CON LOS PIES EN LA TIERRA

TIRO A GOL 

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Selección femenina  FOTO/Fepafut

Campo Elías Estrada

cestradacampo@gmail.com

Este domingo, la selección femenina de fútbol de Guatemala le dio una lección a su par de Panamá, con una victoria en Penonomé (2-3), me imagino que impensable para todos los panameños, después de la goleada que le había propinado el equipo nacional, unos días antes, en tierra chapina.

Hace unos días, el equipo masculino había sacado un empate en Guatemala, que en otros tiempos significaba una victoria, pero que ahora, por este sistema raro de competencia (Torneo clasificatorio a la Copa Oro W 2024), dejó mal parado al equipo de Thomas Christiansen, a raíz de la victoria de Trinidad y Tobago, que comanda el grupo de seis.

Ambos resultados dejaron un malestar entre los aficionados periodistas, que pensaban que Panamá debió de pasarle por encima a sus dos rivales, por el hecho de haber sido subcampeón de la Copa Oro, en el caso de los varones, y por su participación en el Mundial de Nueva Zelanda y Australia, en el caso de las mujeres.

Y así sucedió hace cinco años, cuando el equipo mayor participó en el Mundial de Rusia 2018 donde fuimos últimos, y aún así se pensó que por haber participado éramos mejores que todos en el área.

Ahora está pasando igual con el equipo femenino. En el Mundial de Nueva Zelanda y Australia, Panamá perdió sus tres partidos de la fase de grupos, igual que otras tres selecciones más.  Quedamos ubicamos en el puesto 31 entre las 32 participantes, por encima de Vietnam, que fue última, con una diferencia de goles de -12, y por debajo de Haití (-4), y Costa Rica (-7), que ocuparon los puestos 29 y 30, respectivamente.

Cuando veo estas estadísticas, no sé de que nos estamos vanagloriando. El hecho de haber participado en nuestra primera Copa del Mundo varonil y femenina, es histórico. Lo aplaudo y lo festejé en su momento. Pero solo hasta allí.

Hoy se piensa, que por el hecho de haber jugado la tercera final de la Copa Oro con el equipo masculino, la selección tiene licencia para ganarle a todos los de la UNCAF, como si el progreso en el fútbol del área fuera exclusivo del equipo panameño y que el resto de los países sean unos mancos

El fútbol le puede dar licencia al periodismo de hoy, con ese nuevo estilo de informar, donde algunos parecen más fanáticos de las selecciones que comunicadores, pero no le puede dar licencia a los jugadores ni a las jugadoras, para creerse más que los vecinos del área. 

Que yo sepa, una selección puede ser espectacular en un torneo o partido, pero en el siguiente, después de un lapso de tiempo, los jugadores pueden llegar por debajo de su nivel o de lo que sea. Es difícil pensar en que un equipo sea constante al que estuvo en su última presentación, porque en la vida todo es cambiante y el fútbol no escapa a esa realidad.

Me atrevo a especular, que hoy las redes sociales están haciendo mucho daño, sobre todo en países como el nuestro, en el que nadie puede desconocer que se ha avanzado en este deporte. Panamá es el país del área de la UNCAF con el mejor crecimiento, lo que no admite dudas, pero esa expansión de las selecciones se quedó corta frente el crecimiento del nuevo periodismo.

Hoy tenemos a una camada de comunicadores jóvenes muy pintoresco, intrépidos, valientes, y hasta cierta forma temerarios en sus opiniones y conjeturas. 

A veces cuando afirman algo sobre el crecimiento del fútbol panameño o de cualquier jugador, yo me pellizco para ver si estoy vivo, y le pregunto a mi hija: ¿En qué país estamos? En Panamá, papá, me contesta, con la interrogante: ¿Qué te pasa?

A veces me parece que este mundo mediático del fútbol en las redes sociales, toca directamente al jugador o jugadora, que son grandes consumidores de esta tecnología. Hoy muchos jugadores jóvenes pueden creerse todo lo que se escribe o se dice de ellos. Los calificativos que se utilizan por las redes o en los programas de televisión, para describir a un jugador o a un equipo, son espectaculares.

Ni en los tiempos de Julio Dely Valdés o Rommel Fernández, que han sido los dos futbolistas más grandes y completos que ha tenido el fútbol panameño en Europa, se llegó a idolatrarlos con calificativos tan extravagantes. Pero ese es el nuevo periodismo, en el que tal vez yo y los de mi generación hubiéramos sido unos fracasados. De todos modos se les respeta. 

Por eso pienso que los jugadores de la selección están perdiendo su originalidad, no se cuánto tenga que ver las redes, pero pareciera que en el partido de la selección varonil de Panamá contra Guatemala, algunos quisieron lucirse por encima del grupo. Ismael Díaz fue un claro ejemplo de ese intento de robarse el show solito. 

El domingo, con el equipo femenino, independiente de los errores que haya tenido el técnico, me pareció ver a una selección que pensó que con el 0-3 en la ida, y  el solo nombre de Panamá, mundialista en 2023, le bastaba y le sobraba para ganar.

Hoy los jugadores y jugadoras deben entender que cada partido es diferente del anterior, que ese tema de suplentes y titulares, no es tan válido en nuestro fútbol. Que no podemos creernos que tenemos la aureola de ganadores antes de un juego, por el hecho de haber jugado una final o venir de participar en un mundial. 

No permitan, sobre todo para las jugadoras de la selección, que esa licencia de creerse más que el resto del área se anide en sus pensamientos antes de una competencia. Esa licencia le pertenece al nuevo periodismo. Ustedes traten por ser mejores en cada partido, sin menospreciar al rival.

Pueda ser que esta derrota contra Guatemala las aterrice de nuevo a la realidad, para mantenerse con los pies en la tierra. Es importante hacerle entender a las chicas, que no se dejen seducir por lo que se dice en las redes. 

Vivan su realidad. Cuando las chicas clasificaron al mundial todos nos sentimos orgullosos, pero una Copa del Mundo no ha cambiado la realidad del fútbol panameño, ni la va a cambiar. Todavía estamos en un largo proceso de crecimiento y para seguir creciendo hay que hacerlo con mucha inteligencia y responsabilidad.