NUEVO AÑO
Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com
A partir de este lunes primero de enero del 2024, se inicia otra larga carrera de supervivencia, en el que habrá que sortear doce grandes obstáculos en un lapso de 365 días y en un tiempo de 8.760 horas.
En ese largo recorrido una mayoría pasarán la prueba y otra minoría no podrá hacerlo, pero en lo que concuerdan todos, es que desde este primero de enero cada quien comenzará a dar sus primeros pasos con la esperanza de mantenerse activos en esta larga carrera de la vida.
Unos lo harán confiados, pues terminaron el 2023 bien saludables, otros, en cambio, iniciarán la carrera con quebrantos de salud, si a duras penas cruzaron gateando la meta este año. Sin embargo, aún así, todos se aferran a la esperanza de que en esta larga carrera de supervivencia no es como se comienza, sino como se termina.
En esta carrera de la vida, muchos viven las penurias de la guerra, en la que literalmente, los que siguen vivos deambulan como si estuvieran muertos. Ese lado de la carrera solo es exclusividad de los que están abandonados a su suerte, como pasa en otros países que se encuentran en extrema pobreza, en el que vivir un día es una hazaña. Son los contrastes que tiene esta larga maratón.
Por esa variedad de situaciones en que viven los participantes que toman parte de la carrera del 2024, a unos se le hará interminable esas 8.760 horas, otros en cambio, la vivirán sin sobresaltos.
Los más jóvenes no reparan lo difícil que será el recorrido, se amparan en su juventud, divino tesoro, que es su principal fortaleza. Por su parte, los corredores de 50 años en adelante, ya comenzaron a sentir los rigores de la carrera. El físico ya no es el mismo, la mayoría viven esperanzados en mantenerse activos, y algunos ya con el fantasma de la muerte en sus pensamientos.
Así es la carrera de la vida. Los de 50 años en adelante, la corren con la Fe en El Señor, otros en la virgen María o en cualquier otra creencia religiosa. Siempre se aferran a su credo espiritual, para que su líder espiritual les sirva de oxigeno en este largo recorrido de 365 días.
A diferencia de la maratón de 42 kilómetros en la que los atletas de élite compiten en la plenitud de sus condiciones, siempre respaldado por un entrenador, el maratón de la vida es una lotería. Aquí todos estamos inscriptos, participamos sin distinción de nada. Y al final se puede quedar fuera de la carrera, para no participar nunca más, por un accidente o un problema de salud.
En esta carrera por la vida el entrenador es uno mismo. Si se vive una buena vida, con buena alimentación, buenos hábitos y sin dejarse llevar por las precauciones, se pudiera mantener en forma, para correr más carreras, aunque eso es relativo. Porque hasta lo más sanos se han muerto de algo. Ni los más jóvenes tienen asegurada su permanencia en esta larga carrera, pero en el papel tienen más facilidades para hacerle frente a los 365 días del 2024.
De momento, los que vamos a participar en la gran maratón del 2024 somos ganadores. El destino todavía nos tiene vivos y en carrera. Algunos más jóvenes que otros, pero todos con los mismos anhelos y deseos para este nuevo año: sobrevivir.
Por eso, hay que vivir el día a día como si fuera el último de tu vida. Vivirlo a plenitud. Lo que pase en el recorrido de esta carrera de supervivencia, que sea la voluntad del Señor, o del destino de la vida.
Bienvenido 2024. Que Dios nos bendiga. ¡Vamos con todo!!
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