jueves, 8 de junio de 2023

FUEGO CRUZADO EN LA POLÍTICA COLOMBIANA

OPOSICIÓN VS. PETRISTAS 



Caricaturas: El Matador y El Colombiano



Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


(OPINIÓN). Mientras los opositores al gobierno de Gustavo Petro no cesan en su ofensiva de ataque, los petristas respondieron este miércoles con una marcha de respaldo al primer mandatario. Por su parte, la Procuraduría General de la Nación sancionó con 14 años al excandidato presidencial Rodolfo Hernández, por corrupción.

La noticia de Hernández pasó casi que inadvertida, en medio de este fuego cruzado en que combaten los antipetristas y los petristas, desde mucho antes que Petro llegara al poder, en el que cada uno defiende su verdad con vida y alma. 

Hernández, que fue el rival de Petro en la segunda vuelta de las elecciones de 2022, por el que medio país votó por él, fue sancionado por 14 años para ocupar cargos públicos en Colombia, a raíz de un acto de corrupción en el que el excandidato se había direccionado desde la alcaldía de Bucaramanga, de un contrato que favorecía a su hijo y que tenía que ver con una nueva tecnología para el tratamiento de la basura.

Este incidente había sido objeto de debate durante las elecciones presidenciales de 2022, en donde Hernández, al que sus copartidarios lo llamaron el incorruptible, estuvo a punto de haber sido el presidente electo de los colombianos.

Hoy la doble moral de los unos y los otros es evidente. En el caso de la oposición, por ejemplo, que ha tildado de ingenuos a todos los que votaron por Petro, hasta insinuar que hoy deben sentirse arrepentidos. En parte pueda que tengan algo de razón, por los desaciertos de funcionarios de ese colectivo, que con sus actuaciones han deteriorado la imagen del actual gobierno.

Pero la pregunta que me viene a la mente es: ¿Qué hubiera pasado si Hernández hubiera ganado las elecciones? Un candidato que pescó en rio revuelto gracias a la antipatía que despierta Petro entre sus opositores, en su mayoría partidarios del expresidente y exsenador Álvaro Uribe, el líder del Centro Democrático. Gracias a Dios el anciano de 78 años perdió.

Pese a que Hernández no era el candidato que representaba los colores del Centro Democrático y que su comportamiento dejaba mucho qué decir, a la oposición no le importaba, la consigna era que ganara el santandereano a como diera lugar, sin importar lo que sucediera después de su triunfo. 

El caso fue que Hernández terminó siendo sancionado por corrupción, la palabra con la que la oposición viene calificando y martillando todos los días al actual mandatario y a todo su séquito.

Y así se han venido agitando las dos corrientes que están moviendo la política colombiana. Hoy los petristas, que fueron oposición por muchos años ante la sombra de los uribistas, han tenido que soportar toda la artillería de la maquinaria mediática de su rival, donde el cuarto poder es casi propiedad de los que adversan al actual mandatario de la nación.

No obstante, los simpatizantes de Petro, muchos de los que generan opinión, se han atrincherado desde diversas plataformas y están dando la batalla, frente a un rival que pareciera que tuviera controlado todo el poder de los medios, porque son los que más bulla hacen.

Nadie da su brazo a torcer en este fuego cruzado.  Cuando un medio opositor, si se puede tildar de esta manera, porque en su mayoría los medios de comunicación están informando de un solo lado, prende el avispero, como sucedió recientemente con el tema de una trabajadora doméstica que cobró la cabeza de dos altos funcionarios de Petro, el país queda en medio de una balacera de información que comienza a circular por todas la redes sociales. Unos atacando y otros defendiendo.

El miércoles, la marcha petrista le dio un poco de respiro al primer mandatario colombiano, porque el respaldo fue total en diferentes ciudades del país, aunque los medios opositores señalen que fue un fracaso.

Este respaldo que tuvo el presidente es un adelanto de lo que podría pasar en un futuro, en caso de que la oposición quisiera hacerle un estadillo social, como pasó con el último presidente, Iván Duque.  

Dios quiera que no se llegue hasta esos extremos, porque es una verdad que hoy los petristas están defendiendo lo que mucho les costó hasta hace una década, frente a su archirrival de batalla, el uribismo. No sé cuál sea el final, pero a simple vista se prevé que lo que viene será difícil. Si apenas Petro lleva diez meses en el poder y la oposición se lo quiere comer vivo.   

Cada fracción mantiene una lucha férrea por divulgar su verdad, con las armas que se encuentren. No importa si sean ciertas o sean falsas, la idea es disparar y que lo sienta el contrario. Al final, si en un grupo llueve, en el otro no escampa.

Es un hecho que hoy Colombia tiene a una oposición fuerte y sumamente resentida por la victoria de la izquierda colombiana, por eso ha sido complicado que Petro pueda gobernar, cuando hoy sus alianzas se cayeron, lo que hace complicado que le aprueben sus  proyectos.

Para nadie es un secreto que Gustavo Petro siempre ha sido un personaje no grato para sus detractores, en especial para una gran mayoría del sector uribista que hoy son su oposición. Aparte de que su quipo de trabajo tampoco le ha colaborado, en diez meses se han dado varios remezones en su cúpula ministerial que han servido para que sus enemigos ganen terreno en ese fuego cruzado.

En mis dos meses que llevo vacacionando en Colombia, he visto que hoy existe una marcada división entre los colombianos en materia política, que con el pasar del gobernar de Petro se ha ido creciendo. 

Sin embargo, el colombiano le sigue apostando a la vida, al diario quehacer. Son gente campechana que conversa agradablemente, siempre y cuando no se hable de política. Siguen siendo buenos fanáticos del fútbol, de la rumba, de la vida bohemia, del trabajo, de los paseos en fines de semana de puentes, de tantas cosas. 

Hoy, el colombiano se mantiene firme a pesar de los mismos problemas sociales y económicos que se han venido dando desde los anteriores gobiernos, aunque hoy todo esos males históricos se los achacan a Petro.  "Está acabando con el país", suelen decir sus opositores. Gracias a Dios, este país ha sido bendecido a pesar de todo esa historia oscura que se ha vivido con la violencia, principalmente. 

Pero dentro de todo lo malo o lo bueno, el colombiano le pone buena cara a los problemas, todos viven su día a día con sacrificio. Ahora, cuando entran en materia de política, producto de un movimiento repentino en este fuego cruzado, a veces el ambiente se torna un tanto insoportable. Me perdonan la expresión: el país entra en un estado de mierda.

  


 



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