domingo, 31 de julio de 2022

EL INCÓGNITO ACCIDENTE DE OMAR TORRIJOS

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ 






Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com



Decía el escritor colombiano, Gabriel García Márquez, del general Omar Torrijos, que siempre tuvo la impresión de que "Torrijos corría más riesgos de los que podía permitirse un hombre acechado por tantas amenazas".

En una de sus tantas notas de prensa recopiladas en el tomo 5 de su Obra Periodística, Márquez señaló de que Torrijos "aceptaba a duras penas las normas de seguridad, tal vez porque era el ser humano más desconfiado que se podía concebir, y en última instancia no confiaba en nadie ni en nada más que sus intuiciones misteriosas y certeras. Era su única orientación en las tinieblas del azar".

Sin embargo, Torrijos murió misteriosamente en un accidente aéreo en Coclesito un 31 de julio de 1981, hace 41 años, sin que hoy se sepa con certera si el accidente fue un hecho casual, como se ha querido vender en las últimas cuatro décadas, o si fue un hecho provocado, como también lo considera una gran mayoría.

Hoy las versiones de un accidente o un atentado están divididas, ninguna tiene una validez clara, no obstante, el escritor colombiano, quien era amigo personal del general Torrijos y que lo conocía como cualquier panameño, escribió varias veces sobre el pensamiento del que fuera el hombre fuerte de Panamá. 

En esta nota, Márquez escribió después de la muerte del general, sobre su último encuentro con Torrijos.

"Los aviones en que volaba casi todos los días desde hacía muchos años eran buenos y muy bien mantenidos, y sus pilotos rigurosos eran los únicos que tomaban las decisiones del vuelo. Sin embargo, tal vez Torrijos no se daba cuenta de que aquella incertidumbre a su intención sobrenatural, que tal vez le salvó la vida muchas veces, terminó a la larga por ser un flanco más vulnerable, pues al final le daba tantas oportunidades a la fatalidad de sus enemigos. Cualquiera de los dos pudo causarle la muerte", escribió el nobel de literatura de 1982, fallecido el 17 de abril de 2014 en México.

El escritor colombiano dijo que tampoco era imposible relacionar esta catástrofe a la que había ocurrido un poco más de un año con otras personalidades políticas del continente.

"En junio de 1980, el avión en que volaba el vicepresidente electo de Bolivia, Jaime Paz Zamora, se precipitó a tierra envuelto en llamas. Se pensó entonces, aunque nunca pudiera comprobarse, que le habían echado azúcar al tanque de gasolina".

Marquéz también comentó, que después vino la tragedia del presidente de Ecuador, Jaime Roldós y más tarde, la del jefe del Estado Mayor de Perú, general Luis Hoyos Rubio.

Garcia Márquez precisaba que habían sido cuatro "personalidades progresistas, cuya desaparición sólo podía favorecer a las tendencias más tenebrosas de América".

El nobel colombiano cuestionaba, que no era "fácil creer que tantos desastres sucesivos sean causales, porque no es tan selectivo el índice de la muerte y hasta las mismas casualidades tienen sus leyes inexorables".

Como conclusión a su nota el escritor colombiano consideró que "no era ésta la clase de final que Torrijos esperaba, ni la deseada y merecía".

"Siempre tuve la impresión de que se había reservado el privilegio de esconder el modo y la ocasión de su muerte, y que la tenía reservada como la carta última y decisiva de su destino histórico. Era una vocación de mártir que tal vez fuera el aspecto más negativo de su personalidad, pero también el más espléndido y conmovedor".

De acuerdo a Gabriel García Márquez, "el desastre, accidental o provocado, le frustró el designio, pero la muchedumbre dolorida que asistió a sus funerales iba sin duda movida por la sabiduría secreta de que aquella muerte impertinente y sin grandeza es una de las formas más dignas del martirio. Yo no estaba allí, por su puesto. Nunca he tenido corazón para enterrar a mis amigos".

ÚLTIMO ENCUENTRO

Gabriel García Márquez con Omar Torrijos.



Márquez fue muy amigo de Torrijos y se trataban como si se conocieran de infancia. En este mismo ensayo el escritor escribió sobre una conversación con el general unos días antes de su accidente. Les comparto algunos extractos. 

García Márquez recuerda que viajaba a Panamá dos o tres veces al año solo parar estar con el general y con los amigos comunes, siempre en un hotel. "Las cosas no están como para andar por ahí", le dijo el escritor a Torrijos conscientes de la situación en Centroamérica y el Caribe.

"Sus servicios de seguridad habían comenzado a tomar medidas excepcionales y él mismo, que era el hombre más imprevisible que he conocido, había adoptado un comportamiento más imprevisible que nunca".

De acuerdo al escritor, "mi impresión es que muy pocas veces, en los tiempos de su poder, nunca tuvo un instante de sosiego, y esto había creado en torno suyo una disponibilidad permanente para cambiar de lugar.

"Ya sabemos que cada palabra de alguien, cada gesto anterior, y aun sus actos más naturales cobran una significación espectral después de su muerte. Tal vez por eso tengo la impresión de que nunca como en esta última vez había hablado tanto de la muerte con el general Torrijos, y sobre todo de lo que siempre nos amenaza durante el vuelo. Conocía muy bien mi miedo a volar, y siempre lo tomaba en cuenta con un gran respeto".

Explicaba Márquez, que cuando iba en un vuelo con Torrijos "impartía a los pilotos instrucciones suplementarias para que eludieran los cielos tormentosos, y ordenaba que me subieran una cantimplora de whisky. 'No hay nada mejor para volar', decía. 'Si a los aviones le echaran whisky en los tanques en vez de gasolina, nunca se volverían a caer'.

El escritor colombiano rememoró en su nota que "la misma noche en que llegué, hace dos semanas, a Panamá, fuimos en helicóptero a la isla de Contadora. El cielo estaba sembrado de estrellas marinas, y el aire era fragante y diáfano sobre el Pacífico. Torrijos me miró de pronto, con sus ojos clarividentes, y me encontró impasible con el vaso de whisky en la mano. Entonces se volvió hacia su esposa, Raquel, con quien yo nunca había volado, y le dijo: 'la única persona con quien Gabriel vuela tranquilo es conmigo'. Dos días después se lo repitió de nuevo al antiguo presidente de Venezuela, nuestro amigo Carlos Andrés Pérez, cuando regresábamos en avión a la ciudad de Panamá, sólo que entonces añadió una frase más: 'Gabriel sabe que conmigo no puede pasarle nada´".

Como cosas del destino, el premio nobel mencionó que "el avión en que volábamos entonces, para un trayecto de veinte minutos, era el bimotor Twin Otter, de la fuerza aérea panameña, en que Torrijos había de morir el viernes siguiente, en circunstancias que no parecen del todo accidentales".




 









2 comentarios:

  1. "no era ésta la clase de final que Torrijos esperaba, ni la deseada y merecía".

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