COPA AMÉRICA
Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com
El hecho de que Panamá esté a horas de competir en su segunda Copa América era impensable en otros tiempos. ¿A quién de mi generación o más adultos, se le hubiese pasado por la cabeza que alguna vez participaríamos en el torneo continental más viejo de la FIFA?
A finales de los años noventa, Marco Ameglio, que aspiraba a la presidencia de la federación, tuvo la osadía de insinuarlo, soñando en pasarnos de la CONCACAF a la CONMEBOL, entonces los medios lo tildaron de loco.
Pero como ha pasado en diferentes situaciones de la vida, los cambios se han dado y el fútbol no es ajeno a ese hecho. En este caso, el balompié panameño es un ejemplo vivo.
Para los que hemos visto la metamorfosis del fútbol panameño, haber participado en una Copa del Mundo, y como ahora, en una segunda Copa América, es un logro que en nuestros tiempos era impensable, pero que hoy es una realidad, debido en gran parte, a la superación deportiva de nuestros futbolistas, junto a los cambios de mentalidad de la parte dirigencial, y del aporte de los entrenadores nacionales y extranjeros. Y eso, que en materia de infraestructura continuamos deficientes.
Producto de ese crecimiento que se ha dado en el fútbol panameño, se ganó a pulso sus dos participaciones históricas en la Copa América, que junto a la Eurocopa, son los torneos de selecciones más importantes de la FIFA.
La primera, se dio un año después de que Chile ganara como país sede la Copa América del 2015, entonces la FIFA celebró los 100 años del torneo continental en Estados Unidos. Panamá consiguió el derecho de buscar su clasificación en un repechaje ante Cuba, después de su tercer lugar en la Copa Oro de ese año.
Panamá quedó en la historia como uno de los 16 países (10 de Sudamérica y los 6 de Concacaf) en jugar la Copa Centenario, que data de julio de 1916, el entrenador fue el colombiano Hernán Darío Gómez.
Sin embargo, la clasificación a la Copa América del 2024, que venía precedida de la final en la Copa Oro, es todavía más histórica, pues se tuvo que buscar la clasificación en dos partidos de ida y vuelta ante Costa Rica, en el marco de los cuartos de final de la Liga de Naciones de CONCACAF, en noviembre del 2023.
Si participar en una Copa América era impensable, también lo fueron las dos victorias sobre Costa Rica, en un lapso de cinco días, por 0-3 de visitante y 3-1 de local.
Lamentablemente, hasta allí llegó la alegría de muchos. Sobre todo, para la gente que maneja información de primera mano y que son tendencia en las redes sociales. El entusiasmo había pasado la línea de la realidad hasta el extremo de llegarse a pensar, que con este equipo del danés Thomas Christiansen, se podía derrotar al que se le pusiera en frente.
Luego vino la Liga de Naciones de CONCACAF, donde por segundo torneo no se pasó de los cuartos de final y, recientemente, los dos primeros partidos de la eliminatoria para el Mundial del 2026, donde a pesar que se le ganó a dos rivales caribeños, la sensación fue más de dudas que de alegría.
Frente a ese sabor amargo que ha dejado la selección en sus últimos partidos oficiales de este año, se viene la Copa América, con algunas bajas de consideración y un pesimismo general.
Ahora que veo, leo y escucho a los que son tendencia en las redes, los noto asustados, excusándose con las bajas y el flojo nivel del equipo, además de temerosos porque Uruguay no nos repita otro 5-0, como en el último amistoso, o un 5-1 de Estados Unidos, como en la eliminatoria para Catar 2022, ambas con Christiansen.
AL OÍDO DEL EQUIPO
Si tuviera que decirles algo al oído de los jugadores y del cuerpo técnico, les diría que no tengan ese temor que hoy exteriorizan por las redes los que son tendencia. El hecho de estar en este torneo es un privilegio. La Copa América es muchísimo más importante que la Copa Oro. Este es un torneo que se ve en todos los continentes. Ustedes van a estar ante los ojos de todo el mundo.
El hecho de que ya algunos jugaron la Copa del Mundo de Rusia, es una gran ventaja para los que tuvieron esa experiencia. Ustedes son unos afortunados por participar en una Copa América que para muchos, como este servidor, era impensable. ¿Cuántos exseleccionados no hubieran querido tener esa oportunidad que hoy tiene esta generación de jugadores?
Es obvio, que este torneo es difícil, pero ustedes se ganaron a pulso ese derecho. Que hoy no tengan el mismo ritmo de finales del 2023, no es excusa para no intentar hacer una digna presentación.
Aunque todavía lo sostengo y lo confieso, desde que se conoció el sorteo, que el primero y segundo lugar se los tengo destinado para Uruguay y Estados Unidos, pero son los jugadores panameños quienes tendrán la última palabra. Incluso, si hoy se tuviera ese mismo ritmo de finales del 2023 y al grupo entero, la historia, pienso, sería igual de difícil.
La Copa América siempre será una vitrina importante para la selección panameña, porque la dará a conocer internacionalmente. En Sudamérica no es mucho lo que se conoce de la Concacaf, en especial, del fútbol centroamericano, solo se sabe más de México y Estados Unidos.
Ahora, de que en el grupo, a Panamá le haya tocado con Bolivia, al que ya se le ganó y se lo enfrentó en el torneo del 2016, y a Estados Unidos, que se lo conoce al dedillo por ser parte de nuestra confederación, le abriga algo de esperanza al aficionado y al mismo equipo.
En Rusia, Panamá fue último del mundial. Se hizo un papelón, pero nadie se murió por eso. Hoy, algunos de los que estuvieron en esa Copa del Mundo continúan en la selección. La vida no se le acabó a los jugadores por haber sido la cenicienta de ese mundial. Siguió su curso.
A la Copa América hay que ir a divertirse, tratar de hacer una buena presentación, sin miedo a ningún rival, pero con respeto, y una manera de respetar, es hacer un partido responsable en el que la concentración y la solidaridad en la cancha sea de los once jugadores.
Espero que Thomas Christiansen no cambie su patrón de juego, aunque todos sabemos que tendrá que ser precavido. Si se va a atacar, hay que saber defender Se puede perder, o lo que sea, pero sin renunciar a la identidad que se le ha impuesto al equipo. Tampoco es que se vayan a poner todos debajo de la portería. Los verdaderos puntos por partido serán en la eliminatoria.
Que el miedo y el temor se quede con los que son tendencia en las redes, los jugadores tendrán que sacarle dividendos a esa vitrina, para que sus nombres sean recordados. Todos los que estarán en la cancha conocen como es el fútbol afuera. No son ningunos aparecidos.
El objetivo en la eliminatoria es clasificar al mundial del 2026, el de la Copa América, es el de utilizarla como un termómetro para mejorar lo que hasta el momento se ha hecho mal.
Recordar, que cuando se va a una Copa del Mundo o a una Copa América, siempre se enfrentará a rivales de peso, superiores en todo, pero ese roce ante este tipo de rivales es lo que le servirá a cada jugador para crecer en su carrera. Lo que les espera será un verdadero baño de fútbol.
Nada de nervios. Pase lo que suceda, el balón seguirá rodando y ustedes seguirán jugando.
Lo importante para mi, como para muchos de los que pasamos los 60 años, es que volveremos a ver a Panamá en una Copa América. Algo que hasta antes del 2016 era inimaginable.
"A jugar sin complejos y con el alma", como sentenció el mundialista en Rusia 2018 y hoy titular indiscutible de este seleccionado, Eric Davis.
¡Suerte, muchachos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario