viernes, 6 de mayo de 2022

UNA HISTORIA...UNA LEYENDA

ROMMEL FERNÁNDEZ 






Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Cuenta una leyenda, que hace 29 años existió en Panamá un futbolista de nombre Rommel Fernández Gutiérrez, quien después de su muerte pasó a ser casi que venerado en el país y en Tenerife, por todo lo que hizo en tan pocos años en el fútbol español, en momentos en que la liga domestica estaba en pañales.

Con la desaparición física de Rommel el 6 de mayo de 1993, su nombre se convirtió en una leyenda, en el que cada año de su aniversario de fallecido se lo sigue recordando en Panamá y en toda Tenerife, donde hoy todavía continúa siendo uno de los ídolos del club chicharrero. Se puede asegurar, que por 29 años se ha mantenido viva esa llama de afecto.

Veintinueve años después, su historia parece una leyenda de ficción, porque por donde se la mire, no logra ajustarse a la realidad de los hechos que se vivían en Panamá, en momentos en que comenzaba a gestarse un proyecto de fútbol no aficionado llamado Anaprof.

Con la selección en la eliminatoria para EU 94.


Como bien dice un refrán, que nadie es profeta en su tierra. Rommel Fernández dejó una huella imborrable en el Viejo Mundo, donde los europeos se dieron cuenta de que Panamá era más que un canal, un boxeador (Roberto Durán), un militar (Omar Torrijos) o un cantante compositor (Rubén Blades). Los goles que consiguió en sus seis temporadas en el fútbol español lo llevaron al estrellato, a pesar de ser oriundo de un país sin tradición en ese deporte, donde el fútbol ni sonaba ni tronaba internacionalmente.

72 GOLES EN EUROPA

No obstante, el legado del delantero panameño lo inmortalizó para siempre y hasta hoy todavía se habla de sus 72 goles en 188 partidos oficiales en Europa. Sesenta y tres de ellos durante sus cuatro temporadas con Tenerife, además de sus dos goles con el Valencia y de los siete con el Albacete, que lo tienen posicionado entre los 10 mejores artilleros de Centroamérica en el fútbol europeo.

Sus 1,86 metros de estatura le ayudaron a consolidarse como un gran artillero. Se suspendía en el aire y volaba a una gran altura del suelo. Sus piernas tenían resortes. Corría como una liebre aprovechando sus largas zancadas, y se convertía en un toro a la hora de rematar de cabeza. Recogiendo unas palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano: "cuando saltaba, subía en el aire como si el aire fuera una escalera".

El español Quique Estebaranz, compañero en el Club Deportivo Tenerife, lo describe con más precisión. "Era un portento físico. Tenía cuello de boxeador. La primera imagen que se me viene de él es la de sus pies a la altura de mis ojos cuando entrábamos a rematar. Con él no hacía falta ganar la línea de fondo para centrar. Si tenías precisión, ponías el balón y él llegaba".

Juntos a sus compañeros en sus primeros pasos con la selección nacional.



Su compañero en la selección, René Mendieta, quien compartió en los pocos partidos que Rommel jugó con la tricolor, decía, que su característica de rematar de cabeza era innata, a diferencia de algunos futbolistas que aprenden esa particularidad después de mucho trabajo en los entrenamientos o en un gimnasio.

Esa potencia que tenía Rommel a la hora de arremeter en el frente del ataque, le valió el apodo de "panzer", una palabra alemana que significa "vehículo de combate blindado", que hace alusión a los tanques de guerra que se utilizaron en la segunda guerra mundial.

Por esa época también lo llamaban "el zorro del área", por su inteligencia y buena ubicación para encontrar los remates, en comparación con el mariscal Erwin Rommel, una de las figuras respetadas de la Alemania Nazi en la segunda guerra mundial, a quien los ingleses lo apodaron "el zorro del desierto".

CAMINO A LA GLORIA

Formando parte de la Sociedad Española en el mundialito de 1986.



Su estrellato lo comenzó a gestar en Tenerife, en julio de 1986, a la edad de 20 años, en el III Campeonato Mundial de la Emigración, llamado cariñosamente como un mundialito, que era exclusivo para descendientes de españoles, donde Rommel asistió con documentos falsos, como uno de los integrantes del equipo de la Sociedad Española de Panamá. En esas canchas polvorientas del sur de esa región comenzó a engrandecer su nombre a base de goles, consiguiendo 1O tantos. Después en 1987 vino su fichaje al equipo del Tenerife de la Segunda B, que por entonces no permitía contratar a extranjeros, por lo que tuvo que irse por un año a la filial del equipo, hasta que el club subió a la Segunda A y en 1989 a la primera división, teniendo al panameño como protagonista.

