ambos, con la soga en el cuello, por la manera como se complicó el camino a la Copa del Mundo de 2026. Por lo menos, con la victoria del jueves en el Trébol, se tiene asegurado un cupo en el repechaje continental.

El jueves se ganó el partido que se tenía que ganar, como fue la consigna en el Cuscatlán, con mucha presión, nervios, sufrimiento, hostilidades y sin pasar por alto el odio desenfrenado que le profesan a Panamá en Centroamérica, por lo menos en el mundo de las redes sociales. Sin embargo, la selección se sobrepuso a esas cargas e hizo valer la supremacía que tiene respecto a los salvadoreños y chapines, que por mucho que sus fanáticos ladraron por las redes, sus selecciones no mordieron.    

No voy a entrar en detalles del partido, pero sí hay que destacar, que en este tipo de compromisos la unión hace la fuerza, el jueves quedó demostrado con la entrega que se puso en la cancha. Así es que se ganan los partidos. No importa si se jugó bien o mal, lo que vale en una eliminatoria mundialista es la victoria.

Waterman hizo con un doblete, en acciones individuales y con remates sorpresivos, que no se habían dado en los primeros cuatro partidos, dos acciones que desequilibra cualquier sistema defensivo del rival. Fajardo, por su parte, uno de los más criticados, marcó el gol de la victoria. Los dos goleadores aparecieron cuando más se los necesitaba.




Ahora, el próximo martes, se viene el desenlace en que Surinam y Panamá se juegan el pase directo al mundial y al repechaje. Por allí escucho el clamor de panameños pidiéndole a Guatemala que termine con la frente el alto y con honor ante Surinam, como si El Salvador no viniera al Rommel Fernández también a finalizar con honestidad.

Me parece que Surinam ha sido la sorpresa del grupo y el mejor de los cuatro, por más que Panamá haya sido el gran favorito. Ellos, igual que los de Thomas Christiansen, están invictos y veo difícil, no imposible, que un equipo eliminado, desmotivado, desmoralizado y desanimado, los pueda derrotar. Pero como le escuché decir a alguien, en el fútbol cualquier cosa puede pasar. 

Surinam vino al Rommel e hizo ver mal a Panamá, fue el único de los cuatro del grupo que le metió dos goles a El Salvador en el Cuscatlán, el único que hasta el momento ha ganado en casa, el único que metió cuatro goles en un partido y  el más goleador del grupo. Tiene todo para terminar primero, pero así como en el fútbol puede pasar cualquier cosa, también se dice que un partido no se parece a otro. 

Guatemala será nuestro juez, si es que Panamá golea a El Salvador como se está ventilando en todos los corrillos del fútbol.

Pero me sumo a lo que dijo Christiansen, hay que ganar sin pensar en el marcador, porque eso también presiona al equipo. Lo importante es que los partidos son simultáneos, por lo que desde ya muchos están esperando una victoria en el Rommel, y que se repita lo que sucedió en el 2017, cuando Trinidad y Tobago, de local, sorprendió derrotando a Estados Unidos.

Vuelvo y repito. Surinam fue el mejor del grupo y aunque el fútbol no es de merecimientos, tiene grandes posibilidades de clasificar de primero, que sería justo si lo consigue.  Pero esperemos al martes.

Lamentablemente, Panamá no hizo bien las cosas en el Rommel Fernández, en donde dejó escapar cuatro puntos que hoy le están pasando factura. Por el momento que se mentalicen en ganarle a El Salvador con goles, y como siempre me dice una tía religiosa, que el martes en el Trébol: pase "lo que Dios quiera".

No hay comentarios:

Publicar un comentario