viernes, 13 de junio de 2025

¡AGRANDADOS!

TIRO A GOL 







Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Después de conocerse el sorteo de la fase final de la CONCACAF, para la Copa del Mundo del 2026, se escucha con mucho eco de que Panamá ganará el grupo sin mayores problemas. Se oye tanto de aficionados como del nuevo periodismo. Hay ruido de agrandados en los corrillos del fútbol panameño.

Y es natural, porque, indirectamente, la selección mayor nos agrandó a todos, a pesar de que el capitán Aníbal Godoy haya criticado hace unos días a un sector del periodismo por sentirse agrandados.

Pero la verdad es que el fútbol panameño se agrandó hace unos años en el área, por eso los jugadores se deben agrandar futbolísticamente ahora en la cancha, en esta fase final, porque en la pasada ronda ganaron sin convencer, a pesar de las buenas actuaciones en la última Copa Oro y Copa América, que fueron totalmente diferentes.

No se convenció en la pasada fase, pero se ganaron los cuatro partidos que es lo importante, pero ahora viene lo más difícil en que habrá que estar preparado física y mentalmente para este nuevo reto, porque en seis partidos se pueden tener malas noches y terminar como los italianos en las dos últimas eliminatorias en las que se quedaron sin mundiales.

Ahora son los jugadores los que se tienen que agrandar, demostrarlo con hechos y con el balón, plantear que ese cuarto lugar en el ranking de CONCACAF no ha sido regalado. Tienen que ser más agrandados en la cancha que los mismos periodistas en las redes sociales.

El tema de Godoy me trajo algo a la memoria. Hace un año estuve en Colombia y seguí desde allí las incidencias de la Copa América. Recuerdo la vez que Panamá iba a enfrentar a los cafeteros en cuartos de final. En la previa recibí muchas llamadas y mensajes por el whatsApp de colombianos que me preguntaban por dos periodistas panameños, que se mofaban de Colombia antes del partido. Me mandaban los videos y me decían, ¿Quiénes son esos manes? Yo solo me reía. Se puede decir, que por esos videos que se hicieron virales, en Colombia el aficionado conoció mas a estos dos personajes que a los jugadores de la selección de Panamá. Lo dejo hasta allí.

Godoy debe entender que el periodismo ha cambiado no solo en Panamá, sino también en el mundo, y que antes, cuando a la selección le ganaban todos en el área, en algunos países también se mofaban de los nuestros. Pero es un hecho que hoy el nuevo periodismo panameño ha cambiado, como pasa en el resto del  planeta, con esto de las redes. Hoy los periodistas son unos cracks en sus plataformas digitales, juegan mejor en sus redes que los propios jugadores en la cancha.

Pero retomando el tema de agrandados, así se tendrá que comportar la selección nacional en la fase decisiva, en la que el primero clasifica al mundial y el segundo, si es el mejor entre los tres del grupos, tendrá un repechaje.

Lo que viene ahora con la Copa Oro no me interesa. Siempre lo he dicho, es el torneo en que nuestros jugadores se sienten como pez en el agua. Tengo plena confianza en que el que juegue lo hará bien, porque es un torneo que cala como anillo al dedo para nuestros seleccionados. Se fijaron, estoy escribiendo como un agrandado.

Al final, lo que cuenta es lo que se verá a partir del mes de septiembre. De los rivales que nos tocó, se los respeta, en el papel somos mejores que ellos. Sin embargo, el último recuerdo que me quedó del Bolillo Gómez fue la vez que visitó el Rommel Fernández con Honduras, en la antepenúltima fecha del octogonal final de la eliminatoria para Catar 2022. Allí nos dejó vestidos y alborotados, sacó un empate 1-1 que a la postre fue el anuncio de una eliminación que se venía y que se consumaría en el siguiente partido con el 5-1 que nos propinó Estados Unidos.

Por el momento, a disfrutar de la Copa Oro.

lunes, 2 de junio de 2025

58 PARTIDOS PARA UN TÍTULO

TIRO A GOL 







Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


El fútbol no es de merecimientos: se gana o se pierde. Algunas veces se gana sin haber sido el mejor, porque estamos hablando de un deporte que se evalúa por los resultados, no por el rendimiento.

A sus 48 años, el entrenador chiricano Mario Méndez consiguió ganar el sábado con Plaza Amador su primer campeonato en la Liga Panameña de Fútbol (LPF) después de perder las finales de los dos últimos torneos. La tercera fue la vencida, se dijo por todas partes después de golear 6-0 al San Francisco, un refrán que no tiene que ver nada con las matemáticas, porque también se pudo haber perdido por una tercera vez, si los capitalinos no hubieran metido seis goles y su rival hubiera mostrado más resistencia. 

Por allí leí, que este refrán anima a la perseverancia, ya que sugiere que los esfuerzos repetidos pueden finalmente dar resultados.

El cholito Méndez necesitó 58 partidos en los tres torneos con Plaza Amador para ganar su primer título en la LPF. Sus números en los dos primeros torneos no fueron del todo malos, pero haber perdido las dos finales del Apertura y Clausura del 2024 era como para que el sábado hubiera visto la final por televisión. En ese sentido, la directiva del club, con el asesoramiento de Mike Stump, que según me cuentan, es el hombre que está atrás de un gran proyecto con el equipo, le perdonaron los dos descalabros al entrenador para continuar con el plan inicial. Son contados los entrenadores que se pueden dar esos lujos, sobre todo en Panamá. El chiricano estuvo afortunado.

Miremos los números del técnico campeón en los tres torneos: Estuvo en 58 partidos, con 31 victorias, 14 empates, 13 derrotas, 83 goles a favor, 59 en contra, para 109 puntos.

En los dos últimos torneos fue primero de su conferencia y pasó directo a las semifinales, mientras que en el primero había finalizado tercero y le tocó jugar los playoffs




Es decir, que con Mario Méndez, Plaza Amador mejoró su rendimiento en los dos últimos torneos. En el Clausura 2024 fue segundo con 30 puntos, entre los 12 equipos agrupados en una clasificación general, siendo superado en una unidad por el CAI que terminó como líder absoluto en la ronda regular.

En este último torneo que acaba de culminar, Plaza Amador fue el líder absoluto de la general con 31 unidades. En semifinales le tocó enfrentar a su archirrival Tauro, que lo tenía de papá en los últimos enfrentamientos. Por eso es meritorio lo que acaba de hacer el entrenador chiricano.

Ahora, los números daban fe de la buena dirección de Méndez, pero de haber perdido su tercera final en línea, los números no lo hubieran salvado, porque el fútbol es de resultados.

Plaza Amador solo perdió seis veces en los dos últimos torneos, tuvo tres caídas en cada uno, comparado a sus siete reveses que sufrió en el Apertura del 2024. En el Clausura 2024, perdió con Árabe Unido, Potros y con el CAI en la final.

En el caso de este Apertura 2025 que acaba de finalizar, Plaza tuvo dos de sus tres reveses ante Tauro, en la cuarta (4-0) y décimo tercera jornada (2-0), después de haber debutado con una derrota ante Sporting San Miguelito (1-0) en la primera fecha.

No está mal para un equipo que venía de perder las dos finales del 2024 y que se cobró revancha en semifinales con el Tauro. Desde ese punto de vista, lo que hizo Mario Méndez es meritorio, pero ese esfuerzo de nada hubiera servido si no hubiera ganado la final ante San Francisco.

Hoy el fútbol le devolvió el esfuerzo al entrenador chiricano que le dio su octavo título al Plaza Amador en la LPF después de cinco años, cuando lo hizo Jorge Dely Valdés en el Apertura del 2021.


Mario Méndez



Como jugador, el cholito ha sido uno de los mejores laterales derechos que se recuerde del fútbol panameño, estuvo en todas las selecciones nacionales desde la Sub 17 hasta la mayor. Es más, siendo aún joven lo llamaban a la absoluta. Si no trascendió internacionalmente fue porque no tuvo la oportunidad pues le tocó vivir los tiempos de las vacas flacas, pero en el exterior muy bien que hubiera triunfado porque lo tenía todo. Como entrenador ya había tenido protagonismo como asistente técnico en la liga y con la selección Sub 20 que estuvo en el Mundial de Colombia. Solo le faltaba un título en la LPF, para que el fútbol le reconociera todo lo que le había dado a este deporte, pero como lo dije al principio, el fútbol no es de merecimientos sino de resultados. 

