miércoles, 6 de octubre de 2021

LA MALDICIÓN DEL CUSCATLÁN

TIRO A GOL





 Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com                                                                                                                                                                     
Entre los años de 1976 a 2008, la historia muestra que en el estadio de Cuscatlán la selección de El Salvador mantiene una paternidad sobre su similar de Panamá en partidos de eliminatoria mundialista, manteniéndose imbatible con cinco victorias, cero empates y cero derrotas.

Por otra parte, en el 2021, las estadísticas muestran que Panamá presenta un mejor palmarés que los salvadoreños en sus primeros tres partidos del octogonal clasificatorio para Catar 2022, con dos empates de local, una victoria de visitante, cuatro goles a favor y uno en contra. Mientras que su rival de este jueves en el Cuscatlán suma dos empates como local, una derrota escandalosa como visitante, tres goles en contra y ninguno anotado.

 Frente a este nuevo panorama la selección nacional al mando del danés Thomas Christiansen busca cambiar la historia en los enfrentamientos con los salvadoreños en el estadio Cuscatlán, en donde en cinco partidos se ha convertido en la casa del dolor para los nuestros.

¿Qué nos dice hoy la historia actual, para dejar el pasado en el pasado? 

La constante muestra que el comienzo del octogonal ha sido difícil para los de casa. Solo México en la primera fecha y Canadá en la tercera, consiguieron salir airosos en los 12 partidos de los equipos locales. En el resto de los 10 partidos de los anfitriones se registraron ocho empates y dos derrotas, lo que muestra que hasta el momento jugar en casa no ha sido garantía para alcanzar los tres puntos.





El Salvador viene de empatar sin goles en sus dos primeros partidos en casa con Estados Unidos y Honduras y de caer en el último choque como visitante con Canadá (3-0). Aparte de la falta de victorias, los cuscatlecos también tienen una escasez de goles. Si se le suman los dos amistosos ante Costa Rica y Guatemala, que terminaron en blanco en el Cuscatlán, es un extra que hoy tiene preocupado a los aficionados y medios de comunicación. 

Son cinco partidos sin anotar y siete sin ganar, si se cuenta los dos últimos choques en la Copa Oro. La última vez que anotó fue en el torneo de CONCACAF cuando perdieron y quedaron eliminados en cuartos de final ante Catar (3-2)

Sin embargo, no es fácil ganar de visitante y más en un lugar hostil como el salvadoreño, cuando su fanaticada se convierte en el verdadero jugador 12 a la hora de alentar a su selección en el Cuscatlán. Un estadio con una estructura particular, con las tribunas casi que pegadas a la cancha, que hace que los jugadores recientan todo ese ruido del público en el gramado. Hay que estar concentrados para no ser presa de lo que se vive en las gradas como sucedió en el último partido de 2008 donde los de casa alentados por su hinchada remontaron para ganar (3-1) y dejar eliminado a Panamá en su camino a Sudáfrica 2010.

Está claro que los partidos lo juegan los jugadores y no el público, pero no está de más estar preparados para cualquier momento hostil como el que se vivió hace 13 años en el Cuscatlán.

Tanto panameños como salvadoreños deben estar conscientes que este jueves 7 es una oportunidad para sacar los tres puntos, si se compara con la categoría de los dos siguientes rivales del mes de octubre. El Salvador visitaría el domingo a Costa Rica y el miércoles 13 recibirá a México. Panamá, por su parte, recibe a Estados Unidos y visitará a Canadá.

Los dos seleccionados pensarán uno del otro, que es una oportunidad para intentar asegurar los tres puntos conociendo el difícil panorama en los próximos partidos.




Por lo menos, la situación de El Salvador es más traumática. Es séptimo en el octogonal con dos puntos, sin victorias ni goles en sus últimos cinco partidos. La situación de Panamá es diferente, es cuarto en la clasificación con cinco unidades. Después de la eliminación en la fase de grupos de la Copa Oro, los de Christiansen vienen motivados y con el autoestima por las nubes.

Si yo estuviera en los zapatos de Christiansen, el jueves lo apostaría todo en el Cuscatlán, independientemente de lo que diga la historia, porque me parece que los dos siguientes rivales son de más quilates y eso dificulta por lo menos, para intentar sumar tres puntos de los seis que estarán en disputa.

Pero para ganar se necesita más que jugar bien: inteligencia. No hay que olvidar que los necesitados son ellos. Habría que jugar con la desesperación de su situación. No cambiar el patrón de lo que se hizo en los primeros compromisos. Afinar la puntería, que es lo más importante, para acertar en las ocasiones de gol que se presenten. 

Por lo que nos ha mostrado Christiansen, me imagino que el europeo repetiría el mismo plantel inicial de los primeros tres partidos, incluyendo, a mi juicio, a Cummings y a Ayarza como reemplazantes de Andrade y Carrasquilla, respectivamente. Salvo alguna sorpresa que nos tenga guardada.

Pero no es fácil ganar en el Cuscatlán como muchos creen, aunque con el paso de los años las diferencias se han acortado. Repasando los primeros cinco partidos en eliminatorias, para la de  Argentina 1978 y España 1982 se perdió por goleada (4-1). En la siguiente, para Francia 1998, se trastabilló en el último suspiro del partido (3-2), en un juego que todo indicaba que terminaba empatado; después se cayó 2-1 para Alemania 2006, en un encuentro dominado por los panameños, pero que al final la victoria fue para el equipo local; mientras que la última vez, en una llave directa para Sudáfrica 2010, El Salvador remontó un 0-1 en el primer tiempo para convertirlo en un 3-1 inolvidable, que la afición y los medios lo vivieron como si hubieran clasificado a un mundial. Fue una victoria grandísima de pura guapeza en la cancha y de mucho apoyo en las tribunas.

Este jueves los dos seleccionados van por el mismo objetivo que es sacar los tres puntos, cada uno con una historia diferente: El Salvador, de romper una racha de cinco partidos sin anotar y de siete sin ganar, mientras que de salir airoso o por lo menos sacar un punto, Panamá rompería un maleficio de 45 años de no sumar en el Cuscatlán.

Ahora, de que Panamá es mejor jugador por jugador que El Salvador, como siempre se escucha entre aficionados y periodistas, en la víspera de un enfrentamiento entre salvadoreños y panameños, eso lo dirán los protagonistas de este jueves: O cambiamos la historia rompiendo el maleficio, o seguimos siendo el hijo de El Salvador en estas lides.

¡¡Suerte, muchachos!! 

   

2 comentarios:

  1. Cambiaremos la historia ya lo verá, los pocos panameño que estarán allá se harán sentir, será emocionante...
    Como lo indica, cito; Habría que jugar con la desesperación de su situación...

    De seguro ya se lo han transmitido a todos los jugadores....
    Saludos...

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