TIRO A GOL
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Me conmovieron las declaraciones del mundialista Ricardo Ávila, que se quebró en llanto mientras lo entrevistó el colega Raúl Ochoa de Batacazo, después del partido en que su equipo UMECIT empató a un gol con el Tauro, en el Rommel Fernández.
Es como si Ávila se hubiera desahogado de todo ese peso que llevaba dentro de ese cuerpo, seis años después de haber jugado la Copa del Mundo de Rusia, cuando tenía 21 años de edad.
Su vida tuvo un cambio rotundo en los últimos seis años, cuando hasta el 2018 el destino le apuntaba un futuro promisorio. De más está decir, que Ávila quedó en la historia del fútbol panameño con la primera asistencia de gol en una Copa del Mundo, en la anotación de Felipe Baloy.
Entonces vino una penosa lesión y más adelante su voluminoso peso, que le fueron cobrando factura. Por un tiempo desapareció de la faz del fútbol, hasta que desde hace poco tiempo para acá viene intentando recobrar su estilo de hace seis años.
"Sinceramente todos los días me critico, que si no hubiera tenido la lesión y no hubiera subido de peso", dijo Ávila, antes de quebrarse en un llanto. Más adelante prosiguió señalando que, "a veces me da tristeza de verme así, porque creo que tenía un buen futuro y creo que no lo supe aprovechar", allí no aguantó, hizo un alto parar llorar.
Luego retomó la entrevista y apuntó que, "A veces paso por cosas difíciles y no estoy pasando por un buen momento mentalmente. Creo que puedo aportar a mi institución o en mi selección, o a cualquiera. Son muchas cosas...Hoy me vi con mi nivel del 2018. Creo que tengo material para dar", dijo entre sollozos el mundialista de Rusia 2018.
Primero que todo, es importarte desahogar las penas sin la necesidad de una botella de alcohol, hoy con 27 años, Ávila puede recobrar el fútbol que le robó la lesión y su voluminoso peso, pero todo está en él mismo.
Hay ejemplos de futbolistas que se lesionaron y volvieron a convertirse en lo que eran. Radamel Falcao tuvo dos lesiones de ligamentos, pasó momentos difíciles y hoy con 38 años todavía está jugando.
Toti tuvo una fractura de peroné y de la cápsula de ligamentos del pie izquierdo, a pocos meses del mundial del 2006, se recuperó en tiempo récord, lo jugó y fue campeón con Italia.
Hoy la lesión de Ávila es pasado, lo que necesita urgentemente es recuperar el peso ideal y recobrar la autoestima con la que jugó la Copa del Mundo. Todavía es joven para levantarse, lo importante es que la clase la mantiene. "El que sabe, sabe", como me decía una profesora. Ahora todo está en su mente, si cree en que puede recuperar el Ávila del 2018 y no seguir dándose golpes de pecho por lo que una vez fue y no prosiguió.
No solo pasa en el fútbol, sino que en la misma vida. A veces se desaprovechan las oportunidades, que en parte puede ser también por una enfermedad, pero después de que se recupera, pensamos que esa enfermedad acabó con un porvenir.
Recuerdo una vez cuando Ávila era pretendido por un club colombiano en momentos en que estaba jugando en un club de juveniles en Bélgica. Dijo que eso era un retroceso, como se suele escuchar hoy en las redes con el caso del Puma Rodríguez.
Está claro, que el presente de Ávila es un retroceso por lo que es hoy, pero todavía existe una manera de recobrarlo, sí se lo cree, en un país donde hay muchos jóvenes esperanzados en salir a Europa para alcanzar su sueño europeo.
Ávila con 27 años está joven. Quisiera yo tener hoy esa edad. Sin embargo, tiene una gran ventaja respecto a esa ola de jóvenes que aspiran el estrellato en el viejo mundo. Usted, al menos tiene una Copa del Mundo, la jugó, fue protagonista, tiene que trabajar en base a esa experiencia.
Todo se puede con una alta dosis de disciplina y responsabilidad, no solo con jugar al fútbol. Tiene que ser un ejemplo para su cuerpo fuera de las canchas. Son dos complementos necesarios.
En el deporte como en la vida, se pierde y se gana. Del fútbol se dice, que siempre te da revancha. Usted puede, pero necesita creérselo, si no consigue llegar a la selección, al menos se puede hacer el intento. Lo mejor está en ganarse los aplausos y la admiración de propios y extraños, cuando recupere ese nombre, mientras los más pelados lo señalen como el jugador que asistió en el primer gol de Panamá en una Copa del Mundo.
En Colombia hay un ejemplo con el mismo James Rodríguez en la selección. El fútbol le dio una segunda oportunidad.
Espero, Ávila, que la próxima vez que lo vea llorando, sea de alegría por haber tenido una revancha en lo que más le gusta hacer.
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