Por números, Mario Méndez era favorito con el Plaza en la final ante San Francisco. Pero aparte de las estadísticas, hubo mucha gente que le iba de corazón al chiricano, porque consideraban que se lo merecía. El entrenador interiorano ya había pagado sus pecados en las dos finales de los torneos del 2024, había aguantado muchas críticas de una afición que tal vez sea la mejor del país, y el sábado era hora de recibir una indulgencia del fútbol.

Pero de los merecimientos a los hechos hay mucho trecho en el fútbol. Mario Méndez tenía una asignatura pendiente después de perder las finales de los dos últimos torneos con el Tauro (2-0) y el CAI (2-1). El sábado frente al San Francisco, en su tercer intento, su equipo lo solucionó con goles. Era la única manera. No perdonó. No quiso llevarse otra sorpresa. Fue contundente, salió decisivo a ganar el partido, estuvo aplicado, fue agresivo, oportuno e inmisericorde. Marcó seis goles, hasta uno hermoso de chilena, como para que no quedaran dudas de los buenos números que lo avalaban en los dos últimos torneos. Unas 17.498 personas que asistieron al Rommel Fernández, fueron testigos del primer título de un entrenador chiricano en la LPF. Ya se había sufrido mucho.

Era el momento de celebrar.


martes, 27 de mayo de 2025

EL PRIMER REPATRIADO DE PANAMÁ

FÚTBOL PANAMEÑO 



Luis Carlos Sánchez





Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com



Ahora que se habla de la posibilidad de que el hijo del panameño-alemán, Kevin Kuranyi, pueda formar parte del seleccionado Sub 20, que estará en el Mundial de Chile 2025, me vino la memoria el nombre de Luis Carlos Sánchez, el primer repatriado que tuvo la selección absoluta de Panamá, al que tuve el privilegio de descubrirlo una tarde del viernes 28 de abril de 1995.

Sucedió en los tiempos en que el fútbol panameño estaba dividido con las ligas de LINFUNA, que reconocía la FIFA y que presidía José Manuel Torres, y ANAPROF, que avalaba el gobierno y lideraba Juan Carlos Delgado. En menos de un año de ese encuentro, Luis Carlos Sánchez llegó a formar parte del seleccionado que dirigió el colombiano César Maturana, llegando a jugar la eliminatoria para el mundial de Francia 1998. Esta es la historia.

Por esa época los periódicos junto a la radio tenían gran trascendencia nacional en el diario acontecer de la información. No habían celulares ni las facilidades que existen hoy para conseguir la noticia. Por ese tiempo, desde Colombia, se escuchaba y se leía sobre el "Panameño Sánchez" cuando hacían referencia a Luis Carlos Sánchez, pero entre los colegas panameños de la época que cubríamos fútbol, no teníamos una evidencia concreta de si el mencionado futbolista era de Panamá o se trata de algún sobrenombre. Una vez, en unas vacaciones en que fui a Colombia, visité una familia que tengo en Itagüí y aproveché para ir a Envigado, que está a la vuelta de la esquina.


Momento en que entrevisté por primera vez al panameño Sánchez.





Fui al estadio del Envigado donde entrenaba el "Panameño Sánchez", que por entonces era colero de la liga y lo dirigía Gabriel Jaime Barrabas Gómez, mundialista con Colombia. Esperé a que terminara el entrenamiento y luego lo abordé. Inmediatamente Luis Carlos me sacó de las dudas, me confirmó que en efecto era nacido en Panamá, de padre panameño y madre colombiana, oriundo de Chité, Herrera.

Como profesional, el panameño Sánchez era un defensa central que en 1988 había debutado a los 18 años en el Cúcuta Deportivo, y entre otros equipos, había jugado con la selección Norte de Santander, también tuvo un paso corto con el América de Cali, estuvo en el Trujillanos de Venezuela y finalmente en el Envigado.

Lo del "Panameño Sánchez", se lo pusieron en Villa del Rosario, Cúcuta, porque de niño le gustaba cantar el himno de Panamá.

Sánchez tuvo como compañeros en el Cúcuta a Faustino Asprilla y al palomo Albeiro Usuriaga, mientras que en el América a Fredy Rincón, tres jugadores emblemáticos del fútbol colombiano.

Su padre, Euclides Solís era panameño y su madre Mariela Sánchez, colombiana. Desde los cinco años su madre se lo llevó para Colombia y su familia panameña nunca supo más de él, por mucho que lo buscaron para dar con su paradero. Es como si la tierra se lo hubiera tragado.

Cuando hablé con el panameño Sánchez, lo único que recordaba era el nombre de su madrina Carola (Carola Ruiz de Cigarruista). Un mes después de regresar a Panamá para reintegrarme al Diario La Prensa, donde laboré por 25 años, publiqué el reportaje de Luis Carlos Sánchez, que salió el 10 de mayo de 1995. Al día siguiente, Carola me llamó por teléfono al diario llorando de felicidad, pues el niño que había desaparecido a los cinco años, volvió a reaparecer 21 años después, con 26 años de edad.

Ese día me llamó el jefe de prensa de LINFUNA, el colega Luis Giraldo, para averiguar más sobre el jugador. Consiguieron comunicarse con él y en un mes el entrenador Saúl Suárez lo convocó para un amistoso con el Unión Magdalena de Colombia, que dirigía, Jorge Luis Pinto, en una fogueo que se disputó un domingo por la tarde en el Artes y Oficios. Mientras que a esa hora se disputaba el amistoso, en varias canchas del país se jugaba el campeonato de ANAPROF, que era más promocionado y el que los medios cubrían en masa.

Cuenta Giraldo, que al día siguiente del amistoso llevaron a Luis Carlos al registro civil para tramitarle lo de la cédula panameña y después se hicieron  las diligencias para el pasaporte.

Sánchez jugó en la eliminatoria para Francia 98. Parado, de izquierda a derecha, con el número 5.



El nuevo futbolista panameño se pudo reunir con toda su familia en Panamá en un acontecimiento memorable. Curiosamente, un familiar suyo había sido mi compañero de aulas en la Universidad de Panamá.

Después de jugar los primeros partidos con Panamá en la eliminatoria para Francia 1998, jugó con el Árabe Unido y luego regresó a Colombia. Hace unos años, el 7 de abril del 2014, falleció en Cúcuta a consecuencia de un problema pulmonar.

A la repatriación de Sánchez llegaron otros, como el de Tony Taylor, residente en Estados Unidos, para jugar con el equipo mayor en los tiempos del Bolillo Gómez, y también se dieron otros casos en el fútbol femenino. Hubo intentos con futbolistas de padres panameños, que jugaron en España, como el recordado Joyce Renato en los años 90, pero entre todos los casos que se hayan intentado hacer, el del panameño Sánchez fue particular, porque se dio en los tiempos en que no había la tecnología de hoy ni las redes sociales. Todo se tenía que consumar por teléfono fijo o había que ir a contactarlo personalmente.

Lo de Sánchez fue la mejor experiencia que tuve en mi carrera de periodista, pues además de haber ido personalmente a Envigado, para confirmar la noticia de primera mano, con esa "bomba" de información Luis Carlos se volvió a reunir con su familia 21 años después, y de paso llegó a jugar con el seleccionado nacional.

Una historia como de película. 



miércoles, 21 de mayo de 2025

EL MÍSTER ESTÁ CLARITO

TIRO A GOL



Thomas Christiansen



Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Pensar en que Panamá gane la Copa Oro 2025 del mes de junio, que hasta el momento le ha sido esquiva, con tres finales perdidas ante los dos colosos del área, hace pensar que en esta ocasión será más complicado.

En efecto, será más complicado, porque mientras Thomas Christiansen está pensando en la Copa Oro y la eliminatoria, los tres grandes del norte solo pensarán en el torneo de CONCACAF por ser sedes de la próxima Copa del Mundo 2026, lo que deja entrever que los tres presentarán a sus mejores cartas, a pesar de que el torneo de junio no pertenece al calendario de FIFA.

Por eso, tal vez, la Copa Oro no es una obligación ganarla, como lo afirmara el entrenador Thomas Christiansen, en un conversatorio virtual, tratando de quitarle presión a la selección y dejando entrever en que la prioridad es el mundial.

