lunes, 20 de junio de 2022

TRES VECES PETRO

PRESIDENTE 






Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


En un lapso de tres meses, desde el domingo 13 de marzo hasta el domingo 19 de junio, Gustavo Petro consiguió ganar en las tres elecciones con su Pacto Histórico, para coronarse finalmente como el nuevo presidente de Colombia, en lo que se puede definir, como una respuesta de un gran sector del país, cansado del triste gobernar de muchos años, de los mismos con lo mismo.

Que la izquierda haya ganado por primera vez en Colombia es consecuencia de ese malestar, que este domingo 19 de junio se reflejó con unos 11 millones 115 mil 965 votos, sobre los 10 millones 574 mil 365 de Rodolfo Hernández (una diferencia de 700 mil votos), quien a pesar de haber sorprendido en la primera vuelta, toda esa ola de populismo resultó insuficiente para repetir en la segunda vuelta a las urnas.

Por donde se mire, la victoria de Petro fue contundente. De pronto cuando Hernández sorprendió en la primera vuelta a Fico Gutiérrez, se pensó que el sueño del Pacto Histórico estaba en veremos. La sensación por esos días era que el candidato millonario se iba a imponer con los votos de los que perdieron en la primera vuelta, pero como pasó en las elecciones legislativas y en la primera vuelta, Petro mantuvo su ritmo demoledor y no le dio oportunidades a sus rivales.

Hoy me pregunto: ¿por qué no pudo ganar Hernández? Si supuestamente tenía los votos que dejaron los perdedores de la primera vuelta, suficientes para aplastar a Petro. Era matemática pura.

En lo personal me parece que Hernández le facilitó el trabajo a Petro, pensando en que seguir aumentando su popularidad a través de las redes era suficiente sin ir a un debate, como le funcionó para sorprender a Fico Gutiérrez en la primera vuelta. En algo menospreció a la cabeza del Pacto Histórico, que siempre estuvo mejor preparado que sus adversarios.

Como votante en mi país de nacimiento, me di a la tarea de averiguar más sobre el candidato bumangués, porque reconozco que no lo conocía. Lo hice a través de medios y plataformas serias sin caer en la basura que se enviaba por las redes sociales. Después de estudiarlo me di cuenta que su discurso era de improvisación, que carecía de fundamento. Su tarjeta de presentación era la de un empresario exitoso y millonario, que sorprendió con una propuesta de anticorrupción y anticontinuismo, de la que también le escuché a candidatos del pasado y al mismo Petro. Nada nuevo ni relevante.

Como yo, muchos habrán pensado lo mismo antes de ejercer su derecho al voto. Porque es fácil seguir como un zombi la corriente de la "Petrofobia" y votar por el rival de Petro, así este candidato no sea el más capacitado.

Ni el escándalo con la divulgación de unos videos impopulares de Petro, a pocos días de la elección del domingo, en los que a todas luces se veía una campaña sucia para derrotar a Fico, fueron suficientes para que Hernández ganara. El electorado entendió que eso es parte de la política, aunque fue detestable.

Frente a todas esas oportunidades que tuvo Hernández, Petro se impuso el domingo con la votación más grande que se haya dado en Colombia, inclusive, también con la del candidato de Bucaramanga, como segundo lugar.

Todo esto es una muestra que gran parte del país estaba claro de lo que quería. Nada de lo que favorecía a Hernández influyó en la decisión por un cambio con la izquierda. Una palabra que causa terror con el solo hecho de escucharla.

 La mayoría de los votantes lo hicieron por el "demonio", como lo llamaban por las redes sociales los rivales de Petro. Un candidato con cola de paja como la tienen todos los políticos, porque en Colombia ninguno es libre de tirar la primera piedra. Y allí se vio reflejado el mismo Hernández con todo su pasado que salió a relucir en los medios y por las redes. En esta oportunidad las redes sociales, que lo popularizaron en la primera vuelta, en la segunda le hicieron una mala jugada.

Ahora vendrá lo más difícil. Pensar que desde el próximo 7 de agosto Petro marque la diferencia y no vaya a terminar su mandato como sus antecesores, que prometieron el cielo y la tierra y al final de sus presidencias acabaron como el actual primer mandatario, Iván Duque, un personaje considerado nefasto, un presidente para el olvido. Seguro, que por el que votaron la mayoría de los que ayer lo hicieron por Hernández. 

Tampoco es que se crea que Petro es la salvación de Colombia. Pero esperemos que su gobernar sea diferente, en un país dividido y envuelto en un espíritu de odio para con el nuevo presidente, con el que muchos pensaban que de ganar se iba a acabar la democracia o el mundo para los colombianos. Por lo menos, las elecciones del domingo fueron con mucho civismo y transparencia, en menos de una hora ya se conocía al virtual ganador. Y no hubo revueltas en las calles. Todo se dio normal, como debe de darse en democracia.

Hoy el Pacto Histórico tendrá que hablar con hechos para devolverle la confianza y la credibilidad al país. Es difícil. Esperemos, en todo caso, que sus propuestas no hayan sido parte de un discurso de barricada, ni que se las lleve el viento.

Ojalá que Dios nos ampare con Gustavo Petro, porque con los anteriores, no nos amparó del todo.

Amanecerá y veremos. 

(El autor es periodista, colombiano y naturalizado panameño)

 

 





 






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