miércoles, 19 de octubre de 2022

RUBÉN BLADES MERECE UN MUSEO

EL POETA DE LA SALSA 


Mural en Bogotá, Colombia (Foto, El Tiempo)




Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


El otro día Rubén Blades posteó en su cuenta de instagram su agradecimiento a la Asociación Crea, Vive y Sueña Inglés, y a la del Sur-Fest Spray Latino 2022, por haber incluido su rostro, junto al de otros salseros, en un mural de salsa, en un barrio del sur de Bogotá, Colombia.   

Después de leer y ver la foto del encabezado y su agradecimiento, leí los comentarios, que por obvia razones, las respuestas no se hicieron esperar. Por lo regular son de personas de otros países, que siempre se han sentido atraídos por el legado del músico panameño.

"Hermosa pintura, muy merecido honor". "Poeta, usted merece un mural en cada calle de Latinoamérica". "Voy para allá a tomarme la foto". "Eres la banda sonora de muchos en la vida...tu arte con el lápiz. Gracias maestro". "En todas las calles de nuestros barrios tendríamos que tener al poeta de la salsa". "Un don es la humildad y usted hace honor a ello". "Maestro, usted es merecedor de tener un mural en cada ciudad del mundo". "¡Honor a quien se lo merece! Gracias por la poesía que nos da luces y refleja nuestras vidas".... Estas son algunas de las muchas respuestas de sus fans.

Sin ser Bogotá una ciudad salsera, este mural es el reflejo de la importancia que tiene a sus 74 años el cantautor panameño, con seis décadas en los escenarios y todavía con mucha energía para continuar extendiendo su legado musical  por el mundo.

Sin embargo, en Panamá no se le ha dado la importancia que merece a este ilustre personaje. Rubén es una de las mentes más brillantes que tiene el país, es una persona bien preparada que la hace merecedora de tener un nutrido bagaje cultural, con el que te puede hablar, con lujos y  argumentos, no solo de música, de cine o de política, sino de lo que sea.

Pero con todos esos atributos, el poeta de la salsa tiene sus detractores que lo juzgan, entre muchas otras cosas, por su pasado político o por estar más tiempo en Estados Unidos que en su natal Panamá. Pero no cabe duda, que al escucharlo en un conversatorio, Rubén nos da muchas luces con lo que dice, a pesar de que en algún momento, quizás, no estemos de acuerdo con algunos de sus planteamientos, pero lo que dice lo señala a su manera, con autoridad, seguridad y mucha convicción, sin temor a que después lo acribillen en las redes sociales. Sus reflexiones tienen algo que a uno lo dejan meditando para bien, como las letras de sus canciones.

Rubén Blades continúa siendo una de las personas más admiradas en ese  enorme mundo de la farándula y del espectáculo; en la música, independiente de cualquier gusto musical, hoy todavía  es una autoridad. ¿Quién no se ha degustado escuchando las letras de sus canciones? Son seis décadas desde la vez, que a mediados de los años 70, se lo vio cantando Guararé con Tito Gómez en la orquesta de Ray Barreto. Hoy, por ejemplo, su tema, Amor y Control, que lo lanzó en 1992 y que una década después comenzó a escucharse por todas partes, es un himno a la familia, en el que el panameño lo inmortalizó con la frase: "familia es familia".

Unas personas posan frente a un afiche de Rubén Blades en la Feria de Cali.



Todo lo que ha hecho en sus 74 años y que aún lo continúa haciendo, es una historia de vida, que aunque ya ha contado parte de su biografía en algunos reportajes, todavía falta mucho por explorar. 

En uno de sus tantos apuntes, el propio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, reconoció que le hubiera gustado escribir la historia de Pedro Navaja.  

"Me llamó por teléfono desde Nueva York mi amigo Rubén Blades  para decirme que quería cantar algunos de mis cuentos, y yo le contesté que encantado, inclusive por la curiosidad de saber qué clase de transposición endiablada podía quedar de semejante aventura. Lo digo sin ironías: nada me hubiera gustado en este mundo como haber podido escribir la historia hermosa y terrible de Pedro Navaja", anotó una vez en una de sus obras, el fallecido poeta colombiano.

Hoy el legado de Rubén Blades merece un lugar particular en su natal Panamá, para que las nuevas generaciones conozcan al autor de Maestra Vida o de Patria. Y el mejor lugar tiene que ser un museo que lleve su nombre. 

En Cali, Colombia, por ejemplo, se inmortalizó la figura del compositor y músico Jairo Varela, el creador del grupo Niche, con un museo que lleva su nombre. En esa ciudad, reconocida como la capital mundial de la salsa, se celebra la feria de Cali la última semana del año, con un lugar exclusivo para los salseros, el de los melómanos. Allí la figura del panameño aparece en muchos suvenires, a sus 74 años Rubén sigue siendo admirado junto a otro grupo de veteranos salseros.  

Panamá se ha quedado corto con Blades, a quien lo idolatran en otros países, pero que en su terruño no le reconocen todavía su grandeza. Un museo sería el reconocimiento más digno para este salsero que nunca ha dejado de pensar en su sufrida Latinoamérica, y que con sus maracas siempre ha llevado los colores patrios de Panamá a cualquier escenario del mundo.
   







2 comentarios:

  1. Creo que Panamá merece tener un museo de Rubén Blades. Le haríamos un honor a la trayectoria del cantautor y a nuestra nación por la figura monumental que significa RB. Admiro mucho su música, pero más que nada sus letras.

    ResponderEliminar