miércoles, 8 de octubre de 2025

OTRO OCTUBRE EN EL CAMINO

TIRO A GOL 



Últimos entrenamientos de Panamá. FOTO/Fepafut




Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


La estadísticas no juegan, lo reconocieron los propios entrenadores de El Salvador y Panamá, pero aunque no se quiera contemplar, lo del Cuscatlán es otra presión extra que se le suma a la que ya vienen arrastrando los jugadores panameños desde que comenzó la eliminatoria de la CONCACAF, para la Copa del Mundo 2026.

Por cosas de la vida, el mes de octubre se repite con otro partido crucial en las aspiraciones de Panamá, esta vez en una eliminatoria mundialista frente a El Salvador, para continuar soñando en alcanzar un segundo mundial.

El 15 de octubre del 2013 tocó llorar cuando se perdió de manera sorpresiva ante Estados Unidos en el Rommel Fernández, en el último partido de la eliminatoria para el mundial de Brasil 2014, que dejaba sin opción del repechaje al seleccionado que dirigía el panameño Julio Dely Valdés.

Sin embargo, el 10 de octubre del 2017 fue el día en que tocó llorar, pero de alegría, cuando se consiguió la histórica clasificación a la Copa del Mundo de Rusia 2018 en el Rommel, después de derrotar 2-1 a Costa Rica, en el último partido de la eliminatoria, con el colombiano Hernán Darío Bolillo Gómez como entrenador.

Con el danés Thomas Christiansen, que suma 78 partidos al frente de la selección de Panamá, siendo el que más veces la ha dirigido, debutó casualmente el 10 de octubre del 2020, en plena pandemia, derrotando como visitante 0-1 a Costa Rica, en un amistoso en el estadio Nacional de San José.

Por esas cosas que tiene la vida, este viernes 10 de octubre se visita a El Salvador, ocho años después de que se consiguiera la clasificación a la Copa del Mundo de Rusia 2018, y cinco años luego de que Thomas Christiansen dirigiera por primea vez a Panamá en un amistoso.

Este viernes 10, la selección nacional tiene la responsabilidad de sacar por primera vez un buen resultado en el Cuscatlán, para mantenerse con vida en la eliminantoria, en un mes, que en lo que va de este octubre del 2025, ha sido nefasto para el fútbol panameño, después de las eliminaciones de Panamá en el Mundial Sub 20 de Chile y de los clubes Plaza Amador y Sporting San Miguelito, en la Copa Centroamericana.   

En fin, por todo lo que se juega el viernes, este compromiso en el Cuscatlán ha despertado mucho interés como nunca antes despertó ninguno de los seis partidos que Panamá jugó y los perdió allí por eliminatorias, incluyendo al propio Thomas Christiansen en el 2021.

Por otra parte, si pretendemos quitarle presión a lo del Cuscatlán, para tener solo pensamientos positivos, no deja de ser un hecho inherente al embrujo del coloso de Monserrat, donde Panamá perdió 4-1 en 1976 (gol panameño de Néstor Hernández), 4-1 en 1980 (gol de René Mendieta), 3-2 en 1996 (goles de Jorge Dely Valdés), 2-1 en el 2004 (gol de Julio Dely Valdés), 3-1 en el 2008 (gol de José Garcés), y 1-0 el 7 de octubre del 2021, con Christiansen como entrenador.

Hasta mucho antes de comenzar la fase final de esta eliminatoria, Panamá figuraba favorita por primera vez en estas lides, ante la ausencia de los tres países sedes del mundial, por su buen desempeño en los torneos regionales y en la última Copa América, pero pareciera que ese favoritismo tiene presionado, de momento, a los jugadores.

No quiero pensar, que Panamá también sea presa, de manera indirecta, de una frase que se le atribuye al entrenador argentino César Luis Menotti, cuando dijo sobre Colombia, que "Si querés ganarle a los colombianos decile que son favoritos".

Después del segundo empate con Guatemala en el Rommel Fernández, que dejó mal parada a la selección nacional, el tema del Cuscatlán recobró vida, se ha hecho viral en las redes, convirtiéndose en otra presión extra para los jugadores, donde la ansiedad de sacar un buen resultado, por lo menos un empate, para mantenerse con vida en la eliminatoria y terminar con el maleficio del coloso de Monserrat, es casi un pedido a gritos por la afición y los medios.

Pero por más que los medios, los aficionados y en las redes se pongan en los zapatos del entrenador y el de los jugadores, son el propio Christiansen y sus dirigidos los que tienen la última palabra.

Sea con el plantel habitual de todos conocidos, o cambiando el once para distraer al Bolillo Gómez, quien conoce a los panameños tan bien como Christiansen, o con el sistema que se le antoje, este encuentro servirá para conocer el verdadero temperamento y carácter de los jugadores panameños. El viernes nos mostrarían si tendrán cabeza fría para hacerle frente a este gran reto que se le presenta en El Salvador, en el que no quisiera estar en el pellejo de ellos.

No creo que en estos momentos haya un salvador en la selección nacional, porque el problema de Panamá es de equipo, de mentalidad, y en parte también de dirección, pero en este tipo de compromisos, siempre hace falta de un atrevido, que aparezca con una genialidad individual.

Es claro, que así como para Panamá este partido es de vida o muerte, El Salvador también tiene presente, que ellos tienen el destino en sus manos en el coloso de Monserrat, con un técnico que conoce su rival, y que tiene camerino para motivar y hacerle ver a sus dirigidos, que a pesar de algunas ausencias por lesión, tienen con qué para derrotar a los panameños.

Desde el punto que se quiera ver, es un partido difícil para estas dos selecciones, que a pesar de los momentos críticos en el comienzo de la fase final de la eliminatoria, ambos llegan con muchas ilusiones. 

Bolillo Gómez dijo una verdad durante una reciente entrevista, mencionó que ahora "no hay favoritos", porque en dos fechas todos están luchando practicamente en igualdad de condiciones, lo que es el reflejo de lo que muestran los resultados y la clasificación general. Saben que Panamá, la que era consideraba favorita, se está tambalenado y que el viernes tienen la gran oportunidad para rematarla y tratar de noquearla.

Por parte de los panameños, cada jugador tiene el destino de la selección en sus piernas, en su cabeza y en su actuar, independiente de lo que disponga en la cancha su entrenador. Todo lo bueno que se ha hecho en los 78 partidos con Christiansen, que le ha valido aplausos de propios y extraños, tiene que volver a aparecer, tal vez en el partido más importante para esta generación, o por lo menos para su entrenador. El ser favorito ya no importa ni el maleficio del Cuscatlán, lo que contará será la actitud de cada uno de los que salgan a la cancha y de los que ingresen como recambios.

El viernes solo ellos y nadie más que ellos, serán los dueños de la verdad, para cambiar la historia, en otro octubre que para Panamá ha sido a la vez, tanto grato como ingrato.

 El presente y el futuro está en sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario