lunes, 25 de mayo de 2020

CERRADO POR FÚTBOL

RECORDANDO A EDUARDO GALEANO





Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com

"Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía: Cerrado por fútbol. Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza a mano, sin moverme del sillón preferido. Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia".




 Así sentía el fútbol el periodista y escritor uruguayo, Eduardo Galeano, considerado uno de los literatos más influyentes de la izquierda latinoamericana y uno de los intelectuales más enamorados de este deporte, que murió el 13 de abril de 2015 a los 74 años.

 Su obra magna: Las venas abiertas de América Latina, que es una denuncia al maltrato histórico que sufrió nuestro continente entre los siglos XVI y XIX a manos de las naciones colonialistas, fue traducido a 18 idiomas y entre sus obras, es la que mejor representa el sentir del literato sudamericano.

 Como buen uruguayo, el fútbol fue parte de su vida como lo ha sido para los tres millones y medio de habitantes, lamentablemente, como él mismo lo admitió, fue un tronco en su intento de ser futbolista, jugaba bien en sus sueños cuando dormía. Por eso se dio a la tarea de escribir un libro que hablara sobre este deporte, lo publicó en 1995: El fútbol a sol y sombra. Con esta magistral obra, Galeano reconoció que hizo con las manos lo que nunca pudo hacer con los pies.




 Después de su muerte unos amigos recopilaron notas inéditas, ensayos que publicó en diarios, entrevistas, discursos, entre otras publicaciones. Con ese material sacaron al mercado el libro Cerrado por fútbol, una recopilación en la que se respetó el estilo del escritor mientras este ya descansaba en paz. Es un aporte más de Eduardo Galeano, desde el más allá, para el fútbol que siempre amó, con sus virtudes y defectos.

 Leer de fútbol de la pluma de monstruos de la escritura como Galeano, es tan fascinante como ver un partido de fútbol del pasado por la televisión. Hoy quiero compartir algunos apuntes de este libro Cerrado por fútbol, en el que el escritor uruguayo abarca de todo lo imaginable del fútbol tanto del pasado como del presente. 




Mientras hoy el fútbol está cerrado por el coronavirus y apenas se está haciendo rodar el balón en la bundesliga, la cuarentena es propia para que además de ver un juego por la televisión, también se complemente con un buen libro de fútbol.

 "Escribí El fútbol a sol y sombra para la conversión de los paganos. Quise ayudar a que los fanáticos de la lectura perdieran el miedo al fútbol, y que los fanáticos del fútbol perdieran el miedo a los libros. Pero jamás imaginé nada más", sentenció alguna vez el escritor uruguayo.

LA IZQUIERDA  Y LA DERECHA

 Galeano reconoció que hay intelectuales que no sienten el mismo sentimiento que él manifestó por el fútbol. "Algunos intelectuales están abocados al fútbol pero en general la posición predominante es de cierto desprecio," dijo en una entrevista a la revista El Gráfico, de Argentina, en 1995, luego de publicar el libro El fútbol a sol y sombra.

 "Por un lado hay un prejuicio elitista que tuvo su expresión en Jorge Luis Borges, el intelectual que más brillantemente despreció el fútbol, con más inteligencia. Él lo despreciaba porque el fútbol es una pasión de masas y él detestaba las pasiones populares y lo decía".

  Galeano llegó a estimar, que "Borges representa el desprecio al fútbol como pasión popular. ¿Cuál es la pasión del pueblo? Una cosa que se hace con los pies, porque el pueblo piensa con los pies. Ésa sería la posición de la derecha. La de la izquierda es el rechazo del fútbol como instrumento de alineación, como opio del pueblo, como diabólica invención del imperio británico para adormecer a los oprimidos del mundo. Entre esas dos posiciones hay muchos intelectuales y escritores que somos apasionados al fútbol".





MARADONA Y PELÉ

 Ya en lo deportivo, el escritor se consideró en vida un mendigo del buen fútbol, siempre mencionaba a los grandes futbolistas que lo entretuvieron, mientras pedía "una linda jugadita por amor de Dios".

