TIRO A GOL
Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com
Una noche antes el partido, un grupo de aficionados panameños fueron a las afueras del hotel donde se alojaba la selección de Surinam a ponerles música y a hacerles bulla, pero para sorpresa de los que allí estuvieron, los integrantes del equipo surinamés salieron a bailar, como se reflejaba en las imágenes de varios videos que se hicieron virales.
Esa era la previa del partido Panamá-Surinam, que nos mostraba que mientras los de Surinam lucían relajados frente a la situación del hotel, seguramente, que en otro extremo de la ciudad, los jugadores de Panamá estarían más concentrados en su hotel, pensando en su partido del martes 14, en el sufrimiento que han padecido en cada uno de los tres compromisos de la fase final de la eliminatoria, en no decepcionar de nuevo a la gente que los acompañe al Rommel Fernández, y en cualquier otro pensamiento que los intranquilizara.
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Salvó la noche. FOTO/Fepafut |
Era algo natural, la visita no tiene nada que perder y mucho que ganar. En poco tiempo, Surinam se ha ganado la admiración en la región por el crecimiento en su fútbol. Cuando todos pensaban que Guatemala y El Salvador eran los rivales a vencer, los surinameses le ganaron a los del Bolillo Gómez en el Cuscatlán (1-2), después de debutar en casa con un empate sin goles ante Panamá, y estuvieron a poco se repetir con otra victoria en el Rommel Fernández, que hoy lo tiene de líder en cuatro jornadas, en un grupo donde todavía ningún local ha podido sacar los tres puntos.
Por el contrario, Panamá es el equipo presionado, en que su rol de favorito les pesa un montón a cada jugador y a su entrenador, por eso, los de Thomas Christiansen tienen mucho que perder si llegaran a fracasar en su intento de clasificar al Mundial del 2026. Dios los libre.
Ya el martes 14, con casa llena en el Rommel Fernández, Surinam mostró tranquilidad y confianza en cada jugador, diferente a Panamá, en que volvió a verse presionado en el Rommel Fernández frente a un rival de la escuela holandesa, que sabe jugar cuando tiene el balón o no lo tiene, que atacó poco, pero cuando lo hace es mortífero, que es veloz cuando va al frente por las bandas o el centro, que se defiende sin perder los estribos, que desde atrás es organizado en sus salidas, que no se complica cuando tiene que reventar el balón en los momentos en que se ve en apuros, y que sabe controlarse como cuando los de Thomas Christiansen los tuvo contra las cuerdas.
Ese es el panorama de Surinam, que se aprecia mejor cuando se asiste al estadio, que cuando se lo ve por televisión.
Esa presión de Panamá de jugar en el Rommel frente a su público se volvió a hacer notoria el martes. Édgar Bárcenas, el más flojo del partido, desperdició un regalo del portero Ettiene Vaeseen, en un mal saque que se lo dejó al panameño, y Eric Davis malogró otro gol cantado que le puso Cristian Martínez e inexplicamente, pareció un defensa más de la visita, cuando la tiró afuera.
Acto seguido llega el gol de la visita. Un balón que recogen de una llegada de Panamá, lo transportan desde el centro, tres pases hasta ponerla por el lateral derecho, donde Davis, en vez de ir a la presión, se echa más atrás para facilitarle el centro a Tjaronn Chery, que a ras de piso pasa a Richonell Margaret, quien se anticipa a Cristian Martínez y Adalberto Carrasquilla, para anotar el 0-1.
Otra vez más, como pasó en El Salvador, Martínez y Carrasquilla terminaron de centrales ante la ausencia de los defensas, en una jugada en que volvieron a verse sorprendidos cuando se ataca, como suele suceder cuando se juega con tres centrales en una línea de cinco.
Minutos después viene un centro a la olla de Michael Murillo y Bárcenas con la portería en sus narices la tiró por arriba. Y en seguida, Orlando Mosquera evitó el segundo gol de Surinam, en donde Panamá se salvó milagrosamente.
En los cinco minutos finales, Panamá encimó y acorraló a la visita como lo hizo en los últimos 20 minutos del segundo tiempo.
Panamá tuvo para empatar antes del gol de Ismael Díaz cuando se jugaban cinco de los diez minutos de reposición, pero la desesperación sobrepasó la serenidad, la calma, la tranquilidad. Los tiros hicieron figura a Vaessen, pues todos llegaban cerca a su humanidad, no se lo exigió abajo, todo fue para su lucimiento, Davis se cansó de hacer centros a la olla a lo que sucediera, pero eso no le quita méritos al buen partido del cancerbero visitante.
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Selección de Surinam |
Surinam se defendió con todo, aguantó sin desesperarse, bloqueó, hizo todo lo que pudieron, pero Panamá atropelló con fuerza, hasta que al final sucumbieron en una llegada, en la que los defensas visitantes se durmieron.
El portero panameño fue exigido abajo en las postrimerías del segundo tiempo, en una de las contadas llegadas del seleccionado visitante, que por muchos momentos no pudo controlar el balón ante la presión de los de casa.
Al final Christiansen metió a todos los delanteros al equipo y Panamá terminó jugando a lo que saliera, a la fuerza, al atropello, sin brújula ni orden, hasta se dio el lujo de sacar a Carrasquilla y Martínez, que como dos contenciones, habían sido los armadores del equipo en gran parte del partido. Y así al atropello y a lo que saliera, llegó la jugada providencial del gol. Según estadísticas del partido, fueron 28 remates de Panamá por 8 de la visita, 8 a la portería de Vaeseen por 4 a la de Mosquera.
Y al final pasó algo que poco suele ocurrir en el fútbol. En una jugada donde se pedía mano y penal de la visita en un centro sobre el área chica, entre los panameños y el público, que no se cansó de gritar y de alientar en los últimos minutos, presionaron al central Selvin Brown para que fuera a revisar la jugada al var. Literalmente, lo empujaron llevándolo hasta el var, y la respuesta fue negativa, como era de esperarse.
Y así entre el "Si de puede" del público, Panamá empató y sacó un punto. Me llamó la atención, que en los últimos minutos de reposición, mientras Panamá atropellaba más con fuerza que con inteligencia, a lo que saliera, Surinam tuvos dos salidas por la banda izquierda, que las hizo con clase e inteligencia, con pases cortos, triangulando en un pequeño espacio sin desesperarse por la presión del 1-1, era como si estuvieran ganando, y en una de ellas intentaron poner en aprietos. Una mirada a lo que fueron las dos caras al final del compromiso: la tranquilidad versus la desesperación.
Con la jornada del martes, Surinam sigue líder con 6 puntos, los mismos que Panamá, pero con más goles anotados; Guatemala que derrotó de visitante a los del Bolillo Gómez (0-1), es tercero con 5, y El Salvador cuarto con 3.
El próximo 13 de noviembre, Panamá visita a Guatemala, a la que tampoco ha derrotado en partidos de eliminatoria. Ya Christiansen se dio ánimo para este crucial compromiso, en el que piensa cambiar las estadísticas, como lo hizo con El Salvador en el Cuscatlán. Las estadísticas no juegan, están para cambiarlas, seguramente les dirá a sus dirigidos antes de visitar a los chapines.
¿Le alcanzará?, asumiendo que en lo que va de la eliminatoria ningún local ha ganado.
Lo que sí se sabe es que el sufrimiento se mantendrá latente y todavía más que en los primeros cuatro partidos que van. Tal vez, ahora, el equipo se prepare mejor para romper esta nueva estadística, como lo hizo en El Salvador, que para ganar en el Rommel Fernández.
Esta historia de sufrimiento y amargura continúa.....
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