UNA MIRADA A CATAR
Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com
Por siete Copas del Mundo consecutivas, desde la de 1994 hasta la de 2018, la redacción de La Prensa fue mi salón VIP para ver los partidos de los mundiales. Veintiocho años después, en mi nueva etapa de jubilado y hoy sin ejercer mi profesión en ningún medio, me encerré en las cuatro paredes de mi habitación, por los primeros 16 días del mundial de Catar, para vibrar y gozar con el fútbol, en lo que es, como una vez escribió el uruguayo Eduardo Galeano, la única religión que no tiene ateos.
Hoy, miércoles 7 de diciembre, es el primer día sin mundial después del 20 de noviembre. Durante ese lapso de días, salí si acaso unas tres veces a la calle después del último partido, nunca lo hice en las mañanas ni en las primeras horas de la tarde, que fueron mis horarios sagrados, eso se lo advertí desde un principio a mi señora. Solo una vez, por una cita en el Instituto Oncológico, no pude ver por la televisión un partido de las cinco de la mañana, por lo que tuve que escucharlo por radio.
Se puede decir que hoy estoy disfrutando del mundial a plenitud. Por estos días me acordé de lo que una vez leí de Gabriel García Márquez, en su 0bra Periodística 5 , cuando mencionaba que un escritor siempre tiene que calentar su brazo, para no permitir que se enfríe. Entonces, para no perder la costumbre de informar como lo hice en La Prensa, por más de 25 años, me di a la tarea de hacer una columna diaria del mundial en mi blog tiro a gol y algo más. https://tiroagolblog.blogspot.com/
También me di a la tarea de hacer cuanto video se me antojara en el portal de tik tok tiktok.com/@campinhoe, en donde me he convertido en un experto, o en mi canal de youtube, para después reproducir todo mi material del mundial en mis cuentas de facebook, instagram y en mi whatsapp.
Ha sido una bonita experiencia. En mi bunker tengo todo. Un baño propio, cama, televisor con cable y una cajilla para ver los partidos desde cualquier canal del exterior, si se me antoja. Y una silla especial que ha soportado mi peso durante los primeros 56 partidos del mundial de Catar.
El informar es parte integral de un periodista, en lo que a mi concierne, todavía hoy fluye por mis venas ese calor de querer comunicar mi pasión por el fútbol nacional e internacional. Gracias a esta nueva tribuna de las redes sociales, que tienen mucha audiencia, he podido interactuar con aficionados, colegas y amigos.
Fue en marzo de 1996 que comencé a publicar en La Prensa mi columna tiro a gol. Una vez me despidieron del periódico, en octubre de 2018, la continúe escribiendo a través de un blog, que lo bauticé con el mismo nombre de la columna. Hoy son ya 26 años que de manera ininterrumpida sigo opinando, informando y refrescando la Liga Panameña de Fútbol y el fútbol nacional, con algún aporte histórico.
Le agradezco a mi compatriota Jorge Hernández, quien fue la persona que siempre insistió para que creara un blog, desde los tiempos en que trabajaba en La Prensa. Lo vine a complacer en la pandemia y de verdad que me ha servido mucho, porque ha sido como un reencuentro con los que me han leído y un primer encuentro con los que comenzaron a leerme.
Pese a todo lo malo que se diga de las redes, esta tribuna bien utilizada puede servir de mucho. A mi en lo personal, mi blog me ha ayudado a distraerme, sobre todo en mi etapa crucial de mi cáncer de colon, hoy ya controlado de momento. Se puede decir, que de algún modo este tiro a gol se ha mantenido vigente por 26 largos años.
Gracias a mi blog, continúo escribiendo de lo que me apasiona, en una era tecnológica muy diferente a cuando los diarios tenían un peso en el país. Hoy, por ejemplo, con lo del mundial, es increíble toda la información que se maneja por la redes. La competencia es exorbitante. Por estos días me he dado a la tarea de escribir sobre el torneo, pero siempre tocando un ángulo diferente del día día.
Pero con todo y tecnología, nunca olvidaré la cobertura del mundial de 2002 en Corea del Sur-Japón, cuando junto a un equipo de profesionales nos tocó hacer una separata aparte de lo que era el diario La Prensa, que tenía que salir antes de la nueve de la mañana.
Se integró un equipo que conformaban un diseñador, un corrector y dos o tres periodistas, un caricaturista, aparte del aporte de columnistas, entre todos éramos los responsables de hacerle frente a este nuevo reto que se nos presentó con el mundial trasnochador. Otro equipo se quedaba en la planta haciendo el periódico. Fueron 30 días seguidos recluidos en un salón apartado de la redacción, que se repitió en las siguientes cuatro Copas del Mundo con otras ideas diferentes.
Nos tocaba llegar a la media noche, porque los partidos eran en la madrugada, salíamos en las horas de la mañana cuando todo el personal de la Prensa comenzaba a llegar a trabajar. El producto salía a las calles pasada las nueve de la mañana y se vendía como pan caliente. Esa separata o suplemento especial, rompió el molde en el periodismo deportivo de Panamá ¡Qué tiempos aquellos!
Hoy en Catar 2022, el mundial todavía sigue apasionando, cada cuatro años el entusiasmo de uno supera al anterior, porque como lo dije al principio, este torneo es la cúspide de un deporte, que es la única religión sin ateos.
Entre hoy y mañana son los dos primeros días de descanso, para retornar con los partidos de cuartos de final, que serán cuatro encuentros de sufrimiento, no aptos para cardiacos. Como lo he dicho públicamente: soy un hincha acérrimo de mi continente americano. El viernes por obvia razones me convertiré, con mucho orgullo, en un brasileño y en un argentino, cuando estos dos seleccionados busquen clasificar a semifinales. Por amor de Dios, que podamos ver una semifinal sudamericana. Sería fantástico.
¡Suerte para ambos!
Felicidades Campo Elías. Yo que he leído tu columna sé la clase de profesional que eres y, tenlo por seguro, trato de no perderme ninguna, ni me las perderé de aquí en adelante. Es bueno conocer tus opiniones, basadas en puro conocimiento futbolístico.
ResponderEliminarFelicidades y sigue con tu información de Catar 2022
Gracias por sus palabras, pero deje su nombre para saber quién escribe.
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