miércoles, 6 de mayo de 2020

UN ROMMEL IRREPETIBLE

TIRO A GOL




Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com

Por primera vez en 27 años no habrá público en las gradas del estadio Heliodoro Rodríguez de Tenerife para conmemorar en este año 2020 un nuevo aniversario del fallecimiento de Rommel Fernández Gutiérrez. Los gritos y cantos alusivos a Rommel con pancartas y fotos suyas, hoy se silenciaron como todo en el mundo por causa del coronavirus

 Tampoco en Panamá se verán desfilando a niños en las acostumbradas romerías al cementerio Amador. Hoy se lo recordará en silencio en su aniversario 27, cada uno en su casa, a través de las redes, pero menos en los lugares en que se frecuentó cada 6 de mayo.




 Hace unos años, la Federación Panameña de Fútbol se hizo eco de este sentimiento llamado Rommel Fernández, que no se apaga a pesar de los años, para declarar el 6 de mayo como el Día del Futbolista Panameño, hoy sufriendo por el coronavirus como el resto de los mortales, pero es claro que están pasando por situaciones muy críticas según mencionó la  Asociación de Futbolistas de Panamá.




  A pesar de que estamos confinados por la pandemia, este silencio sirve para recordar más a Rommel Fernández en su vigésimo séptimo aniversario junto al día del futbolista panameño. Hoy su ejemplo de perseverancia debería de ser el espejo en el que se mire todo aquel que busque destacarse internacionalmente en este deporte, en el que por estos tiempos un buen número han sido llamados para emigrar a Europa en busca de oportunidades, pero son contados con los dedos de una mano, y sobran, los que han sido escogidos.




 Siempre he dicho que lo que hizo Rommel parece una historia de ficción. No tuvo que ir a jugar fútbol a los países del área o a los países vecinos. Lo hacía localmente en la primera división. Ni tampoco necesitó de un representante como hoy los tienen todos estos chicos que emigran en buen número a las divisiones menores de Europa y, muy pocos, a la primera categoría, sin embargo, por las razones que sea, al poco tiempo los vemos de regreso en la Liga Panameña de Fútbol, claro está, con algo de dinero y también de experiencia.


Con la selección nacional en la eliminatoria para el Mundial de 1994.


Rommel fue a un mundialito en Tenerife en el que participaban solo españoles, por Panamá asistió la Sociedad Española. Al jugador chorrillero se le arreglaron sus documentos con un toque de adulteración, para que pasara como si sus abuelos fueran de la madre Patria.

 En el mundialito, me contaba Fernando Murcia, compañero de Rommel en el torneo  e hijo del delegado del equipo [Carlos] en ese mundialito, que los campos eran peladeros empolvados. Nada como las canchas en las que entrenan los que hoy van a buscar su oportunidad en Europa. Allí, en Tenerife Sur, en medio de ese panorama desalentador que de seguro hoy lo sería para cualquier futbolista de la generación actual, Rommel no puso reparos, entre caídas, golpes, moretones y sangrados que tuvo, estampó su rúbrica a punta de goles.


Con la Sociedad Española de Panamá en el Mundialito de Tenerife de 1986.


 Un entrenador que vio jugar al panameño fue a contarle al Tigre Barrios, directivo de Tenerife, que en sus años mozos había sido jugador del club y que es uno de sus mejores representantes por haber militado en el FC Barcelona. Le dijo que el panameño tenía su mismo estilo de juego y un buen remate de cabeza. Como el torneo ya había finalizado el Tigre buscó un amistoso para el equipo panameño, quería ver jugar al delantero chorrillero, y como pasa en el amor a primera vista, el directivo quedó encantado con Rommel. 

 Al poco tiempo Rommel fue fichado, pero para su desgracia el Tenerife estaba en la Segunda B, que no permitía contratar a extranjeros. Por eso lo inscribieron por un año en una filial como estrategia mientras se  entrenaba con el primer equipo de la Segunda B, siempre supervisado por dos entrenadores personales, pensando en ascender a la Segunda A, apuntó el Tigre. "No fue fácil como parece", recalcó su descubridor, "Lo de Rommel fue meritorio porque supo captar lo que el club le ofrecía y lo aprovechó", insistió en una entrevista que le hice en La Prensa.


Junto a una generación de grandes jugadores panameños.


 Cuando el equipo pasó a la segunda división Rommel Fernández mostró su calidad aportando con sus goles al histórico ascenso a la primera división del Tenerife. Allí la isla lo adoptó como un hijo suyo y nunca lo ha dejado de querer.  Más adelante Valencia lo fichó y luego pasó al Albacete en donde jugó sus últimos partidos hasta su accidente que motivó su muerte un 6 de mayo de 1993.

 Es una historia que aunque pareciera de ficción, debería de ser una lectura obligada para los chicos de las selecciones nacionales en las categorías menores, porque  el trasfondo de esta conmovedora historia más que en lo futbolístico, está en lo humano. Es la historia de un jugador de estrato humilde, nacido en El Chorrillo, que consiguió llegar a lo más alto en un corto tiempo de años.




 Cuando estaba dando mis primeros pasos en el periodismo lo conocí en una conferencia de prensa en el salón de los platillos de la cervecería. Rommel ya era una figura internacional. Todos los periodistas e invitados estábamos sentados esperando cuando de repente lo vimos aparecer, entró apurado y se fue de mesa en mesa, con una bolsa de papel en sus manos, repartiendo unos pines del Tenerife, mientras los entregaba sonreía y saludaba a cada uno como si nos conociera de siempre.

 En el poco tiempo  que lo disfrutamos fue el mismo con los medios. Nunca se le subieron los humos a la cabeza. Dicen sus compañeros de selección que con ellos fue el mismo Rommel de siempre. 




 Hoy puedo decir y sacar pecho, que junto a los colegas de mi época y también a la afición, tuvimos la suerte de ver triunfar en su máximo esplendor a un futbolista panameño en una de las mecas del fútbol europeo. Nos sentíamos orgullosos, pero nunca recuerdo que alguien lo haya llamado un crack como hoy suelen decírselo a cualquiera. Después vino Julio Dely Valdés, que mejoró lo que había comenzado Rommel en Europa, triunfando en tres mecas del fúbol europeo: Italia, Francia y España. Nadie más lo ha vuelto a hacer en casi 30 años. 




Por eso repito, que me siento orgulloso de haber estado en esa época de Rommel y Julio Dely , por esos tiempos pensar en que un panameño fuera a triunfar en el fútbol de Europa y sobre todo en esas tres plazas, era hasta descabellado imaginárselo.


 Desde mi habitación en la que me encuentro confinado, cuando recuerdo lo que fue Rommel y su brillante paso por España en donde triunfó en un corto tiempo, pienso que fue su don de gente lo que lo inmortalizó para siempre en los corazones de Tenerife y de Panamá. Algo que lamentablemente hoy se ha perdido entre muchos de nuestros jugadores. 
  

  
     

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