 De Diego Armando Maradona, a pesar de nunca haber hablado con él, dijo que "Me ha dado algunas de las mejores horas de alegría y de placer que he tenido como espectador de belleza. Es de los pocos protagonistas importantes del futbol- junto a Valdano- que han sido capaces de cantarle las cuarenta a los dueños del poder".

 ¿Fue el mejor que vio?, le preguntaron en El Gráfico: Él y Pelé, si, respondió el escritor.

 "Son muy diferentes. Diría que, para mi manera de gustar el fútbol -soy un apasionado del modo brasileño-, probablemente Pelé me ha gustado más, aunque a Maradona lo veo más completo, contra lo que algunos suponen".




UN DIOS SUCIO

 "Diego Armando Maradona fue adorado no sólo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses. Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero".

 Y martilló: "Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esa droga".




El FÚTBOL Y SU PAÍS

 La convicción que tenía Galeano de su pasión por este deporte, era que el fútbol "es el espejo del mundo y de la realidad".

 "Hasta el papa de Roma ha suspendido sus viajes por un mes. Por un mes, mientras dure el Mundial de Italia, estaré yo también cerrado por el fútbol, al igual que muchos otros millones de simple mortales".

 "Nada tiene de raro. Como todos los uruguayos, de niño quise ser jugador de fútbol. Por mi absoluta falta de talento, no tuve más remedio que hacerme escritor. Y ojalá pudiera yo, en algún imposible día de gloria, escribir con el coraje de Odbulio, la gracia de Garrincha, la belleza de Pelé y la penetración de Maradona".

"En mi país, el fútbol es la única religión sin ateos; y me consta que también la profesan, en secreto, a escondidas, cuando nadie los ve, los raros uruguayos que públicamente desprecian al fútbol o lo acusan de todo". 

 "No hay país más futbolizado que el nuestro. Aunque tiene menos habitantes que la sola ciudad de Roma y su escasa población crece poco o nada, el Uruguay sigue generando, en proporción, la mayor cantidad de practicantes y teóricos del fútbol en el mundo entero. El país produce un asombroso número de habilidosos jugadores, hinchas, fanáticos y sesudos ideológicos. Los jugadores se van, porque aquí adentro no hay quien les pague. Los hinchas y los ideólogos se quedan, porque allá afuera no hay quien los compre".




ZIDANE Y SU EXPULSIÓN

 Sobre el partido final del Mundial de 2006, Galeano resumió lo de la expulsión de Zinedine Zidane con una frase singular: "En el escenario de la cordura, un ataque de locura".

 Escribió, que cuando el mundial empezó "los expertos dijeron que Zinedine Zidane estaba viejo. Mariano Pernía, el argentino que juega en la selección española comentó: "Viejo es el viento y sigue soplando. Y Francia derrotó a España y Zidane fue, en ese partido y en los partidos siguientes, el más joven de todos".

 "Según parece, el zaguero italiano Marco Materazzi le ofreció algunos de esos insultos que los energúmenos suelen chillar desde las tribunas de los estadios. Zidane, musulmán, hijo de argelinos, había aprendido a defenderse allá en la infancia, cuando recibía ataques así en los suburbios pobres de Marsella. Conoce bien esos insultos, pero le duelen como la primera vez; y sus enemigos saben que la provocación funciona".

 "Este mundial estuvo signado por las consignas que las selecciones enarbolaron, al comienzo de los partidos, contra la peste universal del racismo, y Zidane, militante de esa causa, fue uno de los jugadores que lo hizo posible".

AMOR DE HINCHA

 Galeano recordó el fervor de ser un hincha con una frase de su autoría, que un amigo se la recuerda cuando le escribió una carta para decirle que se había cambiado de equipo.

"Un amigo, Ángel Vásquez de la Cruz, me escribe desde Galicia: "Yo había sido siempre del Celta de Vigo. Ahora me he pasado a su peor enemigo, el Deportivo de La Coruña. Es sabido que uno puede, y quizá debe, cambiar de ciudad, de mujer, de trabajo o de partido político....pero jamás, jamás, puede uno cambiar de equipo. Soy un traidor, lo sé. Te pido que creas: lo hice por mis hijos. Mis hijos me convencieron. Traidor, pero padre ejemplar".

También llegó a señalar, que "alguna mano anónima en estado de paroxismo, dejó su testimonio en un muro en Montevideo: "Peñarol sos como el sida. Te llevo en la sangre". Lo leí, y me quedé dudando. El amor a la camiseta ¿es tan peligroso como el amor a una mujer? Los tangos no aclaran el punto. En todo caso, el pacto de amor de hincha parece ser más serio que cualquier contrato conyugal, porque la obligación de fidelidad no admite ni la sombra de la sospecha de la posibilidad de un desliz. Y no solo en América Latina".

EL ESCORPIÓN




Sobre la atajada del escorpión, a su juicio, "jamás vista", del portero colombiano René Higuita, en el estadio de Wembley de 1995, Galeano escribió: "Vale la pena detenerse y mirar las fotos de este documento de identidad colombiana. Su fuerza de revelación no está en la proeza deportiva, sino en la sonrisa que cruza la cara de Higuita, de oreja a oreja, mientras comete su sacrilegio imperdonable".

FIFA, EL VATICANO

 El escritor uruguayo siempre consideró a la FIFA como un Vaticano, "reivindica para sí un carácter divino, sacro. Es intocable. Al fútbol profesional no se le aplican las leyes laborales."





LOS JUGADORES

En una ocasión escribió, que "En su edición de diciembre del 95, la revista brasileña Placar entrevistó a Joseph Blatter, el hombre número dos de la FIFA [en ese entonces], virrey del negocio del fútbol. El periodista le preguntó su opinión sobre el sindicato internacional de jugadores, que se estaba formando: "La FIFA no habla con jugadores", respondió Blatter.

 "Los que manejan el negocio, los dueños de la pelota, actúan como si los jugadores no existieran. Jamás los escuchan. Los verdaderos protagonistas del espectáculo asisten desde la tribuna, como espectadores, a la toma de decisiones que toman los empresarios y los burócratas: quiénes juegan, por cuánto, cuándo, dónde y cómo. Designios inescrutables, cuentas secretas. La FIFA modifica los reglamentos, con buen criterio o criterio dudoso, y discute cambios delirantes, como la ampliación de los arcos, sin que los jugadores puedan nunca decir ni pio".

 El uruguayo comentó el caso Bosman que le cambió la dirección al diario vivir de los jugadores; en Panamá existe una asociación que está velando por los intereses de los futbolistas, pero hoy son vistos como si fueran unos provocadores, por la autoridades que manejan el fútbol nacional.

"Los jugadores todavía figuran en los balances como patrimonio de los clubes, aunque los lazos de servidumbre feudal se han aflojado en estos últimos años; y en Europa se rompieron del todo a finales del 95. Esta fue la buena noticia para los jugadores y para todos los que creemos en la libertad de trabajo y en los derechos humanos. La Suprema Corte de Luxemburgo, la más alta autoridad de la Comunidad Europea, se pronunció a favor de una demanda del futbolista belga, Jean-Marc Bosman, y en su sentencia estableció que los jugadores quedan libres, una vez vencido sus contratos que los liga a los clubes. La universalización de esa conquista es una de las tareas que se propone llevar adelante el recién nacido sindicato de jugadores". (Parte del discurso leído por Galeano en la apertura del Congreso de Deportes Play The Game en Copenhague, Dinamarca, en 1997).





UN CRACK

Hace cinco falleció este escritor uruguayo que además de entretener,  orientar y profundizar en sus libros con los problemas sociales, políticos, económicos, incursionó en el fútbol como un crack. ¿De qué jugaba? le preguntaron en El Gráfico, a lo que contestó: "De lo que se llamaba entreala derecho en aquel tiempo, el ocho. Era pésimo, horroroso. Nunca pude llegar ni siquiera a la sombra de la sombra de la sombra de lo que yo mismo me veía hacer mientras soñaba".

En vida no pudo tener el sueño que todo uruguayo anhela, ser un futbolista, sin embargo, fue un excelentísimo 'ocho' con las manos. Un crack de la pluma.
















  

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