Rommel no necesitó ir a prueba. Ni de la recomendación de ningún representante. Su referencia fueron sus 10 goles en ese mundialito, que significaron su carta de presentación, hasta que de pronto un curioso que lo vio jugar conversó con un directivo del Club Deportivo Tenerife, José Antonio Tigre Barrios, un ex jugador del FC Barcelona. El resto es historia y parte de esta leyenda del fútbol panameño, que pareciera una fábula, por la manera tan increíble como se dieron las cosas.

Su paso en la primera división de España con el CD Tenerife fue grande. El panameño marcaba goles, por arriba, por abajo, como fuera. En esos tiempos lo que se conocía de Rommel era gracias a las agencias de noticias, sobre todo la agencia EFE. En cada partido, el aficionado panameño estaba pendiente de cuántos goles marcaría, porque de antemano se sabía que era titular. 

En la temporada 1990-1991, el panameño ganó el primer Trofeo EFE al mejor jugador Iberoamericano de la liga española, una distinción que después la conquistarían Romario, Rivaldo, Roberto Carlos, Ronaldo, Messi, Iván Zamorano, Javier Saviola, Diego Simeone, Ronaldinho, Cristiano Ronaldo, Luis Suárez, Keylor Navas, entre muchos otros.

SU PASO MÁGICO POR TENERIFE




El Club Deportivo Tenerife cumplirá 100 años de fundado en agosto de 2022 (aunque históricamente se dice que fue fundado en noviembre de 1912) y lo más asombroso de todo es que Rommel Fernández se ubica en el séptimo lugar, entre los diez goleadores históricos del club, en partidos oficiales. Suma 63 goles entre 149 partidos de liga y de otros torneos, en sus cuatro temporadas.

De acuerdo a datos del club, en la temporada 1987-1988 Rommel consiguió 11 goles, en momentos en que en febrero del 88 se daba inicio en Panamá al primer torneo del fútbol no aficionado de la Anaprof.  En la siguiente edición de 1988-89 consiguió 23 tantos, en la de 1989-90, 13 dianas y en la de 1990-91, 16 anotaciones.

En la temporada 88-89, de acuerdo al club, "anotó 18 goles de liga, tres de copa y dos en la inolvidable promoción ante el Betis, lideró  el ascenso del equipo y se convirtió en ídolo. Allí dejó registros inolvidables como sus 16 goles de cabeza".

Julio Rivas "Julito" es el máximo artillero del Tenerife con 112 goles en 10 temporadas. Le sigue el argentino naturalizo español, Juan Antonio Pizzi, quien jugó con la selección española en el Mundial de Francia de 1998, anotando 89 goles en cuatro temporadas. Continúa Antonio Pedrero, con 83 goles en ocho temporadas; Juan F. Martínez "Nino", con 80 goles en cuatro temporadas; José Juan Gutiérrez, con 74 goles en ocho temporadas, Víctor Celso Brito, con 74 goles en seis temporadas, y en el séptimo lugar el panameño con 63 dianas en cuatro temporadas.

Rommel Fernández quedó en la historia del CD Tenerife por ser un jugador clave en el segundo de sus cuatro ascensos a la primera división, en la temporada 1988-1989. La primera vez que el equipo chicharrero subió a la división de honor fue en la edición de 1960-1961, y las dos restantes en las temporadas de 2000-2001 y 2008-2009.

El panameño también formó parte en dos de las 13 temporadas que tiene el CD Tenerife, en la primera división española.

En el Tenerife fue dirigido, entre otros, por el español Xavier Azkargorta, más tarde seleccionador de Bolivia en el Mundial de Estados Unidos 1994; por el argentino Jorge Solari, también entrenador en el mundial gringo con Arabia Saudita.  Otros que lo dirigieron fueron el uruguayo Víctor Espárrago, en el Albacete , quien fue tres veces mundialista con su selección, y el holandés Guus Hiddink en el Valencia.

Entre sus tantos compañeros en el Tenerife, tuvo al astro argentino Fernando Redondo, ex integrante del Real Madrid y de la selección albiceleste, y a Gerardo Martino, hoy seleccionador de México.




ÍDOLO DEL TENERIFE

Por otra parte, en la página del club, el nombre de Rommel Fernández aparece como una de las 37 figuras blanquiazules en sus 100 años de historia, cada una con una foto y una descripción de lo que le dejó al club. En ella aparecen nombres como el de Fernando Redondo, José Antonio Barrios, Rafael Morera, Julio Rivas, entre muchos otros.

Del panameño, se puso como un título de presentación:  "Rommel Fernández, el último mito blanquiazul".

El panzer consiguió 63 goles en 149 partidos con el equipo chicharrero, y en la descripción el club escribió, que "más allá de sus cifras, Rommel se convirtió en ídolo por su sencillez, humildad, carisma o el cariño que siempre mostró a su isla".