En ese sentido, ahora parece más complicado llegar a una cuarta final, aunque el entrenador Thomas Christiansen nos ha sorprendido algunas veces cuando nos ha regalado una alegría en medio de las dificultades, pues hay que recordar que después de fracasar en su primer intento donde no pudo pasar de la fase de grupos en una Copa Oro, en el segundo llegó hasta la gran final.

Aparte, que conociendo al entrenador europeo, su prioridad es el mundial, por eso fue que extendió su contrato con Panamá hasta el 2026 después de no clasificar al mundial de Catar 2022, sabiendo que ahora la oportunidad de poner en su curriculum una Copa del Mundo tiene más sentido, por las facilidades en el próximo mundial con el aumento de participantes y "las comodidades" en las etapas de clasificación.

Hace un par de años, cuando Panamá iba a enfrentar a Argentina en un amistoso, se hizo todo un drama cuando el míster prefirió que Jorge Dely viajara a Buenos Aires con un modesto equipo, mientras él se concentraba con el plantel principal para un partido oficial ante Costa Rica, que valía una clasificación a la semifinal de la Liga de Naciones, lo cual le dio resultados.

Hoy la prioridad es el mundial por más que Panamá tenga que enfrentar próximamente en la eliminatoria mundialista, en un solo partido, a Belice, Nicaragua, Montserrat y Guyana, que muchos lo ven como partidos de entrenamientos.

Recordemos, que los dos primeros clasifican a la tercera fase donde habrán 12 selecciones repartidos en tres grupos de cuatro equipos cada uno, los primeros clasifican al mundial y los dos mejores segundos irán a un repechaje.

Es obvio, que hoy es más real pensar en estar a una Copa del Mundo por las facilidades que se presentan, diferente a las anteriores eliminatorias. Por eso se escucha decir que Panamá está obligada a clasificar, por ser el tercero mejor en el ranking del área, y porque su realidad actual lo ubica como claro favorito entre sus rivales del Centroamérica.

Yo solo subrayo, que Italia, con toda su historia, liga, jugadores y sus cuatro Copas del Mundo, no ha asistido a los dos últimos mundiales. Tampoco es para confiarse. Me imagino que Christiansen ve una ocasión de lujo para estar en el el próximo mundial, y por tal motivo, no va a desaprovechar esta oportunidad priorizando en las eliminatorias, como igual deben pensarlo el resto de sus colegas. Sin los tres grandes de la CONCACAF en la eliminatoria, las oportunidades son iguales para todos.

Lo de la Copa Oro es diferente. Desde el 2005, esta copa se ha convertido en el torneo preferido para los futbolistas panameños. Allí todos rinden casi que por igual, como si lo hubieran jugado toda la vida, sean titulares o suplentes. Nunca dejo de afirmarlo: los nuestros se sienten como pez en el agua cada vez que encaran este torneo de CONCACAF.

miércoles, 30 de abril de 2025

'EL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO'

EL BALLET AZUL







Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


El equipo Millonarios de Colombia llegó a ser considerado por la crítica como uno de los mejores clubes del mundo, sino el mejor para los colombianos que vivieron esa época, con un plantel de ensueño, comparado quizás con el que tuvo el Barcelona de Lionel Messi, en los tiempos de Guardiola. Sucedió entre 1949 a 1953, cuando el fútbol colombiano estaba desafiliado de la FIFA.

Fue la época del Dorado, como se la bautizó, en que la liga colombiana era tildada de pirata, pero aún así, a Colombia llegó la crema y nata de los mejores futbolistas de Sudamérica y, en un número menor, algunos de Europa. Todos los que iban a jugar a Colombia asumían sus consecuencias, por encima de una cuantiosa paga que era  formidable. Algunas estrellas argentinas, el país que más contribuyó a la grandeza de la liga, llegaron a decir, que por lo que recibían en tres años en Argentina, en Colombia se lo pagaban en uno.

En el transcurso de esos cuatro años, Millonarios fue armando un equipo de ensueño, que se consolidó del todo en 1951 cuando se conformó una nómina inolvidable, que muy bien hoy la llamaríamos los galácticos. Un equipazo que para la historia quedó como el Ballet azul y cuya columna vertebral la conformaban los argentinos, Alfredo Di Stéfano, que ya tenía los pergaminos de un fenómeno, el maestro Adolfo Pedernera, el llamado "portero del siglo" Julio Adolfo Cozzi, Néstor Raúl Rossi, Reinaldo Mourín, Hugo Reyes, Antonio Báez; el uruguayo Raúl Hermenegildo Pini; Francisco de Jesús Cobo Zuluaga, para muchos el mejor central que haya tenido el fútbol colombiano; el peruano Ismael Soria Monteverde y el paraguayo Julio César Ramírez.

Millonarios con sus estrellas y su indumentaria azul. FOTO/internet



Sin pasar por alto a una suplencia de lujo, en la que se destacaron el portero colombiano Gabriel Ochoa Uribe, el argentino Pedro Cabillón, el peruano Alfredo Mosquera, el argentino Alfredo Castillo y el uruguayo Ramón Villaverde, entre otros. 

De Deportivo Municipal cambió de nombre a Millonarios, porque la gente y los medios lo comenzaron a llamar Los Millonarios, a raíz de las suculentas contrataciones de talla internacional que se hicieron en la etapa de amateur. Más adelante, para la época del Dorado, se escribieron las mejores páginas del equipo, que quedaron congeladas en los medios impresos de la época, solo para la imaginación, porque la parte fílmica brilla por su ausencia, como desgraciadamente se ha dado con el fútbol de ayer. 

Alfredo Di Stéfano y Néstor Raúl Rossi llegan a Colombia. FOTO/El mejor equipo del mundo.



El reconocido periodista bogotano Mauricio Silva Guzmán, ganador de varios premios importantes en Colombia y autor de varios libros, recoge todo ese momento mágico del fútbol del Dorado y de Millonarios en su libro: El mejor equipo del Mundo, del cual nos hacemos eco en este escrito.

COMIENZO DE LA LIGA

A pesar de los problemas internos entre la Dimayor y la Adefútbol, el 15 de agosto de 1948 arranca de manera oficial la primera liga legal del fútbol colombiano, que fue ganada por el Independiente Santa Fe de Bogotá. Mientras tanto, en Argentina, se estaba cocinando una intentona de huelga de futbolistas, donde los grandes activistas eran las estrellas del momento, Adolfo Pedernera, Néstor Rossi y Alfredo Di Stéfano, un hecho que más adelante, paradójicamente, contribuiría a la grandeza de esa liga que se jugó al margen de la ley y que, posteriormente, ayudaría al desarrollo del mismo futbolista colombiano.

Recibimiento en Bogotá para Di Stéfano y Rossi. FOTO/El mejor equipo del mundo.



A finales del 48, en Uruguay, también el capitán de los charrúas, que más adelante levantaría la copa en el famoso "Maracanazo" de 1950, Obdulio Varela, lideraba una huelga en la que denunciaba que los clubes trataban a sus jugadores como si fueran de su propiedad.

Así las cosas, el directivo del Millonarios, Alfonso Senior, viendo el problema de huelga en Argentina, ordenó en privado. "vamos por ellos", reseñó el libro El mejor equipo del mundo.


LA LIGA SE LLENA DE ESTRELLAS

El 26 de junio de 1949 llegaría a Bogotá Adolfo Pedernera, llamado el maestro, y que fue considerado por muchos como el mejor futbolista de los años 40. Más adelante, el 11 de agosto, lo harían Di Stéfano y Rossi, y como costumbre, miles de personas los recibían con todos los honores.

Di Stéfano es considerado por muchos que lo vieron jugar en Argentina, Colombia y España, como el mejor el mundo. La Saeta Rubia, como también se le llamaba, fue una versión adelantada de lo que después serían Diego Armando Maradona, Lionel Messi y otros.

Sensacional tripleta de ataque: Adolfo Pedernera (Izq.), Alfredo Di Stéfano (centro) y Antonio Báez. FOTO/Internet



El libro de Mauricio Silva recoge una frase de Maradona que lo resume todo: "En Sudamérica todavía pelean por quién fue mejor, si Pelé o Maradona. En Europa lo tienen claro desde hace años: Di Stéfano fue el más grande de todos los tiempos".

