martes, 7 de marzo de 2023

LO DE ARGENTINA NO LE HIZO COSQUILLAS

TIRO A GOL 



Jorge Dely y Thomas Christiansen  FOTO/Fepafut



Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Si Panamá va a enfrentar en un amistoso a Argentina en Buenos Aires con un equipo B, teniendo al equipo A preparándose, casi que por los mismos días, para un compromiso oficial, no creo que haga falta que viaje el entrenador principal, si para eso está su asistente. Es un razonamiento lógico.

Entiendo y comprendo la posición de Thomas Christiansen, aunque no la comparto del todo, sin dejar de pensar que su planteamiento tiene algo de lógica, porque a pocos días del amistoso tendrá un partido oficial de la Liga de Naciones de la CONCACAF ante Costa Rica, en el que se juegan más que tres puntos: una clasificación.

Panamá, que es líder con 7 unidades, necesita por lo menos un empate el 28 de marzo cuando visite a Costa Rica, suponiendo que los ticos le ganen antes a Martinica, con lo que harían 6 unidades, para clasificar a las finales de esa liga. Por lo visto, este partido es el que le quita el sueño al entrenador europeo. 

Sin embargo, lo que no se puede desconocer, y en eso hasta cualquier ama de casa debe coincidir, es que si se va a enfrentar nada más que al campeón del mundo, tenés que ir con lo mejor que tengas. 

No es lo mismo ir vestido de manera informal a la fiesta de un amigo en una casa de un barrio popular, que a un matrimonio en un hotel cinco estrellas ubicado en un lujosa área residencial, para este último debes lucir de manera integra. Debió de pasar así con la selección, pero el técnico tiene su razonamiento, que aunque tiene su lógica, deja mucho qué pesar, porque pareciera que Panamá irá vestido de forma desaliñada al majestuoso estadio Monumental.

En junio de 2022 sucedió algo parecido contra Uruguay, cuando Panamá lo enfrentó a última hora con un equipo alterno (jugadores de la LPF y la Sub 20) en Montevideo, en momentos en que el equipo principal le hacia frente a un compromiso en la Liga de Naciones de CONCACAF ante Martinica. Christiansen se quedó con el seleccionado absoluto, que goleó 5-0 a los caribeños en el Rommel Fernández, mientras que dos días después, su entonces asistente, Ángel Sánchez, dirigió en Sudamérica, trayéndose un lapidario 5-0 en el equipaje.

Algunos dirán: los lujos que se da el fútbol panameño. Pero ya el entrenador danés lo había hecho. De acuerdo a su razonamiento, los partidos oficiales están por encima de los amistosos.

Pero ya el debate está formado y lo único que le queda a Christiansen es sacar un buen resultado en su visita a Costa Rica, para acabar con ese tormentoso fantasma que se le vuelve a presentar de cara a su enfrentamiento en la casa de nuestros vecinos.

Hay que estar en los zapatos del entrenador danés, para darse cuenta que la derrota en casa de los ticos en el octogonal pasado fue lo que prácticamente lo despojó de las esperanzas de un repechaje para Catar. Y si se les ganó después en el partido de ida de la Liga de Naciones de hace un año, en el Rommel Fernández,  fue porque Costa Rica estaba más pendiente en su preparación a la repesca para clasificar al mundial de Catar, que en su enfrentamiento con los panameños. Ese partido poco o nada les importaba y por eso se probó con algunos nuevos jugadores.

Hoy, Christiansen se siente obligado a sacar un buen resultado contra Costa Rica (al menos que los ticos pierdan el 25 de marzo en casa de Martinica), para sacarse un poco la espina del octogonal, porque de perder y quedar fuera de las finales de la Liga de Naciones, lo de Argentina sería poco.  Le volvería a caer una fuerte lluvia con granizo de críticas.

Lo de Panamá es curioso. Un país chico que ha venido en crecimiento y que en los últimos años ha enfrentado a pesos pesados de Sudamérica, hoy fue contratado como una especie de Sparring para que Argentina estrene su título de campeón mundial.