El Tenerife también hizo alusión a los goles que consiguió en el Mundialito de Emigrantes, que fueron como su carta de presentación. "Un gol a Chile, dos a Inglaterra, cinco a Venezuela, tres de ellos de cabeza, en un milagroso 5-5, en tiempo de prolongación. Con esos datos y una recomendación de Fernando Pérez, eterno técnico de Arona, José Antonio Barrios -vicepresidente del CD Tenerife, que también ejercía como secretario técnico en la nueva junta directiva que presidía Javier Pérez- recomendó su fichaje", escribió el club en su página.

Y agregó: "Por el camino, para no dar pistas a otros ojeadores, la entidad blanquiazul evitó que jugara un amistoso entre una selección de emigrantes y el propio CD Tenerife. Y luego, tras marcar otro gol con Brasil y despedirse como máximo realizador de ese torneo, apostó por su contratación a pesar de que Rommel tenía poco de emigrante -o hijo de emigrantes- y todo de panameño".

"Ni siquiera leí el papel. Solo quería quedarme en España. Firmé y ya está, admitiría el delantero años más tarde. Firmó en una pizzería y con una ficha, luego mejorada, de 100 mil pesetas anuales", resumió el club, el momento del fichaje del panameño, oriundo del Chorrillo.

EL ÚLTIMO ADIÓS


28 de febrero de 1993, junto a Celia Cruz.



De acuerdo a la página del club, el 28 de febrero de 1993 fue la última visita de Rommel al Heliodoro Rodríguez López, tres meses antes de su muerte.

Este es el relato. "Cuando antes de empatar 2-2 con Albacete participó risueño y alegre en un homenaje que se le tributó a Celia Cruz. Bromeó con la reina de la salsa y firmó autógrafos, se sacó centenares de fotos y se fue feliz. Dos meses más tarde, el 6 de mayo de 1993, un maldito accidente de tránsito heló el corazón de miles y miles de seguidores que Rommel Fernández Gutiérrez aún conservaba -y conserva- en su isla. Y ese día, el último gran ídolo blanquiazul se convirtió en mito".

VALENCIA Y ALBACETE

Del Tenerife, dio un salto al Valencia de Guus Hiddink con el que no le fue bien, solo marcó dos goles en 21 partidos, aunque ya Rommel lo presentía por la manera de trabajar del estratega europeo. En unas vacaciones por Panamá lo había anticipado en una entrevista a los colegas Luis Giraldo y a Nicolás Espinosa. 

Hiddink fue el entrenador de más trayectoria que dirigió al delantero panameño, que entre sus palmarés están el título con PSV Eindhoven en la Copa de Campeones de Europa, en 1988 (hoy llamada La UEFA Champions League), entrenador del Real Madrid y de muchos clubes importantes. Además, seleccionador en tres Copas del Mundo con Holanda, Corea del Sur y Australia.

 Del Valencia, Rommel fue cedido al Albacete donde volvió a sentirse como en casa, en una total comunión con las redes. Allí anotó sus últimos siete goles en 18 partidos, entre ellos un hat trick al Cádiz y los restantes al Tenerife, Sporting Gijón, Atlético Madrid y al Deportivo La Coruña.


LA LEYENDA   




Toda esa cuota goleadora no la pudo tener con la selección, porque en esos tiempos los partidos eran escasos en la región y no se jugaban tantos encuentros como se estila hoy.  Además, en esa época las eliminatorias eran contra un rival, por lo regular, Costa Rica. En 1992, para la eliminatoria al Mundial de Estados Unidos 94, Rommel llegó al país en la madrugada del mismo día del partido contra los ticos, en el entonces estadio Revolución (llamado después, tras su muerte, Rommel Fernández). El entrenador Gustavo De Simone lo hizo ingresar en el segundo tiempo a pedido de la afición, en un encuentro en que muchos de los que asistieron al estadio lo hicieron para ver al panzer panameño, que internacionalmente ya era un futbolista reconocido.

Su muerte, a la edad de 27 años, lo atrapó en momentos en que conducía un auto Toyota Celica, por Tinajeros, Albacete.

Su leyenda tiene muchos tintes, que pudieran servir de espejo para las actuales generaciones, como la que reflejaba su personalidad humilde que nunca cambió a pesar de sus momentos de gloria. Su capacidad para enfrentar los retos como en la oportunidad que se le presentó después del mundialito, la consiguió a base de trabajo, esfuerzo y sacrificio, que son las tres cualidades para triunfar en la vida.

Hace unos años se instauró en Panamá el 6 de mayo como el Día del Futbolista Panameño, como recuerdo para honrar a esta gloria del fútbol nacional. Este domingo 8 de mayo, la Asociación de Futbolistas de Panamá (AFUTPA) organiza un partido en la cancha del Cascarita Tapia, entre las viejas glorias de este deporte en el país, para recordar a la leyenda, al jugador, al crack, al ídolo, quien a pesar de haber fallecido hace tres décadas, su nombre y su legado todavía se mantienen vigentes.

El mito sigue vivo.

 









 





 

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