En efecto, en el libro se señala que Di Stéfano es el precursor de un gol "maradoniano", como el de Diego ante Inglaterra en el mundial de México 1986. Sucedió en Manizales, el 2 de octubre de 1949 (5-1), el último de Millonarios al Deportes Caldas. Se consiguió al minuto 74, "en que la prensa narró cómo desde su campo burló a dos delanteros caldenses, luego a dos medios, luego a dos defensas, y por último al famoso portero lituano, Vytautas Krisciunas. Ese día toda la gente en el estadio Palogrande lo aplaudió de pie. Un gol que repitió varias veces en los estadios de Colombia y, luego, en Europa".


Mediocampo que aportó para el primera estrella de 1949: Óscar Corzo (Izq.), Néstor Raúl Rossi (centro) e Ismael Soria. FOTO/El mejor equipo del mundo.



Toda esa magia que comenzó en Argentina, la Saeta rubia la mejoró con el Ballet azul de Millonarios. 

Di Stéfano embobó al público durante su paso por Colombia, a los medios y sobre todo a sus rivales por todo lo que hacía en la cancha. Una vez, incluso, marcó dos goles de chilena en un juego, algo de lo que no se tiene un registro en el fútbol colombiano. Sucedió el 2 de septiembre de 1951 y este libro lo recoge con el siguiente texto:

"Golearon 3-0 a Samarios con ¡mucha atención!, dos goles de chilena de Di Stéfano, uno a los cuarenta y siete minutos, tras pase largo de Reyes y el otro a los sesenta, luego de un tiro libre de Báez. No las fabricó, ambas las hizo de balones cruzados".  

En su etapa adulta, le preguntaron a Di Stéfano por el Ballet azul. Su respuesta fue simple y contundente: "No espero nunca hallar equipo alguno de juego tan perfecto como el de Millonarios".  

Con la llegada a Colombia de muchos foráneos, se originó una marcada ola de anti extranjeros.

 "Algunos columnistas comenzaron una campaña nacionalista protestando por la inclusión de tantos foráneos. La cosa fue tan lejos que se puso una demanda al Ministerio de Trabajo y un memorial ante la Oficina del Control de Cambios e Importaciones, pidiendo medidas para evitar la salida fabulosa de divisas por concepto de pago de jugadores y primas a los clubes argentinos, peruanos, costarricenses, etc.", reseñó el libro.

Entre las estrellas que llegaron a la liga colombiana estuvo el famoso "Rodillo negro", integrado por jugadores peruanos del Cali, rival de Millonarios en los primeros superclásicos, siendo ellos,  Valeriano López, Máximo Vides Mosquera y Guillermo Barbadillo.



Y agregó el libro: "El Ministro de Hacienda y Crédito Público, Hernán Jaramillo Ocampo, contestó con una frase sensacional: 'Salen más divisas del país por la importación de pelucas que con la traída de jugadores extranjeros'". 

En términos público y de imagen, la liga colombiana era ya un éxito desbordado.

FIFA CASTIGA A COLOMBIA

Se cuenta en el libro, que la asociación argentina, que había sido una de las más afectas por el éxodo de sus estrellas al fútbol colombiano, hizo una denuncia a la FIFA, por lo que la máxima rectora del fútbol envió una carta a la Dimayor, que era la entidad que velaba por los intereses de la liga cafetera.

El 25 de octubre de 1949, la FIFA hizo oficial la expulsión de Colombia de su organismo. Inmediatamente, el ente colombiano le contesta de manera desafiante, con una respuesta categórica, que de haberlo hecho hoy sería un sacrilegio, un insulto, una falta de respeto, una osadía que llevaría a críticas, polémicas y denuncias para la federación infractora. Pero más que nada, sería un problema de Estado. La réplica la recoge el libro y es del tenor siguiente:

"La Dimayor nunca ha estado afiliada a la mencionada entidad internacional. Por consiguiente, los equipos afiliados a la División Mayor del Fútbol Colombiano pueden continuar la contratación de jugadores nacionales o extranjeros".

Alfredo Castillo (Izq.) recibe indicaciones del maestro Adolfo Pedernera.
 FOTO/El mejor equipo del mundo.



Jules Rimet, presidente de FIFA, habló de la insubordinación de la Dimayor, llegando a decir que eso no se podía permitir y que aquellos jugadores que osaron desafiar a la FIFA debían ser sancionados de por vida. 

Para 1949 ya los clubes colombianos tenían grandes estrellas foráneas. Algunos equipos contrataban uruguayos, otros paraguayos, argentinos, brasileños, peruanos, costarricenses, y los enfrentamientos se publicitaban con los países de uno y otro equipo. Sin embargo, frente a la acogida que despertaba la liga, los estadios se llenaban para ver al Millonarios de Di Stéfano, Pedernera, Rossi, Cozzi y compañía.

El Deportivo Cali y Millonarios fueron protagonistas del primer superclásico que se recuerda del fútbol colombiano. Al equipo verde lo conformaba la aplanadora del "Rodillo Negro", integrada por jugadores de la selección peruana.

Los peruanos eran "Guillermo Barbadillo (histórico del Sport Boys), Máximo Lobatón (otro histórico del Municipal) y la gran figura, Valeriano López (uno de los mejores jugadores peruanos de todos los tiempos). A estos los complementaba el argentino Manuel El colorado Giúdice, volante que hizo parte de La máquina del River Plate y al que Rossi le había ganado la titular en el año de 1945", se refirió el libro.

Con el pasar de los años el nombre de Millonarios y de la liga colombiana alcanzó popularidad, y por más que la máxima rectora del fútbol trató de poner la casa en orden, no pudo con el "caso Colombia".

Millonarios no solo llenaba la caja registradora en la liga, sino que lo hacía afuera del país donde se cobraba 5 mil dólares por partido, según reveló el libro, que para la época era mucho dinero, el equipo siempre estaba participando en amistosos, homenajes o giras. La directiva exprimió hasta más no poder a su plantel. Los viajes se incrementaban y con el tiempo eso le pasó la factura al club, con algunos jugadores que estaban cansados de tantos viajes y por la falta de reposo, entre ellos Di Stéfano, que le tenía temor a montar en avión.

Libro de Mauricio Silva Guzmán.



En lo deportivo, el Ballet azul era una sinfonía de jugar al fútbol, y así quedó imprimido en los medios impresos. Algunos señalan que ese Millonarios fue una versión adelantada del fútbol total, porque jugadores como Di Stéfano, bajaba hasta la defensa, acompaña al medio campo por el centro o los costados, y jugaba como delantero por el wing derecho o izquierdo, o como centro delantero, igual que pasaba con Rossi y otros jugadores de Millonarios. Las goleadas no se hicieron esperar y según el libro, hubo un momento en que los jugadores acordaron no hacer más de cinco goles cuando estaban aplastando a su adversario, para no humillar al rival. Años después, Di Stéfano lo confirmaría, según se escribió en el libro: "Nuestra consigna era cinco y baile".

El primer título de Millonarios se dio el 4 de diciembre de 1949 al superar en la final al Cali, con Pedro Cabillón como el máximo goleador.

Algunos jugadores fueron parte de la publicidad de diferentes productos.
FOTO/El mejor equipo del mundo



La fuga de futbolistas argentinos a Colombia ocasionó, en parte, en que Argentina no participara del Mundial de Brasil de 1950, que aparte de una gresca que se había dado antes entre las dos selecciones, la asociación argentina puso como excusa los problemas internos entre la AFA y la confederación Brasileña, por los malos tratos a que habían sido objeto clubes de una y otra parte, cuando visitaban a Brasil o Argentina. 

Lo cierto era que por Colombia estaba repartida la pesada de Argentina, que por estar en una liga pirata fueron expulsados de la albiceleste. El libro mencionó a Rossi, Di Stéfano, Pedernera, Perucca, Pontoni, Oswaldo Pérez, Jorge Benegas, Mario Fernández. El Charro Moreno y Óscar Basso, estaban en Chile, y Mario Boyé Rinaldo Martínez, en Italia. Y para completar, Cozzi, decía adiós para emigrar a Colombia.


La liga le pagaba mucho dinero a los foráneos. FOTO/El mejor equipo del mundo.



