lunes, 17 de julio de 2023

VESTIDOS Y ALBOROTADOS

TIRO A GOL 




Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Con su final de este domingo, la Copa Oro volvió a validar lo que es su definición: Un torneo en el que participan selecciones de la CONCACAF y que siempre la ganan Estados Unidos y México.

Frente a Panamá, México volvió a coronarse (1-0), en un encuentro muy disputado que se definió sobre el final de los 90 minutos donde cualquiera de los dos hizo méritos para levantar el trofeo.

Me atrevo a afirmar, que la selección panameña de este año junto a la del 2005, han sido los dos mejores equipos nacionales en este torneo, por la calidad de sus jugadores y por el fútbol que desplegaron.

Tal vez, en esta última edición, se pintaba para coronarse por primera vez, por la merma en la calidad del torneo, en el que los dos colosos del área participaron sin sus mejores jugadores, con lo cual tampoco se puede desmeritar lo que hizo Panamá, aunque en resumidas cuentas, las dos potencias de la región fueron y seguirán siendo difíciles para Panamá. 

Con Thomas Christiansen se pudo hacer, esta vez, una buena Copa Oro, gracias a la continuidad que se le dio al entrenador europeo, en el que se hizo notorio que ya conoce mejor a sus dirigidos y por eso se dio el lujo de experimentar en ciertas posiciones con jugadores no habituales en esos puestos, que al principio muchos vimos como medidas descabelladas, pero que al final el tiempo terminó dándole la razón.

Todo lo que se hizo en la Copa Oro seguramente será importante para lo que viene en las eliminatorias para el mundial de 2026, en ese sentido podemos decir que Christiansen está adelantado respecto a sus rivales de Centroamérica, para lo que se avecina próximamente.

Este domingo, la tercera no pudo ser la vencida por la falta de contundencia en las llegadas, que fueron muchas durante cada partido del torneo, igual que como se dio este domingo en el encuentro frente a una defensa mexicana que no estuvo compacta y que dio algunas libertades. 

En un comienzo, frente a los mexicanos, las incursiones de los panameños terminaron siendo como esas olas, que en un principio se notaban fuertes, pero que sobre la marcha se desvanecían y terminaban llegando mansas a la orilla.

Panamá fue la selección que mejor fútbol exhibió en el torneo a pesar de no haber sido contundente arriba. Fue dinámica, explosiva cuando pasaba de la mitad del campo, desplegó buen juego desde atrás, transitaron con orden el balón, siempre con rápidas llegadas, que por momentos recreó la vista de los televidentes. Fue obvio que se notó la mano del entrenador.

Se pensaba que llegaba la oportunidad de coronarse, porque desde hace rato México no es lo que era antes. Lo mismo que se decía de Estados Unidos, al que a duras penas se lo derrotó en semifinales, en la definición de los penales, después de sufrir por 120 minutos, donde el triunfo estuvo para cualquiera de los dos. 

Excepto, en las dos veces que se lo derrotó en la Copa Oro de 2013, a México se le han hecho buenos partidos, igual que en las eliminatorias, inclusive ahora en la era de Christiansen. Pero todo se queda en eso, en buenos partidos, porque no hay contundencia en las tantas llegadas que se le crean, como en la final de este domingo. Es la misma película cuando se mide a los dos colosos de la región.

Para mala fortuna, este domingo se le dio una oportunidad a México en el gol, en el que Harold Cummings pudo haber hecho más. Por lo menos cometerle una falta a Giménez, que estaba fresco, aunque eso hubiera significado su expulsión. Si se estaban jugando los últimos minutos del tiempo regular.  

Pero también hay que dejar en claro, que todo se dio en una desatención colectiva después de una llegada de Panamá, en donde la selección quedó mal parada atrás lo cual aprovecharon los aztecas con el delantero que no llevaba más de tres minutos en la cancha, para llevarse el título.




Ahora, mirando los gratos recuerdos que nos deja la selección en este torneo,  hay que corroborar que se hizo una buena Copa, por lo cual el equipo se va con la frente al alto: con el deber cumplido, aunque con una asignatura todavía pendiente.

En ese mismo orden de ideas, hay que hacer una mención especial con la figura de Adalberto Carrasquilla, que de antemano se sabía que sería premiado como el mejor de la Copa Oro 2023. Pese a que luce el número 8 en su camiseta, también pudo haber lucido el 5, o mejor el número 10, que luce el jugador de las ideas de un equipo, porque al ver todo lo que hace en la cancha, pareciera que fuera el armador o el cerebro del equipo.

En el sistema de juego, Carrasquilla aparece como uno de los dos volantes de marca o de contención, pero en el campo es una posición mentirosa. En verdad, es más un 10, que anda por toda la cancha, un armador más completo, porque quita, golpea, choca, lucha, organiza, asiste con unos pases de gol a sus compañeros. Y hace unos cambios de frente espectaculares. Es un volante de marca demasiado ofensivo. En un nombre figurado, un "hombre orquesta", porque toca todos los instrumentos a la vez en la banda de Christiansen.

En la Copa Oro 2023, fue lo mejor de Panamá y del torneo,  el orgullo de todos los panameños. El jugador más completo que tuvo la selección, solo le faltó salir campeón, para haber cerrado con broches de oro la majestuosa exhibición que hizo partido tras partido.  

Carrasquilla se ganó el aprecio, la simpatía y el respeto de propios y extraños. Un jugador que le dio elegancia a la selección con cada uno de sus atributos que mostró en la cancha.

La Copa Oro 2023 le debe de estar agradecido al número 8 de los panameños, porque ante la ausencia de las luminarias que faltaron en las selecciones de Estados Unidos, México y Canadá, la sola presencia de Carrasquilla iluminó el torneo.

A diferencia de las dos primeras finales de Panamá en el torneo, en esta tercera hubo más efervescencia por el auge de la tecnología con esto de las redes sociales y de la globalización de este deporte. Se pensaba que la tercera sería la vencida. Todos estábamos ilusionados.

Lamentablemente, como le sucedió al mismo Carrasquilla, a sus compañeros, al cuerpo técnico, a los federados, a los periodistas y a los aficionados, todos nos quedamos vestidos y alborotados.

Será hasta otra próxima.


 









    



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