TIRO A GOL
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Jugadores festejando. FOTO/FEPAFUT |
Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com
Sufrimos todos. La fanaticada, los jugadores, y sobre todo Thomas Christiansen, quien no tomó las precauciones del caso en el último tramo del partido de ida del sábado, que costó un gol de Curazao. Ese tanto hizo que este martes estuviéramos a un tris de haber quedado eliminados en los minutos finales, si se mete ese balón que pegó en uno de los postes de la portería de manotas Mejía. Pero se tuvo la bendición de la Santísima Trinidad, de todos los santos, de los apóstoles, de José, María, y súmele a otros.
Del partido de ayer no quiero profundizar mucho, porque me dio la impresión que esa cancha sintética no permitió un juego fluido para los dos equipos, aunque en un principio se pensaba que el campo era lo de menos. El balón corrió rápido, hubo muchos pases perdidos que no llegaban a su objetivo. Sin embargo, dentro de todo, Panamá estuvo aplicado y, como el sábado, le tocó sufrir las embestidas de los caribeños, en un tramo final del partido en el que estuvieron a poco de meter un gol.
Se sufrió mucho, pero dentro de todo ese sufrimiento los jugadores mostraron guapeza en el desenlace del encuentro, aguantaron con mucha garra, y al final se defendieron con alma, corazón y vida, después del penal que le atajaron a Yoel Bárcenas. En resumen, ese gol del sábado fue el detonante de todo el tormento que se vivió este martes.
Antes del segundo partido contra Curazao se decía que Panamá iba a clasificar porque era más equipo que los caribeños, pero en el marcador no fue tanta la diferencia, para haber sufrido de esa manera en el choque de vuelta. Imaginemos ahora en la octogonal.
De todos modos lo importante ya se hizo, que era clasificar para el octogonal final de la Concacaf en el que se buscará la clasificación para Catar 2022. Es una manera de recobrar algo de esa autoestima que estaba golpeada después del Mundial de Rusia 2018. Tras ese vitrinazo que se dio el fútbol nacional en su primera Copa del Mundo, Panamá se vino a pique tanto en lo deportivo como en lo dirigencial, desde entonces el seleccionado mayor ha jugado 30 partidos de los cuales 11 se ha ganado (7 a caribeños y a Guyana), 14 se han perdido y 5 han sido empates. Lo más novedoso había sido el 1-1 con Brasil y las dos victorias a domicilio ante los ticos, los tres en amistosos.
¿Qué viene ahora?. En primer lugar no hay que perder la humildad, ni creernos mejores que todos. Me parece que con los convocados que se hizo para esta primera fase de la eliminatoria hay material para seguir trabajando, sumando a otros también importantes que no fueron llamados. Falta muchísimo trabajo para este nuevo proceso que está comenzando Christiansen, con un cambio generacional que junto a algunos veteranos, todavía estamos algo verdes para enfrentar la eliminatoria del octogonal.
Lo importante ahora es que se viene la Copa Oro de Concacaf que ha sido el torneo en donde mejor se viene desempeñando el seleccionado mayor, convoquen al que sea, se viene pasando la primera fase. Siempre enfatizo que nuestros jugadores se sienten como pez en el agua en ese torneo regional, que va a ayudar a ir conformando una idea de lo que quiere el técnico para la continuación de la eliminatoria que prosigue en el mes de septiembre. Sería interesante que Christiansen tomara esta Copa para probar y darle más oportunidad a los jugadores de menos roce y con menos minutos hasta el momento con el seleccionado nacional. Aunque por allí, como siempre sucede, algunos aparecerán exigiendo que hay que ganar ese torneo.
Hay jugadores que para mi pasaron la prueba y otros que se consolidaron, sobre todo en esos dos partidos contra Curazao, que es el termómetro para sacar una evaluación, sin menospreciar a los cuatro anteriores rivales a los que se derrotaron sin que nuestra defensa se despeinara, aunque en lo colectivo no convencieron del medio hacia adelante, especialmente en los dos primeros compromisos contra Barbados y Dominica.
Si Abdiel Ayarza deslumbró en el comienzo del proceso de Christiansen contra Costa Rica, Adalberto Carrasquilla se robó los aplausos en los dos partidos contra Curazao, ahora más asentado en la primera línea de volantes. Harold Cummings dejó su sello de experiencia, Andrés Guerrero está tomando confianza, hay que pulirlo más, Eric Davis igual que Michael Murillo se consolidaron en sus puestos. Aníbal Godoy emergió como el jugador que manda en el medio, Yoel Bárcenas continúa siendo la bujía desequilibrante, y una mención especial para el incansable Alberto Quintero, quien es el hombre por donde respira la selección a la hora de ir al ataque.
Adelante todavía tenemos lagunas. Pese a los cuatro goles que hizo Gabriel Torres contra el débil Anguila, todavía no se reencuentra en este nuevo proceso, mientras que Cecilio Waterman viene pidiendo pista. José Fajardo y Jair Catuy necesitan más minutos.
Quedé preocupado con las últimas dos actuaciones del portero Manotas Mejía, en el papel el cancerbero de más experiencia que tiene la selección, quien tuvo la nota más baja en los dos partidos contra Curazao. Como ven, excepto Ayarza, Carrasquilla, Guerrero, Fajardo y Catuy, he destacado a jugadores con experiencia en la selección. Falta que le den más minutos a otros, sobre todo a los nuevos valores de la selección con los que se busca armar un equipo con distintas caras a las que estuvimos acostumbrados ver hasta Rusia 2018. Por eso recalco, la Copa Oro es una gran oportunidad.
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