Con el pasar de los meses, se trajeron árbitros europeos y Millonarios fichó a futbolistas de Inglaterra, con los que nacieron los celos en el grupo que dividió el camerino del plantel. Sus relaciones no fueron las mejores y, en parte, esa fue la causante de no haber ganado el campeonato del 50. La mezcla de británicos con argentinos no había sido la mejor elección.

El mundial de Brasil no contó con algunos jugadores uruguayos que estaban en Colombia, entre ellos, Raúl Pini, de Millonarios. Por allí algunos medios, llegaron a decir que la liga colombiana era como especie de un mundial, por la cantidad de extranjeros que reunía. Por eso mismo, la Dimayor propuso en más de una vez, que los clubes tuvieran por lo menos tres nacionales en la cancha.

En el mundial de 1950 hay una anécdota con 0bdulio Varela, cuando le preguntaron antes de su último encuentro con Brasil, que si le tenía temor a los delanteros brasileños. El capitán charrúa respondió: "¿Miedo yo? ¿Usted se olvida que yo he enfrentado a Pedernera que ha sido lo más grande del fútbol?".

En octubre de 1950, en una anécdota curiosa que sucedió en la Copa Colombia, Millonarios decidió no viajar a Manizales para su partido con el Deportes Caldas, en protesta por sentirse maltratado con el público y los medios de ese sector del país, cuando en un amistoso de unos meses antes en Bogotá, el técnico visitante decidió sacar a su equipo de la cancha mucho antes de la conclusión del partido, por problemas que se dieron en el juego. En represalia, el club bogotano prefirió no viajar, perder por inasistencia y pagar una multa de mil pesos colombianos.


NÓMINA DE ENSUEÑO

El equipo de ensueño apareció completo en 1951 con una nómina histórica que los viejos hinchas del Ballet azul se la grabaron para siempre: "Cozzi, Pini, Zuluaga, Rossi, Soria, Ramírez, Mourín, Reyes, Pedernera, Báez y Di Stéfano. Para muchos, "el mejor equipo del mundo".

Con esa nómina de titulares, suplentes y con Pedernera como jugador y entrenador, Millonarios ganó las ligas de 1951, 1952, 1953 y maravilló al mundo. Hay tantas historias épicas de Millonarios y de la época del Dorado, que son fascinantes. El público que asistió a verlos jugar son los únicos testigos de lo que fue ese club y sus jugadores, como el temperamental Rossi, que aparte de ser un crack, estuvo involucrado en muchos enfrentamientos, rencillas, donde el argentino fue demandado. Fueron tiempos en que algunos partidos terminaron con batallas campales en la cancha, muy típico de la época del Dorado, donde el fútbol se jugaba con mucha pasión. 

Extraordinaria defensa: Raúl Pini (Izq.), Julio Cozzi (centro) y Francisco "Cobo" Zuluaga. FOTO/El mejor equipo del mundo.


El 21 de octubre de 1951,  con cuatro partidos por anticipado para finalizar el torneo, Millonarios se corona por segunda vez al golear 5-1 al Santa Fe, en un clásico con el estadio a reventar y con la nómina estelar.

APARECIÓ EL REAL MADRID

Con esa nómina de estrellas, los amistosos y las giras aumentaron. En noviembre de 1951 el Real Madrid invitó al equipo bogotano para que estuviera en un torneo homenaje, para celebrar sus bodas de oro, pero camino a Madrid, en Sudamérica y en la misma España, Millonarios tuvo varios amistosos. Cuando llegó a enfrentar a los merengues, su nómina estaba, prácticamente, exhausta por tantos partidos y con algunos lesionados.

Equipo de  Millonarios que ganó 2-4 al Real Madrid en Chamartín, el 30 de marzo de 1952. FOTO/El mejor equipo del mundo.



El 30 de marzo de 1952, Millos derrotó al local Real Madrid 2-4, que era dirigido por Héctor Scarone, quien ya había estado al frente del club colombiano entre 1947 y 1948. En sesenta minutos el Ballet azul ganaba por 4-0. El diario "Marca" escribió: "De los colombianos, el mejor volvió a ser Di Stéfano. Es un auténtico fenómeno del fútbol".

Real Madrid visitó Colombia para jugar jugar un par de amistosos con Millonarios y en ambos cayó 2-1 y 1-0. Después viaja a Caracas para un torneo que era como especie de un mundialito en el que el  equipo español estuvo invitado. Se enfrentaron dos veces con sendos 1-1.

A pesar de las giras y de pocas horas de descanso, el 30 de noviembre de 1952 Millonarios salió campeón del fútbol colombiano, para su tercera estrella en su escudo. La suma de partidos para el equipo bogotano fue descomunal para la época. Según datos del libro de Mauricio Silva Guzmán, entre el 23 de enero al 28 de diciembre de ese año, Los Embajadores jugaron 69 partidos entre 28 de liga, 5 de copa, y 36 amistosos.

Jugadores de Millonarios junto a Santiago Bernabéu, el presidente del Real Madrid (sexto de izquierda a derecha). FOTO/Internet



Internacionalmente, estuvieron en 11 ciudades: Santiago de Chile, Viña del Mar, La Paz, Montevideo, Valencia (España), Las Palmas (España), Madrid, Sevilla (España), Quito, Guayaquil y Caracas. Algunas veces con pocos días entre uno y otro amistoso. Fue extenuante.

Sin vacaciones, el año de 1953 comenzó con más partidos de talla internacional, en el que enfrentaron en un torneo a River Plate, Rapid Viena, Deportivo Cali y Santa Fe. En el equipo de la banda estuvo el emblemático portero Amadeo Carrizo, uno de los grandes del fútbol argentino, a quien por la radio se le preguntó si se consideraba el mejor portero del mundo. El cancerbero del River respondió: "el mejor portero del mundo ataja aquí en Colombia y se llama Julio Cozzi".

Miguel Muñoz, capitán del Real Madrid (Izq.) y Adolfo Pedernera, capitán de Millonarios. FOTO/El mejor equipo del mundo.



El debacle del equipo azul vino de la mano del cansancio, algunos jugadores se fastidiaron de tantos viajes, del poco descanso, y dejaron al club, con lo cual se fue desmoronando el Ballet azul.

En marzo de 1953, luego de unos días de descanso, se cita al equipo en Buenos Aires, pero Di Stéfano nunca se presentó y de pronto se divulgó  que el Barcelona tenía casi que asegurado a la estrella argentina, llegando incluso a lucir su camiseta del club junto a su amigo Ladislao Kubala. Sin embargo, el Madrid que había estado siempre calentándole el oído al argentino, sorprendió y le dio la vuelta a la intentona de su archirrival,  quedándose finalmente con la Saeta Rubia, en medio de un mar de versiones. 

Después de la intervención de todas las partes se decidió algo salido de los cabellos. El 15 de septiembre de 1953 tuvo que hacerse una conciliación entre Santiago Bernabéu (presidente del Real Madrid), Enric Marti (presidente del Barcelona) y Armando Muñoz Calero (expresidente de la Federación Española de Fútbol y miembro de la FIFA). Acordaron que Di Stéfano jugaría en la temporada 1953-1954 en el Real Madrid, en la de 54-55, con el Barcelona, en la de 55-56 con el Real Madrid, y en la de 56-57 en el Barcelona. Los gastos que tuvieran que aportar Millonarios y River Plate los pagarían mitad y mitad  y para 1957, el jugador sería libre de negociar con el que quisiera.

Di Stéfano (Der.) junto a Kubala, luciendo la casaca del Barcelona. FOTO/El mejor equipo del mundo



Gran parte de los miembros de la junta directiva del Barcelona no estuvieron de acuerdo y renunciaron.

Días después, en su primer clásico con Barcelona, Real Madrid goleó 5-0 con dos tantos de Di Stéfano. Los blancos asumen el liderato. Real Madrid ganó la temporada 53-54 luego de veintiún años de no conseguirla y le quitó la oportunidad a los culé de alcanzar el tricampeonato. Di Stéfano fue el goleador con 29 goles, y Kubala, el delantero azulgrana, quedó con 24. Barcelona  desistió del acuerdo suscrito para tener a la estrella de Argentina y prefirió hacerse a un lado y no hablar más del tema. De allí en adelante la Saeta Rubia brilló como nunca lo había hecho, inmortalizando su nombre en los olivos.  

