viernes, 16 de junio de 2023

VACUNADO DOS VECES

TIRO A GOL 






Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com



Minuto 69. Con ocho minutos en la cancha del Allegiant Stadium, en su primer contacto con el balón, el astro canadiense, Alphonso Davies, metió por primera vez sus narices en el partido. 

Recibió un balón filtrado de Jonathan David, en medio de los defensas panameños Cummings y Blackman. Davies pegó un arranque corto por la franja izquierda. En ese corto espacio de carrera y con escasos segundos para pensar, tuvo la clase para adelantar un tris el balón con su pierna izquierda, como tratando de ponerlo en la mira para el disparo que tenía preparado. Acto seguido, golpeó el balón con la misma pierna, para el definitivo 2-0 con el que Canadá derrotó a Panamá en el partido de semifinal del Concacaf Nations League, en Las Vegas.

Con este gol se puede resumir la diferencia entre lo que es una y otra selección.

Primero parto de esta premisa. Davies es más que todos los jugadores que llevó Thomas Christiansen al final four de la Concacaf Nations League. Y más grande que todos los jugadores que no llevó.

Y hago la salvedad. El jugador del Bayern Munich de Alemania no es la sombra de lo que fue hasta hace un par de años antes de sufrir una lesión que en algo le trastocó su rendimiento. El de anoche, no es la versión original del astro canadiense. Sin embargo, en sus pocas apariciones por la izquierda, desarmó la línea de tres, de cuatro o de cinco. La desfiguró.

Todos se preguntaban por qué John Herdman lo había dejado en la banca. Pero eso son los lujos que se da un equipo cuando tiene un plantel de lujo. No sé si fue estrategia. Pero cuando lo hizo ingresar a la cancha, le terminó de amargar la noche a los panameños, ese resto de noche se les volvió una pesadilla. Fue la estocada final.




Y aclaro. Quizás, en el último año, algunos pocos panameños habrán tenido una buena temporada con sus clubes, tal vez mejor de lo que dicen los números de Alphonso con el Bayern. Pero como me decía una profesora: "El que sabe, sabe".

Partamos de un hecho. Estados Unidos y México son los colosos de la CONCACAF. Canadá no lo es, sin embargo, ha resurgido con esta generación dorada que volvió a vacunar a los de Christiansen. En el octogonal goleó 4-1. Panamá le ganó en el cierre de esa eliminatoria, en el Rommel, cuando los del norte ya estaban clasificados e hicieron un partido de mero trámite. 

Canadá venía de terminar en el puesto 31 entre los 32 participantes en el mundial de Catar 2022. Por su parte, Panamá había sido la selección número 32 en Rusia 2018. Dos situaciones de meras coincidencias, pero vuelvo y recalco, este generación canadiense es más que la que hoy tiene Christiansen.

Para diferenciar lo que es Canadá de Panamá, puse como ejemplo a Alphonso Davies. En algunos tramos del partido de este jueves en la noche, los de Christiansen parecieran verse más rápidos que los del norte, pero al final lo que mandan son los goles. Se puede llegar mucho y no hacer cosquillas, pero los de la hoja de arce, llegaron y concretaron.

Durante el proceso con el entrenador danés, Panamá ha vivido ese problema en partidos cruciales cuando enfrentan a Estados Unidos, México, Costa Rica y Canadá. Mucho tilín tilín, y nada de paletas.

Cuando se ha jugado con tres centrales, siempre se tiene el mismo problema con los balones filtrados, sobre todo en esos choques cruciales. Anoche, Jonathan David y Alphonso Davies vacunaron con la misma dosis al seleccionado nacional, aunque esta vez la porción fue menor.

Futbolísticamente, Panamá fue un mar de dudas. Solo Carrasquilla, que es un volante mixto, terminó siendo de todo, pero una golondrina sola no hace verano.

Y es raro, pues la mayoría viene de un proceso con el entrenador europeo, pero pareciera que se les perdió el librito. A Christiansen no le quedó otra que resignarse con esta respuesta en la conferencia de prensa: "Si nuestros delanteros metieran las que tuvieran, estarían  jugando en ligas más importantes".

Bueno, hay que mejorar. Este nuevo proceso recién comienza. No hemos ganado nada. Canadá, por ejemplo,  tuvo una fase de grupos más dura. Allí los tres integrantes ganaron: los del norte, en tres juegos; Honduras, dos; y Curazao,  uno. Mientras que con Christiansen, Panamá tuvo tres victorias, Costa Rica dos, y Martinica, ninguna. 

Y seamos sincero, Panamá eliminó a la peor versión de una selección tica que yo he conocido en mis 30 años de periodismo. Llegó a la semifinal invicta sin recibir goles en contra, mientras Canadá había perdido un juego en su grupo. 

Tampoco, por eso, se puede desmeritar lo que se hizo en este torneo, hoy fuimos la única selección centroamericana clasificada para las semifinales. Y eso también es muy valedero, pero sin esconder, que apenas anoche fue que se tuvo el partido más difícil y contra el rival más duro de sus cinco enfrentamientos disputados.

Al final, lo que me pasa por la cabeza, es pensar que cuando un jugador es regular con un club tiene que corroborarlo con la selección, y si te dan una oportunidad estando por debajo de las expectativas, con mayor razón tenés que hacerlo sentir cuando te dan la chance de ponerte la casaca nacional.

Alphonso Davies es un ejemplo de responsabilidad. Este jugador de 22 años, que debutó a los 18 abriles y tres meses en la bundesliga, nos mostró que cuando te pones la camiseta de una selección, que me imagino debe de pesar una barbaridad, hay que portarse a la altura de las circunstancias. Sentir que la tienes puesta.

Anoche, lamentablemente, a una gran mayoría de los panameños, que lucieron por debajo de sus expectativas, les pesó la camiseta.  
 






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