TIRO A GOL
Campo Elías Estrada
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La selección Colombia hizo que todo un país la sintiera como suya. Previo a la final, el entusiasmo era total. La bandera nacional comenzó a ponerse en muchos hogares una semana antes de la celebración del 20 de julio. Donde vi el partido, por ejemplo, todos nos pusimos de pie a la hora del himno nacional y lo cantamos con mucho fervor. Hubo sentimiento de Patria.
Muchos colombianos estaban convencidos de que Argentina no tenía las armas para derrotar a los de Néstor Lorenzo, que se había ganado el cariño de propios y extraños por su regularidad en el torneo. Por ende, con el pasar de los partidos se ganó el mote de favorito para llegar a la final.
Sin embargo, en el Hard Rock Stadium, Argentina mostró su jerarquía de campeona del mundo y vigente campeón del torneo. Pese a que se había especulado que los organizadores le había arreglado el calendario para que su camino fuera más fácil, frente a Colombia mostró de lo que estaban hechos sus jugadores para hacerle frente a su cuarta final en cuatro años.
Frente al Ecuador, en cuartos de final, los argentinos lucieron irreconocibles mostrando su peor versión, en un partido en que su rival había desperdiciado una oportunidad monumental para vencerlos, con errores garrafales en la definición, hasta que el Dibu Martínez se erigió en el héroe en la definición de los penales.
Ya en la final, Argentina y Colombia sufrieron como no había sucedido en sus cinco partidos anteriores, en un compromiso difícil para los dos, a veces de ida y vuelta, que comenzó con una Colombia fuerte, llevando el tren del partido a través de la posesión del balón, pero que con el correr de los minutos, mostraba a una Argentina más entera y más fuerte, que tuvo varias llegadas de peligro, en un encuentro, por momentos parejo, que se fue a los tiempos extras y que sentenciaba, que el que metía un gol ganaba, como en efecto resolvió el cañonero Lautaro Martínez.
Lamentablemente, en la final, Colombia desentonó un poco, sin mostrar esa cara que se había enseñado internacionalmente, sus mejores figuras no pudieron aparecer ni menos resolver, en parte, por el rival que tuvo en frente que no dio mayores libertades.
La salida de Lionel Messi por lesión a los 66 minutos y el ingreso de Nicolás González, aportó más fuerza a los argentinos, con un jugador que le dio más consistencia a su selección.
Al final, hubo que reconocer la realidad y la derrota, con una selección que hizo sentir más colombiano al colombiano, y que nos hizo gozar y creernos que había equipo para coronarse. Nos sentíamos orgullosos por el rejuvenecimiento de James Rodríguez, la fintas de Luis Díaz, Richard Ríos, Jhon Arias, entre otros y, en especial, con Davison Sánchez y Jefferson Lerma, que para mi fueron los más regulares de la selección. Por un momento nos creímos que los argentinos no tenían con qué derrotarnos. Lo sentíamos más con el corazón que con la cabeza.
La derrota nos dejó, finalmente, como lección, que se cayó ante un rival acostumbrado a estas batallas finales, que después de una larga sequía de sufrimiento en la que no ganaba nada, resurgió como el ave fenix , gracias al aporte del entrenador Lionel Scaloni, el artífice de este renacer argentino con dos Copas América, una Copa del Mundo y una finalissima.
Argentina se coronó bicampeona con una generación de interesantes jugadores que vienen jugando juntos desde hace cuatro años, en la que dos de sus íconos, Ángel Di María, se despidió de su selección en la final de la Copa América, mientras que Lionel Messi quema sus últimos cartuchos.
En la Eurocopa, que finalizó el mismo domingo que la Copa América, España ratificó ante Inglaterra que fue la mejor selección del torneo, en cambio, en la final del torneo americano, Colombia no pudo corroborar lo que había hecho en el torneo.
Hay una simple razón entre uno y otro torneo, en la Copa América, Colombia enfrentó a la selección número uno en el ranking de FIFA. Y eso dice mucho.
Finalmente, los organizadores de la copa distinguieron como el mejor jugador del torneo a James Rodríguez, que volvió a tener un segundo amor con la afición colombiana.
Se tenía que decir y se dijo. Un abrazo.
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