Con Real Madrid, Di Stéfano ganó cinco Champions seguidas, desde su llegada al club, siendo las primeras cinco de las 15 que tiene el club: 1955-56, 1956-57, 1957-58, 1958-59 y 1959-60. Además consiguió ocho ligas, 1 Copa España y 1 Copa Intercontinental, entre otros logros, durante sus 11 temporadas con el club español.

Mientras tanto, en Colombia, sin Di Stéfano en su nómina, Millonarios alcanzó el tetracampeonato en la liga colombiana el 4 de octubre de ese conflictivo 1953, en Santa Marta, al derrotar 2-0 al Unión.

Santiago Bernabéu (centro) observa el momento en que Di Stéfano (Izq.) pasó a convertirse en jugador del Real Madrid. FOTO/El mejor equipo del mundo.


En 1954, con una liga ya en crisis y con la merma de participantes, el maestro Pedernera le dijo adiós al club el primero de agosto, un mes después lo hizo Rossi, y también en diciembre Julio Cozzi. Millonarios terminó quinto en la liga y solo fue hasta 1959, con Gabriel Ochoa Uribe, en su rol de entrenador, que el equipo bogotano volvió a consagrarse campeón, su quinto de los 16 campeonatos de liga que tiene hasta hoy. 

Millonarios sin sus grandes estrellas dejó de alumbrar, pasando a convertirse, literalmente, en un equipo terrenal, aunque es uno de los clubes colombianos que más títulos de liga tiene en su vitrina. Más adelante Colombia normalizaría su estatus con la FIFA, que había comenzado a tratarse desde el 25 de octubre de 1951 con el pacto de Lima. 

El directivo Alfonso Senior recibe el trofeo de campeón de 1951.
FOTO/El Mejor equipo del mundo



De acuerdo a datos recopilados en el libro, entre 1949 y 1953, el equipo de ensueño que se conoció como el  Ballet Azul ganó cuatro ligas, una Copa Colombia, y una pequeña copa de clubes. En total disputó 278 partidos, entre oficiales y amistosos, de los cuales ganó 174,  empató 58 y perdió 46. Marcó 710 goles y recibió 346. Enfrentó a 57 equipos internacionales de América y Europa, de 18 países.

EL AYER Y EL HOY

Lo de Colombia es una interesante historia de las muchas que tiene registrado el fútbol de ayer.

Sobre ese tema hay una interesante anécdota en el libro, Fútbol de ayer y de hoy, de Jorge Barraza, en que una vez Menotti le preguntó a Pedernera, sobre la comparación del fútbol de ahora y el de antes. Y el maestro le respondió: "Mire, Menotti, lo cierto es que lo que veo ahora ya lo vi antes, y lo que veía antes no lo veo ahora".

En el mismo libro de Barraza, Jorge Valdano, afirma, que comparar el fútbol de ayer con el de hoy es difícil. "Imposible diría yo".

"Yo elijo el de antes,  pero es por nostalgia del jugador (y la nostalgia de los veinte años que no volverán)", señaló el exmadridista, para quien, el fútbol de ayer era "muy difícil porque había más impunidad".

Decía Valdano, que preguntarle a un español que vio ganar a su selección el Mundial de Sudáfrica y que gozó con el Barcelona de Lionel Messi, en los tiempos de Guardiola, que si fue mejor el fútbol de ayer o es mejor el ahora, seguramente, que de manera rotunda todos responderán que mejor es el de ahora.

Cada país tiene sus momentos, como el mismo fútbol los ha tenido. Pero el ayer de Millonarios deja grandes recuerdos junto a Di Stéfano, Pedernera y toda esa artillería de estrellas, que prefirieron estar en una liga que se sublevó ante la FIFA, por mejorar su calidad de vida en lo económico.

 Al final, el fútbol nos lleva por el camino de la nostalgia de nuestros tiempos, sobre todo para los que vivieron el fútbol de ayer, en el que no quedó una evidencia fílmica real como existe hoy, para habernos maravillado con la magia que se vivió en la época del Dorado del fútbol colombiano. Solo quedan las crónicas de los periódicos, las fotos, unos pocos videos desenfocados en blanco y negro, y el testimonio de los sobrevivientes que quedan de esa época.    

Dentro de esas crónicas está la literatura, como la de este libro titulado El Mejor equipo del mundo, del que se puede dar fe, por la calidad de su autor, que es una crack de la pluma y de la investigación. Esta obra me transportó al pasado de ese momento histórico y a la vez conflictivo, para después de haberme dejado admirado y maravillado, preguntarme: ¿todo eso sucedió?  


(Mauricio Silva Guzmán,  periodista de profesión e investigador, ha ganado tres veces el premio nacional de Periodismo Simón Bolívar, también ha recibido dos veces el premio excelencia periodística, así como el premio nacional de Periodismo Acord. Reportero del diario "El Tiempo" y editor de las revistas "Cambio" y "Semana". Autor de libros como: "¿Quién mató al Joe?", "El 5-0", "La leyenda de los escarabajos", "Egan, el campeón predestinado", y la trilogía "Enséñame a ser héroe", considerada la obra escrita más completa del deporte colombiano, entre otras publicaciones. Además ha investigado, presentado y conducido programas y documentales para la televisión colombiana.)


miércoles, 9 de abril de 2025

EL CLÁSICO QUE MANDA

TIRO A GOL 







Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com


Hace 37 años, se estableció que en Panamá el clásico del fútbol panameño era el duelo entre Tauro y Plaza Amador, pese a que hoy hay gente que lo cuestiona. Con los años se ha mantenido vigente, y todavía a los dos equipos se los recuerda por haber disputado el primer partido en febrero de 1988, en la naciente liga de la Asociación Nacional Pro-Fútbol (ANAPROF), que 21 años más tarde cambiaría de nombre al de Liga Panameña de Fútbol (LPF).

Por el hecho de que hace casi 40 años todos los involucrados en el fútbol lo hayan bautizado como el clásico de Panamá, cuando el fútbol nacional era en blanco y negro, los mejores recuerdos pertenecen a ese pasado, por mucho que el presente sea a colores y en alta definición. 

Pero por más que hoy haya una larga fila de legionarios, publicidad, redes sociales, programas radiales y televisivos, una asociación de futbolistas, la transmisión de todos los partidos, una buena cuantía en el pago por los derechos de la liga, y que las distintas selecciones hayan clasificado a varios mundiales de fútbol: el pasado de ese clásico se mantiene inmerso en el presente.

El pasado y el presente de la liga le pertenece a este clásico, que el sábado 12 de abril tendrá otro duelo en el torneo Apertura 2025 de la LPF. Para mi, este partido es lo más cercano al significado de lo que es una liga, guardando las proporciones, como sucede en los países futbolizados, donde primero se es hincha de un club y después de la selección.

Históricamente, la liga nuestra no ha recibido el mismo respaldo que los hinchas le profesan a la selección mayor, acá la tienen abandonada, lo que no sucede en los países futbolizados, pero a pesar de la falta de cariño, en 37 años la liga continúa sacando futbolistas al exterior, para que después muchos de ellos se den a conocer en la selección.

Por eso, frente a todas las dificultades que padece la liga, que la hace ver menos vistosa que la de los países vecinos, el clásico representa toda la grandeza de la LPF .

Carlos Collazo (Der.), primer entrenador campeón en ANAPROF.




Cuando hoy se hace mención del choque Plaza Amador-Tauro, se vienen a la memoria muchos recuerdos de esa historia, se habla de pasión, de rivalidad, de ir al estadio. E Independiente de las limitaciones que tenga nuestra LPF, este clásico es la mayor realidad de lo que representa una liga en el contexto futbolero, en donde como pasa en todos los países, siempre habrá un partido especial frente al resto de los que se disputen en un campeonato.

Hay muchas historias en los partidos Plaza Amador y Tauro, cuando al principio los juegos no se transmitían por la televisión, pero se seguían con mucha pasión por la radio y se leía con mucho entusiasmo al día siguiente por los diarios. Sin la tecnología ni el apoyo que existe hoy, antes, el clásico se vivía con emoción y un fervor especial, en medio de la pobreza con la que se cobijaba nuestro fútbol. Hoy, la nueva generación lo vive con sus propias realidades, en un entorno más acogedor que el del pasado.