Yo siempre he considerado que para ser grande hay que enfrentarse a los grandes, eso lo pensaba desde que a nivel de selecciones lo de Panamá eran solo derrotas. Pues bien, desde el 2003 hasta hoy, en tan solo 20 años, Panamá ha clasificado a 15 mundiales con sus selecciones masculinas mayor, sub 20, sub 17, de futsal, de fútbol playa, y ahora con el equipo mayor femenino.

En ese lapso de 20 años, el equipo mayor a enfrentado a Brasil, Argentina, Portugal, Uruguay, Colombia, Perú, Ecuador y muchos otros países. Y próximamente, el 23 de marzo, le salió un amistoso nada más que con el actual seleccionado de moda, Argentina.

Con mucho respeto, a mi en lo particular, me parece que al fanático argentino le importa poco el rival al que tenga que enfrentar su selección. Le escuché decir a un periodista argentino, en lo que coincido, que se buscó a un rival chico que, en el  papel, no represente un peligro mayor, para asegurar el espectáculo. Siempre he pensado que en Argentina es donde más se vive este deporte y que el fútbol es su religión.

Ese jueves 23, la afición sueña con ver en vivo a sus jugadores después  de coronarse en una Copa del Mundo tras 36 años de sinsabores. Como en los tiempos de los gladiadores, unos 80 mil simpatizantes querrán ver como sus héroes de Catar van haciendo trizas a su oponente en la cancha del Monumental.

Me parece, que con el equipo A o B y con Christiansen al frente, la historia no va a cambiar. Y me atrevo a especular, que en parte, por eso fue que el amistoso del 23 de marzo no le hizo cosquillas al técnico europeo. Pero, igual que muchos, considero que al Monumental hay que que ir con lo mejor que tenga la selección, para hacerles las cosas más difíciles a Messi y compañía.

Que Christiansen no quiera estar en Argentina, es su decisión, que no la comparto del todo. Eso me recuerda cuando trajeron al Bolillo Gómez y cada vez que se perdía un torneo regional, su excusa era que a él lo habían traído para clasificar al Mundial.

El técnico danés señaló que en este momento su prioridad es el partido contra Costa Rica, que es un encuentro oficial. En esa parte entiendo al técnico europeo, que todavía debe sentirse culpable con haber perdido en la casa de los ticos durante el octogonal.  

En el partido contra Argentina, una goleada está latente en la agenda de propios y extraños, pero más allá del amistoso y de que no vaya el técnico principal, el partido será una vitrina para el fútbol panameño, un lujo para la selección, y un fogueo importante para los jugadores nacionales.

Lo único que puedo señalar, es que a los que sean convocados, que lo aprovechen al máximo, porque tal vez este sea el partido más importante que tengan en su trayectoria deportiva. Recuerdo en otro amistoso con la albiceleste, cuando el Russo Barahona, con la número 10 en su espalda, se robó los aplausos por el lado nuestro.  

En lo personal, me da igual que no vaya Christiansen. Jorge Dely Valdés, como pasó con su hermano Julio, tendrá una ocasión memorable para enfrentar a otro de los dos colosos del cono Sur. El europeo expuso sus razones, que vuelvo a enfatizarlo, en parte su razonamiento tiene lógica, por lo que  hay que estar en sus zapatos para entenderlo. Que no nos guste, por la trascendencia e importancia del amistoso, estamos en nuestro derecho a opinar, porque el fútbol es pasión y más pasión.

Ahora, tanto al técnico como a la federación, les importa dos pepinos.

      


  




3 comentarios:

  1. Grande su opinión, a compartir, pero no coincido en que seremos goleados....
    Saludos

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  2. Tienes razón Campo Elías, aunque pareciera que desprecia el partido ante los campeones mundiales, si tiene un asistente, debe encargarse y Thomas encargarse del enfrentamiento más importante ante los ticos.

    Saludos...

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