lunes, 5 de diciembre de 2022

LA LECCIÓN QUE DEJÓ JAPÓN

UNA MIRADA A CATAR 





Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com



Japón había sido el Mataeuropeos en la fase de grupos, luego de sus resonadas victorias ante Alemania y España. Este lunes tuvo contra las cuerdas al subcampeón del pasado mundial, pero su portero Dominik Livakovic se vistió de héroe e impidió que Croacia fuera la tercera victima de los samuráis azules. 

El cancerbero atajó tres remates en un partido de octavos de final que se decidió desde los penales, luego del 1-1 en 120 minutos, con lo que mantiene a Croacia con vida en el mundial de Catar 2022.

En cuartos de final, Croacia tendrá como rival a Brasil, que este mismo día goleó a placer 4-1 a Corea del Sur.

Los japoneses se habían ganado mi cariño. Gracias a ellos, en esta Copa del Mundo ratificaron con números en las estadísticas, algo que siempre lo repetimos hasta la saciedad: los partidos se ganan con goles.

Japón había derrotado a Alemania y a España en los octavos de final, en dos partidos en los que estuvo por debajo de las estadísticas:  menor porcentaje de posesión del balón, menos pases, menos pases precisos, menos oportunidades de gol, menos remates, menos remates a la portería, y toda una serie de condimentos con lo que la FIFA adorna hoy el resultado de un juego.

Marcador en 120 minutos. FOTO/fifa.com



Con todas esas estadísticas los periodistas podemos hacer un programa entero por la televisión, la radio o un buen artículo de prensa escrita. Hay mucho para decir con estas estadísticas. Hoy se manejan muchos números en un partido, pero lo que vale siempre será el resultado final.

Es decir, que los japoneses fueron más precisos que los dos europeos a los que derrotó en la fase de grupos. Resumiendo, fueron mejores porque metieron más goles, que es la esencia del fútbol. La FIFA podrá meter más tecnología, cambiar las reglas, modificar el balón, lo que se quiera, pero los goles son los que deciden un partido y califican al ganador. Están por arriba de cualquier argumento.  

Contra Alemania, Japón tuvo un 26% en la posesión del balón, mientras que los teutones un 74%. Pueden echar un vistazo por fifa.com y ver el resto de las estadísticas donde los europeos lo superaron en todo, menos en el marcador: Japón 2, Alemania 1.

Lo mismo pasó contra España. Los asiáticos tuvieron un 17% con el  balón y los ibéricos un 83%, en el resto también estuvieron mejor los españoles, pero el marcador final decía: Japón 2, España 1.

Irónicamente, el único partido donde Japón estuvo arriba en el porcentaje de la posesión del balón fue ante Costa Rica: un 57% por un 43% de los ticos. En ese juego, los asiáticos tuvieron tres remates a la portería, mientras que los ticos solo uno con el que lo derrotaron 1-0.

Portero de Croacia, Dominik Livakovic FOTO/fifa.com



También este lunes Japón tuvo menos tiempo el balón en su poder: 59% de posesión fue para el seleccionado croata, por un 41% de los japoneses, en 120 minutos.

Por eso me agradó Japón en este mundial, porque a pesar de haber tenido el balón por menos tiempo en su poder, ganó sus partidos ante dos campeones del mundo. Lamentablemente hoy le faltó dar el puntillazo final a los croatas, que fueron mejores con los cobradores de los penales, e inmensamente superior en la portería con su "San" Livakovic que lo solucionó todo.

Croacia llegaba invicto a los octavos de final: un triunfo y dos empates, para cinco puntos, en la fase de grupos, por debajo de lo que hizo hace cuatro años en Rusia, en donde ganó sus tres compromisos de la primera fase. 

Este lunes, el equipo de Luka Modric y compañia repite con otra definición de penales en los octavos de final. En el 2018 le ganó a Dinamarca por penales y por esa misma vía eliminó a Rusia, en cuartos de final, para clasificar a las semifinales en donde eliminó, en tiempos extras, a Inglaterra. Terminó disputando la final que perdió con Francia.

Japón quedó fuera del mundial, pero nos dejó un bonito recuerdo por su espíritu de lucha, de esfuerzo y de mucha entrega, para buscar siempre el marco de su oponente sin importar el rival que tuviera en frente. 

Y lo más importante, echó al traste con toda esa serie de datos estadísticos que hoy le meten a un partido, con lo que se busca medir la superioridad del uno sobre el otro. Pareciera que los japoneses hubieran hecho caso omiso de ello, porque la única formula que les importó durante el partido fue ganar: siempre defendiéndose con gallardía y atacando con mucho sacrificio.

Con esa filosofía, Japón estuvo a poco de clasificar por primera vez a unos cuartos de final, pero Livakovic lo estropeó todo.


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