En sus comienzos, Plaza Amador fue llamado "el equipo del pueblo". Sus principales jugadores tenían pinta de rudos y siempre amedrantaban al rival antes de enfrentarlo. En un tiempo un grupo de esos jugadores se hacían llamar "Los guardianes del infierno". Cuando salían del camerino para enfrentar a su archirrival, hacían grujir los tacos de sus botines, que antes eran de metal, arrastrándolos contra el cemento. Para jugar allí había que tener temperamento. Muy diferente a como se vive hoy.

Giancarlo Gronchi (Izq.), entonces presidente del Tauro.



Por el contrario, Tauro era considerado un equipo de los "rabiblancos", "los yeyes" como les decían. Pero a diferencia de los placinos, en el Tauro jugaban los que tenían clase con el balón. Había que ser bueno para pertenecer a los toros de Pedregal. 

Cuenta la historia, que el primer entrenador del Plaza Amador en la ANAPROF fue el colombiano Carlos Collazo, que los sacó campeón en el primer torneo de 1988, y repitió cuatro años después.

Contaba Osvaldo Blackman, cuando junto al desaparecido Andrés Villa estaban al frente de los llamados Leones, que un día Collazo, por entonces un desconocido en el área, estaba preguntando por los que mandaban en el Plaza para colaborarles con el equipo, hasta dar con él.

Como por entonces Plaza Amador no tenía un entrenador fijo, se contrató al colombiano, que vivía por San Felipe donde tenía una novia panameña, comentó Blackman, que por entonces era subteniente de la Guardia Nacional.

Con el pasar de los días, Collazo se convirtió en un placino más y los jugadores le copiaron bien. Plaza venía de ganar el torneo JVC.

Por cosas del destino, que parecen graciosas, y sin ningún tinte de rivalidad, como se dio más adelante, fue gracias al entonces presidente del Tauro, el italiano Giancarlo Gronchi, que Plaza Amador pudo jugar el primer torneo de ANAPROF.

Cuenta Blackman, que Gronchi estaba empecinado en que Plaza Amador jugara junto a cuatro equipos más en el primer torneo. Como los placinos no tenían para pagar la inscripción,  el presidente del Tauro muy gentilmente les costeó la inscripción de 5 mil dólares. 

Plaza Amador ganó el torneo e irónicamente, la firma Bayer, que era el patrocinador oficial del torneo, no pudo pagar el premio y le tocó al mismo Gronchi sacar de su bolsillo 8 mil dólares, para pagarle el premio al campeón. 

Hoy la historia es otra. En la nueva era, la actual generación del Plaza Amador y Tauro buscarán ganar su duelo, para hacerle honor a esa historia y a ese pasado, del que siempre hay que hacer mención cuando se den estos duelos, pues desde hace 37 años se viene hablando de esa rivalidad desde su primer partido, el 26 de febrero de 1988.

Los protagonistas de ese primer partido fueron por el Tauro: Carlos Bustamente, Carlos Acosta, Alfredo Poyatos, Luis Abrego, Van Dike Walter, Roberto Corbin, Noel Gutiérrez, Fernando Díaz, Carlos Maldonado, Roberto Almeida Da Silva, Percival Pigott, Patricio Guevara, Leonicio de La Flor, Roberto Hansell, Omar Campaña, y el entrenador uruguayo, Miguel Mansilla.

Por su parte, los del Plaza Amador fueron: Diógenes Cáceres, Carlos Cabal, Jorge Méndez, Julio Villaverde, Luis Aponte, Jesús "Chu" González, Javier Castro, Jairo Arias, Justavino Cisneros, Virgilio Reid, Ricardo Buitrago, Víctor Villaverde, Irving Jaén, Carlos Mitre, Augusto Blanquisel, Óscar Valdez, y el entrenador colombiano, Carlos Collazo.

domingo, 6 de abril de 2025

MI BARRIO FÁTIMA

UN TRIBUTO 








Campo Elías Estrada
cestradacampo@gmail.com



Palmira, conocida como la capital agrícola de Colombia, está situada al sur del Departamento del Valle del Cauca. Tiene una superficie de 1.123 kilómetros cuadrados. Fue fundada hace 345 años. Cuenta con 130 barrios en la zona urbana y una población de 359.549 personas, hasta el año del 2024, de acuerdo a un estimado del Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia.

Entre las diferentes barriadas de Palmira hay una muy especial que está localizada saliendo por la carretera que conduce a Pradera, se trata del barrio Fátima, que hoy es un lugar acogedor, pacífico, con mucha historia y que tiene una población amable, que hace de este lugar un sector tranquilo para vivir.

Primera entrada que tuvo el batallón Codazzi, por la calle 30, entre carreras 10 y 11.



Ya son pocos los que aún viven, de los primeros que se asentaron en esta tierra. Algunos de los que todavía se mantienen de pie, rememoran sus comienzos con sus nietos. Recuerdan que se trató de un área desolada cuando la habitaron por primera vez, con puros huertos, sin calles, sin nada, mientras que a un extremo de lo que hoy es la barrida, estaba vigilante el Batallón de Ingenieros No 3 Agustín Codazzi.

Las primeras 20 casas se construyeron a manera de "la minga", con guadua, esterilla, tejas de zinc, pozos sépticos. Inicialmente, el agua potable era tomada de una pila comunitaria en el batallón Codazzi, por la calle 30 con carrera 10, esquina.

Según las memorias de Fátima, que fueron confeccionadas por el ex presidente del barrio, fallecido hace un par de años, el ingeniero Orlando Enrique Ponce, la primera intención de hacer un plan de vivienda en este sector, tuvo sus dificultades.

El recordado, Orlando Enrique Ponce.



Se dice en el memorial, que a mediados de 1952, un grupo de personas que ya tenían su lotes en ese sector, decidieron reunirse para ejecutar un plan de vivienda. Sin embargo, una de sus principales dificultades la tuvieron con el comandante del batallón, que se oponía a esa intención de los primeros pobladores.

De acuerdo a las memorias, que hoy está en manos del actual presidente del barrio Fátima, Germán Ospina, y que muy gentilmente le facilitó unas copias al autor de este reportaje, Campo Elías Estrada Agreda. Se dice, que en un comienzo, un grupo de 120 personas se reunieron creando sus propios estatutos en calidad de socios, se hicieron todas las diligencias para conseguir una personería jurídica y ésta quedó registrada oficialmente un 2 de octubre de 1952. Posteriormente se nombró una junta directiva.

Ricardo Sandoval, primer vice presidente del barrio.



La señora María Blanca Concha fue la primera presidenta, el señor Jaime Restrepo, el primer fiscal, y el señor Ricardo Sandoval Mondragón, el primer vicepresidente. Los tres lideraron esta gestión con mucho pundonor despertando mucha confianza en el resto de los primeros habitantes, abriéndose paso así, para hacer realidad el sueño de construir un barrio en ese sector. Lo primero que se propuso fue una entrevista con el entonces presidente de la República de Colombia, el general Gustavo Rojas Pinilla.

Cuenta la historia, que el general Rojas Pinilla vino a Palmira y se reunió con las partes: el alcalde municipal de Palmira, Álvaro Domínguez; el teniente coronel, Jorge Quintero y Quintero, comandante del Batallón Codazzi, y la señora Concha junto a otros miembros de la junta directiva. El primer mandatario accedió a la petición de los primeros pobladores del barrio y dio el aval para que se hiciera el plan de vivienda.

De esa reunión comenzó a gestarse la historia de este barrio, que tuvo su nombre a petición de la señora María Blanca Concha, que era una devota de la virgen de Fátima, una petición que fue respaldada por unanimidad por el resto de los pobladores.

Pedro Rueda y Marcos Lozada, primeros pobladores del barrio.



Entre los primeros habitantes que registra las memorias del barrio, que ayudaron para que Fátima comenzara a instalarse y a desarrollarse como un barrio, están entre otros, Pedro Agustín Rueda, Edelmira Beltrán, Antonio Hernández, Ricardo Sandoval, Clímaco Rodríguez, Marcos Lozada, Octavio Quintero, José Bedoya, Rogelio Ferro, Jorge Salamanca, Fabio Hurtado, Josefina Correa, Francisco Roa, Reinaldo Escobar, Vicente Hurtado, Enrique Crespo, Jorge Zarama, Arturo González, Libardo Jiménez, Jaime Escobar, Raúl Rojas y Lucía Goyes.

Cuenta la familia del señor Ricardo Sandoval, uno de los precursores del barrio, que en unos de sus apuntes sobre los inicios de barrio, que hoy guarda su esposa Ana Beatríz, de 96 años, se señala que: "el primer dueño de este lote fue el señor Ermenegildo Barona".

Ana Beatriz, viuda de Saldoval, hoy con 96 años.



De acuerdo al señor Sandoval, fallecido hace 11 años, "el señor Ermenegildo le vendió el lote al señor Clímaco Bueno y a la señora Efigenia Navia de Bueno, el primero de marzo de 1911, con escritura pública número 45 de la notaría primera.
 
Luego el señor Clímaco y la señora Efigenia le venden a la señora María Blanca Concha, con escritura pública número 761 de la notaría primera, y con fecha del 9 de mayo de 1953, un lote de 60 mil metros cuadrados, situado al frente del cuartel del batallón Codazzi. El valor del lote era de 60 mil pesos, pagados así: 30 mil pesos de contado, y los otros 30 mil pesos con hipoteca y con plazos.

Luego la señora Blanca Concha comienza a lotear y allí es donde se funda la cooperativa que se llamó: "Centro de Unión Pro vivienda de Palmira", en la que la señora Concha era la representante legal y propietaria.

Contaba el señor Sandoval en sus apuntes, que esa cooperativa funcionó hasta julio del año de 1960. A esa fecha había 27 miembros o accionistas. En caja había a esa fecha, unos 16 mil 929 pesos, que se repartieron entre sus 27 socios o propietarios de los lotes y a cada uno les tocó la suma de 627 pesos.

El resto ya es historia. Fátima comienza a poblarse. El señor Clímaco dona un terreno de 1.600 metros cuadrados, para la construcción de una gruta para la Iglesia de Fátima, pero monseñor Jesús Antonio Castro Becerra, considerando que había poca gente para un terreno tan grande, propuso venderlo para amortiguar deudas. Ese terreno es hoy la manzana comprendida entre las calles 29 y 30 con carreras 7 y 8.

Julio Estrada, hoy con 104 años, y Baltazar Benavides, que el próximo 11 de abril cumple 96 años. Primeros pobladores del barrio Fátima.



Por su parte, el primer evangelizador que llegó al barrio fue el misionero español, presbítero Basilio.

El político Raúl Orejuela Bueno, por su parte, ayudó para el pavimento. Se logra también la electrificación, el mejoramiento en las redes del alcantarillado, entre otros avances, con las diferentes juntas directivas que han dirigido exitosamente al barrio.

El 22 de septiembre de 1964, se gestiona la personería jurídica ante la Gobernación del Valle del Cauca, mediante resolución número 2998. Y se nombra al señor Fabio Hurtado como el primer presidente comunal del barrio Fátima.

La recordada Familia Bedoya.



También se construyó la caseta comunal del barrio. Fueron años en que los nuevos habitantes mejoraron su calidad de vida, y con el pasar de los calendarios fueron naciendo las nuevas generaciones de la barriada.

En lo deportivo, todavía se recuerda con nostalgia, a los equipos de fútbol Marbella y Atlántida, que participaron en competencias intermunicipales de Palmira. En la entrada de Fátima, una cancha de fútbol era el marco de presentación para los visitantes, donde los fines de semanas el fútbol era la principal distracción para todos los habitantes del barrio.

El recordado equipo, Marbella.



Marbella fue un equipo importante, recuerda Jairo Sepulveda, que por esos tiempos llegó a perder una final contra la Colmena, considerado uno de los mejores equipos de Palmira, y en otra ocasión ganaron un torneo derrotando a Los Libertadores. En cada partido del equipo amarillo del barrio, la cancha se llenaba de público para alentar a los de casa.

Algunos nombres de Marbella fueron: los porteros Julio César Gallego y Jairo de Jesús Sepúlveda, conocido como "tocino". "El loco" Carlos Rivera, Rafael Vélez, Héctor "el ñato" Martínez, Julio Pucheca, Carlos Gallego, Óscar Zarama, "el flaco" Román, Milton, Rodrigo Angarita, Pacho Salinas, "Pelusa" Zúñiga, Nolberto, José "muelas", Fredy Orejuela, el negro Cupertino. El entrenador era Tocayo y su asistente Lucho Zarama. Y el patrocinador, el señor Mario, propietario de una tienda que llevaba el mismo nombre del equipo, situada en una esquina, entre la calle 29 con carrera 10.

El recordado equipo del Atlántida, que por entonces le decían los tonis.



Por su parte, los nombres de los miembros de Atlántida fueron: Julio César Díaz, Julián Chavarría; Eider "el flaco" Román; José Amed Torres, Armando Jiménez, "chorizo"; Armando Rivera, "Banano"; Albeiro Flórez, "Pate Palo"; Gustavo Gómez, Danci Silva; Edgar Arenas; Ricardo Camelo, "el bogotano"; Darío Soto, "Cuchambo", Campo Elías Estrada, "el tigre Benitez"; Carlos Acosta, "El indio"; Eyder Acosta, "Tirolindo"; Anuar Silva, y Ricardo Sandoval, fallecido joven, por ese mismo tiempo, a consecuencia de  una penosa enfermedad.

Poco a poco, el Barrio Fátima cambia de imagen y se va transformando a las nuevas disposiciones de la sociedad de Palmira. Comienzan las construcciones de casas con terrazas y varios pisos, ya el  panorama es diferente, el barrio se va abriendo a la modernización.

Frente a la nueva fachada que va tomando Fátima, también se recuerda como parte del barrio a dos personajes emblemáticos como "Pomponio", cuyo nombre original era Julio Vélez, y a "Lalo", con el nombre de pila de Reinaldo González.

La gallada mayor del barrio.



Los primeros jóvenes del barrio, hoy mayores de 50, 60 o 70 años, vivieron felices en este sector de Palmira, siempre activos para el deporte o los bailes, con los llamados  agüelulos de los domingos, sea en la casa de don Alberto, donde los Potes, donde las costeñas, o algunas veces donde los Gallego o donde los Quintero.

En fin, fue una época difícil de olvidar para muchos de estos primeros jóvenes que se hicieron profesionales en Colombia o en el exterior, hoy padres de familia, abuelos y jubilados, que ya para este año del 2025 se mueven menos que en sus tiempos mozos. Sus cuerpos lucen hoy maltratados por el rigor de los años, pero siguen vigentes como los viejos moradores del barrio.

En los tiempos de la presidencia de Orlando Enrique Ponce, se comienza a gestar la construcción de lo que hoy es la nueva Iglesia de Fátima.

Hasta la confección de estas memorias, en el 2004, se escribió en la página número 17 del documento, que "habían unos 1.864 habitantes, en un total de 359 viviendas, y 366 predios pertenecientes al estrato económico tres".

La familia Sepúlveda,



Con el pasar de los años, algunos de los más adultos se nos han adelantado, otros vecinos han emigrado a probar suerte en otros países, pero sin olvidarse del barrio que los vio nacer. Los alrededores de Fátima se han extendido con otros barrios y eso le ha dado más categoría al sector.

Fátima cuenta con una extensión geográfica de aproximadamente 128.875 metros cuadrados, incluyendo la afectación vial y zonas verdes.

Hoy, todavía quedan algunos adultos que comenzaron a hacer sus familias en los comienzos del barrio y que rememoraron esos primeros años.  

Por nombrar solo a unos pocos: el señor Julio Onías Estrada Noguera, de 104 años; la señora Ana Beatriz Mondragón, de 96 años; el señor Baltazar Benavides, de 95 años; la señora Emérita Valencia de Rodríguez, de 92 años; la señora Refa Valdés de Torres, de 91 años; el señor Miguel Isidro Bohórquez, de 89 años; la señora María Hersilia Agreda de Estrada, de 89 años; doña Cecilia Hinestroza Gallego, de 85 años; doña Aura Emma Trochez, de 84 años; y Ramón Elías Bedoya, de 74 años.

Hace un año la plana mayor del barrio se reunió en la casa de la familia Lozada.



El barrio Fátima continúa de pie. Con mucha historia en su comienzo y con una hermosa realidad en el presente. Una gran combinación que llenó de orgullo a los que ya no están, a los que viven sus últimos días, a los que son los pobladores de hoy, y a los que lo serán mañana y siempre.